Capítulo trece.

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Draco mantuvo firme su mirada, su orgullo seguía ahí, a pesar de tener a George apuntándole con una varita hasta cierta distancia.

— Eres tan insufrible, Malfoy. Intentaremos algo nuevo, algo que… es más probable que alguien como tú no lo haya hecho. Después de todo, tengo un tiempo sin ponerte un dedo encima.

Draco se tensó y dijo:—Aléjate Weasley. Me provocas repulsión.

La risa de George Weasley continuaba acoplando al ambiente a diestra y siniestra.

— Hipotéticamente — dice—, yo debería estar diciendo eso. Tú me provocas repulsión. Y ahora, hazme una felación y juro hoy no tocarte.

— ¿Q-qué? — Su voz se oía acribillada, con un ligero tono de mitigar la angustia que representaba esas oraciones.

— Lo que oíste, Malfoy. Una felación, mamada, chupada; como tú lo conozcas.
Demandó. La sonrisa ya no estaba en su rostro, era una expresión sombría cargada de odio.

— No lo has hecho, ¿Verdad? Oh, pobre niño asustadizo e inexperto. No necesitaré utilizar el imperius para que lo hagas, ¿No es así?

No

George sonrió ante esa respuesta; su sonrisa indicaba victoria aún más, indicaba la humillación y dolor del rubio quien a pasos lentos se acercó y cedió ante él. George se sentó en el sofá de aquella habitación mientras el muchacho se arrodillaba empañando sus mejillas por el silencioso llanto.

El primer botón de su jeans había sido desprendido, al igual que el cinturón. Draco mordió internamente su mejilla tratando de ocultar las ganas que poseía de salir a correr: y eso es precisamente lo que haría. Huiría. Weasley no podía estar más satisfecho. Draco estaba dispuesto a darle una felación. Y no existía algún impedimento, al fin tendría su dulce boca alrededor de su miembro.
Draco contuvo la respiración por un instante el tener frente suyo la semi-erección del mayor. No podía creer lo que haría, estaba incluso dudando.

— Vamos, Draco — Le responde George frotando levemente su mano. Ansioso y sobre todo, deseoso— Hazlo.

Draco sollozó. De repente, tenía su miembro en la boca, horriblemente asqueroso y íntimo. No iba a negar, aquello era su primera vez realizado tal y descabellada acción. Era un iletrado en el tema del sexo y más si era algo forzado. Una violación. No existía la forma de que él se salvara, no cuando se trataba de aquellos seres despiadados y con perversas tendencia.

A Draco le dio arcadas e intentó no toser, no obstante, no lo logró. Se encontraba con su manos apoyadas en el suelo al igual que sus rodillas escupiendo estrepitosamente.

George gruñó energéticamente, sus prendas a medio muslo con su vista centrada en el rubio.
Esta vez había sido distinto, aún más desesperado y brutal tras exigir su liberación dentro del joven. Rasgó su ropa e incluso le golpeó por resistir.
Todo era producto de un mal sueño o eso pensaba el joven, de nuevo, al haber sido abusado innumerables veces ese día.

Trató de moverse y el resultado fue una horrible queja producto de la violación. Vagamente recordó su primer año en Hogwarts, cuando sólo eran unos inocentes niños, cuando él, de alguna manera trataba de impresionar a su padre.

Que equivocado era su concepto de bienestar. Y de repente, una pregunta se había hecho presente, ¿Cuándo acabará esta pesadilla?

— Seremos muy felices aquí.— La voz de George Weasley ahogó el súbito silencio. ¿Ser felices? Sin duda, se había vuelto loco. — ¿Si estás consciente de que nunca te irás de aquí?

Draco le miró con vehemencia, sus ojos destellaron confusión y anhelo.

— No.

Draco sonrió. No era un atisbo el decir que él buscaría su libertad. Su vida lejos del dolor y desesperación, ajena a aquello. ¿Después de cuánto le llevaría escapar?

George se veía frustrado y él satisfecho. A pesar de haber permitido que el pelirrojo abusara de él y arruinara su vida, no iba a permitir una cosa, que el pelirrojo arruinara su esperanza de libertad. De por fin sentirse libre.
Intentó, de nuevo, el levantarse pero el dolor era punzante y agotador, George Weasley lo notó y procedió a hablar.

— Todavía no.

Fueron sus últimas palabras antes de abandonar  aquella habitación y que él cayera inconsciente.

[♣]

Harry Potter estaba nervioso; ¿Acaso comprometerse con Ginny Weasley sería su completo y gran error? Claro que conocía a la chica, sus mañas y su felicidad; y para rematar Molly Weasley estaba que brincaba de la emoción. Contrario a eso, en ese corto lapso habían sucedido muchas cosas.

Dos años de relación con Ginny. Un año desde que venció a Voldemort. Un año desde que Draco Malfoy está desaparecido. Un año desde que cumplió su meta: ser auror.

Se veía frustrado y nervioso. La cena de celebración sería en la mansión de George Weasley, y que, hace mucho no sabía sobre él. Así que fue una gran sorpresa al verlo tan cambiado, más robusto. Con una leve apariencia a alguien que maduraba tanto física y mentalmente.

George Weasley se veía distinto y actuaba distinto.

— Oh, Harry — la dulce voz de Molly arrulló el silencio que se creaba en el ambiente. Él se encontraba en la sala de estar—: dentro de un rato estará la cena, Ginny no tarda en bajar.

Harry asintió. No estaba tan ansioso.

Ron se encontraba ubicado en la cocina, trabajando a lado de una histérica Hermione, quien no para de dar órdenes al pelirrojo. Pese a eso, los muchachos estaba comprometidos y tan solo faltaba dos semanas para celebrar dicha unión, su noche de bodas. Arthur y George discutían sobre algunos temas en la oficina del último susodicho. Harry no le pudo dar más importancia. A su lado se encontraba Matthew Henderson.

Evaluando la casa con un deje de empatía. El muchacho sentía que algo ocurría, sin embargo optó por no decir nada.

— ¡Ginny, te ves preciosa! — La eufórica voz de su mejor amiga llamó de su atención. Dirigió su vista hacia la mencionada, y era cierto, su prometida lucía espléndida con aquel vestido color coral, con pequeños adornos pocos notables. Cinco dedos desde su rodilla hacia arriba. El muchacho no dudó en levantarse para ir a alcanzarla, y tomar su mano. La menor de los Weasley se sentía bastante elogiada y sobre todo orgullosa de acaparar​ la atención de el héroe del mundo mágico.

— Luces hermosa, Ginny.
Halaga Harry y realmente, no mentía.

[♦]

{Muchísimas gracias por el apoyo, por sus votos y comentarios. Estoy (bastante) emocionada por lo que se avecina y espero que ustedes lo disfruten pese a algunos incómodos sucesos}

Subastado. |Harco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora