Nuevamente, se encontraba en una de sus severas crisis de pánico tras aquella horrible pesadilla. ¿Qué es lo que ocasionó Draco en él para que quisiera hallarlo? Si él, claramente, había sido declarado su enemigo desde el primer año en Hogwarts.
Sin embargo, Draco no había sido ningún santo. Siempre se basó de diversas tretas para irritar su estadía y las de sus mejores amigos en dicho colegio.
Pero a pesar de todo, a pesar de aquella fría e indiferente máscara Slytherin, se hallaba un infantil e inmaduro niño. Uno que creció con temor a no ser lo que esperaban.
En eso se parecían ambos. No había cambiado nada, no para Malfoy.
Suspiró frustrado, recordando el para qué eran vendidos, para el disfrute de otro. Se le revolvió el estómago al pensar en todos esos seres inocentes siendo abusados sexualmente, incluyendo a cierto rubio. A tan solo unas horas para el juicio de sus padres, sabían que los Malfoy quedarían en libertad con su ayuda.
No había nada que se le negara al niño-que-vivió-para-vencer. Y era más seguro que él contaba con una gran ventaja.
Pero también estaba el informarle sobre la situación de Draco. ¿Cómo reaccionaría un padre al saber que su primogénito era tomado a la fuerza? Peor aún. ¿Cómo reaccionaría la madre que le dio a luz y prácticamente fue su retoño?
Harry definitivamente cargaba con muchas cosas en su consciencia y una de ellas era la situación de Malfoy.
Malfoy. Malfoy. Malfoy. Malfoy.
Se había olvidado totalmente de Ginevra, su actual novia. O es lo que él pensaba, a pesar de todo «la amaba», pero también tenía cierto instinto de héroe. Y Ginny Weasley debía aceptar el poco tiempo que le restaba.
Pronto supo que eran las 07:00 am, tan solo por ver los primeros indicios de que el sol matutino saldría. El amanecer, realmente, un espectáculo digno de admirar. Borró cualquier rastro de pensamientos y se levantó de la cama.
Horas después de haber hecho su rutina cotidiana, se encontraba nuevamente frente a ese familiar sujeto: al lado suyo los señores Malfoy y sus amigos.
Hermione ayudaba muchísimo con sus argumentos a la hora de defender. Agradecería su ayuda, demasiado.
- Muy bien, señores Malfoy - Habló el ministro ya hastiado por todo aquello. Potter en verdad comenzaba a cansarse- Se les otorgará su libertad en este instante por una participación obligada hacia el señor tenebroso.
Los padres de Draco se sintieron desfallecer en aquel momento. Lucius que algún momento portaba un aire de arrogancia y superioridad, ahora no era más que la sombra ambigua de aquel que solía ser. Narcissa abrazó a Potter dejando atrás todo su pasado. Al fin encontraba aquello que tanto anhelaba desde que Lucius aceptó ser seguidor de Voldemort.
Su libertad.
Todo ahora parecía estar yendo bien para los Malfoy. Sin embargo, no sabían el gran castigo que se llevarían tras enterarse que su hijo ahora estaba en manos de algún desgraciado sin siquiera saber su paradero, como algún objeto sexual.
[♣]
La Malfoy Manor. Realmente, estaba en un estado deteriorado. Narcissa observaba, estupefacta, aquel lugar que alguna vez fue su hogar. Todas sus pertenencias les fueron devueltas, con algunas cláusulas. La pregunta que ambos padres se hacían en aquel momento era ni más ni menos que el paradero de su hijo.
Le habían dicho que lo liberaron desde hace muchísimo tiempo.
- Potter - Habló Lucius. Rígido, como siempre- Er... muchísimas gracias por lo que has hecho por nosotros.
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Subastado. |Harco.
AléatoireHarry Potter. ¡Vendido! Draco Malfoy supo que su vida acabó al distinguir aquellas palabras, pero no supo que sería rescatado de aquel horrible martirio y mucho menos por el niño que vivió y venció. Ese mismo niño que rechazó su oferta de amistad. ...