Su cabeza era un sin fin de pensamientos. Pensamientos que acomplejaba un hedor al martirio, el trío de oro reunido, nuevamente. Hacía mucho tiempo no veía reír a los chicos de esa forma, o eso pensaba Molly Weasley mientras servía el postre. Cada uno mostrándose alegres e impertinentes con sus comentarios.
Sentía nuevamente aquel ambiente familiar ante la pérdida de uno de sus hijos; Fred. Y quiso hablar también por George, el muchacho, raras veces visitaba a su familia.
En realidad, Voldemort le arrebató a dos de sus hijos. George Weasley no era el mismo, no se mostraba como tal. Y le dolía el admitir tanto como el aceptarlo.
El aceptar que ahora ya no poseía a sus amados gemelos. Todo era cuestión de tiempo para confirmarlo.
Los ojos de George no poseían aquel entusiasta brillo; que solo brindaba calidad y diversión. Ahora llevaba las penurias sobre él, el martirio y sobre todo la ausencia.
Al parecer, el caos resultó ser tan destructivo como lo pensó. La época oscura solo eso significó: caos.
Sin embargo, no ocultó aquella tan aclamada emoción— ¡Felicidades, mis niños!
Su voz, alegría para muchos. Sin embargo, muy en el fondo le provocaba cierta angustia ver a esas dos personas, que tanto amaba como madre, comprometidos. De inmediato recordó como su esposo, Arthur, se emocionaba tras saber que aquella boda se celebraría en una iglesia muggle.
Traidores de sangre. Recordó al unigénito de los Malfoy, el muchacho estaba desaparecido: tan solo tenía la edad de su hijo Ronald y Harry. Sintió la angustia de su madre, Narcissa, sintió, sobre todo pena.
Estaba enterada de todo, claro que pronto aquello no tardó en ser un tema público tras la ovación que ocasiona el profeta.
Draco por otra parte, despertó. No tuvo consciencia de cuánto tiempo había dormido, sin embargo, aún recordaba los sucesos anteriores. Quiso vomitar, enjuagar su boca; si era posible con el mismísimo jabón.
Se mantuvo neutro, absorto por aquella aturdidora oscuridad. Y nuevamente se levantó para ser consumido por un agudo dolor en su retaguardia.
Era cierto. Nuevamente fue abusado sexualmente y nuevamente se sentía la persona más sucia del planeta.
Lejanamente se preguntó si las personas que sufrían un trauma referente a la violación: se sentía de esa misma forma. Y comprendió que sí, que el someter de esa forma a una persona era la peor humillación. El hacerlas sentir débiles, inseguras de sí mismas.
El quitarle aquel brillo innato cohibidos en sus orbes.
Draco estaba jodido, lo sabía y no temía en aceptarlo. No tuvo mucho tiempo para reunir los valores restantes y levantarse de la cama hacia el baño, donde cepilló sus dientes y lastimó su encía por la brusquedad que utilizó.
Rasgó su piel en un intento de borrar aquellas asquerosas caricias repartidas en todo su persona. No podía, pese al agua, pese a la ducha. Seguía sintiéndose de la misma forma, alguien para nada voluble y sobre todo asqueroso.
Alguien ya exhausto de toda la vida. Alguien que solo buscaba su libertad.
Gruñó en voz baja, había terminado de cambiarse con aquella horrible prenda que George le había proporcionado, se acercó a la ventana y observó; supuso que eran las 11:00 pm, pues eso parecía indicar. Frunció el ceño ligeramente, había oído algunos sonidos fuera de aquella habitación eran voces. Mejor aún.
Eran las voces del trío de oro.
[♣]
Mentir y decir que no estaba exhausto sería un completo delito en contra de su voluntad. La cena le resultó algo, comprometedoramente, aburrida. Entre las charlas de Arthur y Molly respecto a su boda y la de Hermione y Ron. Ambos luciendo felices, sin embargo él no podía estar de esa forma.
Sentía más bien aquello como una obligación. Como si de esa forma les pegaría a los Weasley por todo lo que habían hecho por él y se sintió el mayor idiota. Unas terribles náuseas inundaron su sistema, y quiso correr al baño más cercano.
Dispuesto a hacerlo, se levantó. Pidió una disculpa por tal falta de respeto y le preguntó a George dónde quedaba dicho baño.
George no dudó en darle indicaciones hacia la planta alta, sin recordar que, Draco Malfoy estaba en su habitación principal. Bajo un hechizo silenciador.
Harry prácticamente corrió hacia aquella dirección otorgada, las escaleras parecían ser infinitas, puesto a que era una muy enorme casa. Admiró el pasillo de la segunda planta, era algo amplio y con diversas puertas. Muy en el fondo se encontraba una habitación con decorados elegantes; rojo y dorado podría resaltarse en aquel lugar. Quiso, por un momento poder ver dentro. Caminó a ella, a esa puerta como si involuntariamente le llamara y trató de abrirla. Sin embargo, el picaporte se opuso.
—Magia.
Pensó Harry y así era, aquella habitación estaba hechizada para que nadie ingresara. Claro que también se llegó a imaginar que George era un empedernido a la privacidad y por ende lo había hecho, no obstante pronto diferenció las voces de sus mejores amigos acercarse.
— Harry, ¿Qué haces aquí? — Ron, por alguna razón, lucía tenso— Este no es el baño.
El azabache de inmediato reaccionó, desde luego que no era el baño. Era invadir propiedad privada sin autorización.
— Estuve perdido.
Mintió. Aunque más bien, lo había hecho de la mejor manera; no reconocía los lugares y por ende, se hubiera perdido.
Hermione se encontraba analizando aquellas puertas y sonrío— ¿Es la habitación de George, no?
Ron carraspeó la garganta y asintió.
— ¿Por qué parece mantenida por algún tipo de hechizo?
La chica no dudó en acercar su mano hacia la puerta, y era así. Pudo sentir la magia brotar de esta como si protegiera hasta los trucos más racionales del quidditch.
— George ha estado preocupado recientemente por unos papeles de sortilegios, ya saben — Dijo Ron, luciendo ahora más calmado— y él los protege aquí.
— Comprendo.
Sin embargo, Hermione no aparentaba estar convencida. George Weasley ocultaba algo en aquella habitación, pese a que dedujo que aquello era un hechizo silenciador.
Técnicamente, Draco estaba del otro lado de la puerta. Apoyando sus manos en aquella puerta. Llamando en súplicas sollozante a Harry Potter, quién simplemente no lo escuchó y no lo haría. No por aquel hechizo.
Estaba condenado, eso era seguro. Las lágrimas, minuciosamente descendían de sus mejillas hasta su barbilla. Quizás, solo quizás si Granger y Weasley no hubieran llegado, él en esos momentos se sentiría libre.Pero no, él no era libre.
{Me encantaría que Voten y comentaran. 💚}
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Subastado. |Harco.
RandomHarry Potter. ¡Vendido! Draco Malfoy supo que su vida acabó al distinguir aquellas palabras, pero no supo que sería rescatado de aquel horrible martirio y mucho menos por el niño que vivió y venció. Ese mismo niño que rechazó su oferta de amistad. ...