Capítulo diecisiete. [Parte I]

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·Lean la nota que está a continuación del capítulo.

Draco aún continuaba en su misma posición, tratando de contener el llanto que aquel ser le producía tan solo con su presencia.

- ¿No puedes ser más débil?

Preguntó George. Su tono era claramente de molestia y hastío.

- Merlín, Malfoy. Has hecho que llame al doctor, ¿Para qué? ¡Para gastar dinero sobre algo tan...- Guardó silencio por un momento y contempló al joven con una mueca de asco- repugnante!

Draco en cambio, se movió incómodo en la cama. ¿Entonces por qué se atrevía a violarlo todo el tiempo? Claro, la respuesta era obvio; el odio le cegaba. Poco después, se quedó estático, de cualquier modo, George Weasley esa noche lo lastimaría.

- En consecuencia... a que no has comido, al parecer estos últimos días- el pelirrojo se sentó en la cama y cerró los ojos por un momento-, debo tomar cartas en el asunto.

- ¿Cartas en el asunto? - preguntó un Draco totalmente incrédulo perdiendo el tono de su piel- ¿A qué te refieres?

George por otra parte había hecho una mueca y observó a demacrado muchacho. Ya siquiera sentía placer por lastimarlo, suspiró pesadamente y talló sus ojos.

- A nada;

Estaba consciente de que todo aquella situación le afectaba: había perdido a su mejor amigo en la guerra. Había perdido a tantas personas, había llorado por tantas personas y generado un asqueroso rencor hacia aquellas personas pertenecientes al otro bando.

- Eras tan odioso en Hogwarts, Malfoy- Dijo George. Captó la atención del rubio- Jamás pensabas en los demás, y tus malditas decisiones te llevaron a este lugar.

Draco contrario a él; frunció el ceño y su gesto fue de desagrado.

- ¿Acaso crees que estuve en el bando incorrecto por elección propia? ¡Tú no tienes ideas, Weasley! ¡Tú no entiendes nada! realmente nada... -Exclamó. Su voz rota resaltaba, George no respondió: solo suspiró y volvió a mirar al muchacho.

- Tengo entendido que exagerabas verdaderamente cuando el hipogrifo de Hagrid te atacó. ¿Cuántos años tenías? ¡Ah, sí! Trece pequeños añitos. ¿Genial no? Llamabas la atención de esta niña, Parkinson.

»Moría por ti, ¿Quién no? Rubio, ojos grises. Piel fina, eras increíblemente alguien digno de observar: en el ámbito físico porque si hablamos del sentimental o mental: eras un asco.

- Cállate; - Masculló Draco. Recordó a Harry Potter y como de manera deliberada trató de obtener su atención. Él era el elegido, el Salvador del mundo; sin embargo, él solo era un crío, un crío que fue criado bajo un concepto donde se lamentaba que Voldemort no haya tomado el poder. -No me interesa saber si morías por mí, ¡para nada!

- Oh... - George sonrió, finalmente era aquella petulante sonrisa- ¿Quieres bajar a cenar?

Draco lo observó, por un momento creyó haber oído mal. Pero George no lucía con el gesto de bromear; al contrario.

- ¿A qué juegas? - preguntó- ¿Qué mierda quieres, George? ¿Matarme? Porque déjame decirte que eso debiste hacerlo hace bastante.

- No voy a matarte; - afirma- ¿Por qué asesinar a mi... trofeo? Harry Potter te está buscando, lo he repetido una y otra vez. ¿No te acuerdas?

- Es patético, ¿Por qué Potter me buscaría? - Dijo el muchacho; su voz temblorosa traslucía- Creí que solo era una broma tuya.

George rodó los ojos
- No lo es. Como sea, Potter ya ha conseguido salvar al mundo mágico. ¿Para qué entregarte a ti? Es muy ilógico. Sabes, para él estás muy lejos, difícil de alcanzar: pero la realidad es que no estás lejos y mucho menos eres difícil de alcanzar.

-Eres un maniaco, Weasley.

Balbucea; su voz temblorosa lo delata.

[···]

Mantuvo la foto de Draco Malfoy en sus manos, una pequeña mueca adornaba su rostro; habían pasado días, esos días pronto se convirtieron en semanas y aquellas semanas en meses; finalmente, el ministro había llevado su juicio en Wizengamot. Podría hacerse justicia, así Draco siguiera aún sin aparecer.

-¡Harry! - gritó una Hermione alegre; corriendo hacia su mejor amigo. Se encontraba en el ministerio de magia- ¡todo ha salido de maravilla, Harry!

- Estuve presente, Hermione - Dijo el muchacho, con una pequeña sonrisa en su rostro- oí que hallaron a Pansy Parkinson, ¿Es cierto? Recuerdo que Seamus la había rescatado; pero ella huyó.

Hermione asintió, mientras Harry hizo una mueca. Le frustraba el hecho de que Draco no apareciera. ¿Es que acaso el destino estaba en contra suya?

-¿Es una foto de Draco Malfoy? - Preguntó la chica. Harry asintió.

- La he sacado de un álbum de fotografías suyas. He conseguido algunas pistas del paradero de hombre que compró a Malfoy en aquella subastas; es un... muggle.

-¿Muggle? - la chica luce estupefacta.

-Muggle, Hermione. También creo tener otra pista; un Gryffindor. Un Gryffindor es el que tiene a Malfoy. - Hermione observó a su mejor amigo incrédula, las personas pasaban sin darle mucha importancia; pues muchos estaban apurados por el caso que llevaban entre sus manos.

- Harry, ¿Cuántas personas crees que hay en el mundo mágico perteneciente a la casa Gryffindor? ¡Merlín!

- Hermione. He estado pensando esto durante muchísimo tiempo, desde que tuve la pesadilla. Creo conocer los decorados de aquella habitación, porque lo he visto en otra parte; en un baño.

La intriga resurgió en el cuerpo de aquella muchacha, lo observó vehemente y suspiró.

- ¿A quién?

Harry mantuvo su boca cerrada durante unos segundos, segundos eternos para la joven. Sin embargo, aquel silencio sepulcro no duró mucho, él había pronunciado esas dos palabras:

- George Weasley.

{I Know, sé que es muy corto -demasiado para mi gusto- y por ello lo he dividido en partes. La siguiente que subiré -no diré una flecha exacta- será la segunda. ¡Enhorabuena! los exámenes han acabado. Gracias por leer, comentar y votar, tienen un enorme lugar en mi corazón. 💚}

Subastado. |Harco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora