Capítulo 35

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Crista

– Hay mi niña– escucho a lo lejos.– Perdoname por no decirle la verdad a tus hermanos y a ti– llora mamá.

Abro los ojos y miro asi la derecha y esta mi mamá sentada con la cabeza entre sus manos llorando.

– Mamá no llores y dime ya la verdad– le digo y mi voz sale ronca. Al escucharme alza la cabeza de inmediato y me abraza.

– Te lo prometo que voy a decirle la verdad, pero todavía no es tiempo para que sepan la verdad– me dice sobandome la mejilla con calma.

– Esta bien, voy a esperar el tiempo que tu quieras, pero que no sea demasiado tarde– le digo y en ese momento entra Alex y Melissa.

– ¡Crista!– grita Melissa, preocupada.– ¿Estas bien?– me pregunta.

– Si, estoy bien, solo fue un golpe– le contesto para calmarla.

– Te duele aquí– me toca Alex, donde me dieron el golpe.

– ¡Ah, idiota. Claro que me duele!–le grito y me sobo la parte donde me toco.

– Voy a buscar al doctora– me dice mamá.

– Yo voy contigo– dice Melissa y se va con mamá.

– Ahora que mamá no esta, dime ¿que fue lo que paso?– me pregunta Alex y se sienta donde estaba mamá.

– No, lo que yo quiero saber, es ¿donde tu estaba en el momento que paso todo?– le invado la pregunta que me dijo y le digo otra.

– Yo...– se pone nervioso y mira hacia el piso.

– ¿Tu que?– le digo y me acomodo en la camilla.

– Yo estaba con una chica– me dice y sube la cabeza y me mira.

En ese momento se abre la puerta y entra la doctora con mamá y Melissa.

– Terminamos de hablar después– le digo bajito.

– Buenas tardes Crista, soy la doctora Zander– me dice y se para a mi lado izquierdo. – ¿Quiero saber si te duela la aparte de la nuca y la cabeza?– me pregunta la doctora.

– Si y mucho– le contesto.

– El golpe que tuviste fue fuerte. No puedes hacer mucho esfuerzo para que no te de dolor y te voy a dar unos medicamentos para el dolor– me dice y se acerca más a mi. – siéntate, por favor– me dice.

Me siento suavemente.

– Intenta de mover el cuello.

Suspiro y muevo el cuello un poco.

– Augh– me quejo.– me duele mucho– le digo y me sobo donde me duele.

– Te tendremos que poner una cuellera entonces.

– ¿Hasta cuándo tendré que usar esa cosa?

– Por una semana. Y para que no tengas que venir aquí, te lo quitas y mueve el cuello y si te duele mucho pues vienes.

– ¿Y no hay ningún peligro o algo?– le pregunta mamá a la doctora.

– No. Vengo ahora, voy a buscar la cuellera– dice y se va.

Me acuesto suave para no lastimarme.

No se qué pasaría si al policía no hubiera llegado. Si me llevaban estaría en un cuarto sucia, sin ventanas y de color negro. Estaría amarrada, tal vez me violaban y me golpeaban y muchas cosas mas que ni quiero imaginármelas.


DESTINOS CRUZADOS O A MUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora