Capitulo dieciséis.

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Draco se preguntaba internamente si estaba destinado al fracaso, o si su vida se trataba de ello. Vagamente recordó sus clases en DCAO y el cómo temía enfrentarse a un boggart y que este se convirtiera en su padre: recordó también que gracias a ello, casi repruebas el éxtasis. Suspiró exhausto. Quizás no era momento de pensar en ello, sino en su forma de escapar.

Había organizado cronológicamente sus pensamientos. George Weasley se levantaba temprano e iba a su empresa; significaba que él se quedaba solo día entero.

Ron Weasley arribaba tan solo los días miércoles y viernes. También, últimamente​, había establecido amistad con el elfo doméstico; Novak. Novak sin duda, era un elfo doméstico amigable y sobre todo, amable. Jamás lo trató mal, al contrario. Y eso agradece.

También agradeció la visita del Weasley menor y que este le sacara cualquier tema de conversación.

Estaba muy cerca de perder la cordura, pero también estaba seguro de querer su libertad. De volver a ver el sol.

George se había obsesionado con su encerramiento. Prácticamente, vivía en cautiverio. Siendo así, solo un juguete sexual al cual podía destruir cada que se le antoja. Se levantó de la cama, y caminó hacia la puerta. Giró la perilla; nada. Como siempre, muy asegurada. Gruñó en voz baja y miró la habitación, observaba de manera meticulosa, enorme.  Jamás pensó que un Weasley obtuviera tantas riquezas y… odio.

Era muy seguro el hecho de que Weasley mayor lo odiaba.

Lo odiaba por las decisiones de sus padres, lo odiaba por los crímenes que Voldemort y sus mortífagos cometieron. Lo odiaba por diversos motivos y se aprovechaba de él, de su inestabilidad emocional, de su condición física: para mantenerlo encerrado. Secuestrado.

Llevaba mucho tiempo en aquel tedioso lugar, había perdido la cuenta. Ahora, tenía cierta idea de que su boggart cambió de forma.

Ahora aquella figura era la de George Weasley gritándole, amenazándole con golpearle.

El día al parecer, estaba tardío. Estaba confuso, claro que había dormido tanto. Por lo que supuso que George llegaría en cualquier momento. Habían pasado dos semanas desde que escuchó la voz de Potter y sus amigos. Había perdido su oportunidad.

Y era así como lo creyó, George estaba abriendo la puerta. Nuevamente estaba ahí.

— ¿Qué haces parado como una estatua? — Preguntó el mayor, cerrando la puerta tras suyo. Procedió a quitarse la chaqueta y volvió a mirar al menor con cierta curiosidad— ¿Qué había dicho yo anteriormente? Draco.

—Me cansé de estar acostado.

George chasqueó la lengua y asintió mientras se acercaba a un pequeño escritorio donde depositaba su maletín; nunca hacía eso y Draco se alertó. ¿Era realmente su maletín?

— Me preguntaba, Draco. ¿Qué dices de intentar cosas nuevas?

Draco le miró atónito. ¿Qué acaba de oír? ¡Desde luego que no! Su respuesta siempre sería no.

— ¿A qué te refieres?

— Oh vamos, mocoso. Te creí más listo. ¿Recuerdas del porno muggle que te he practicado? — Draco se tensó al oír aquella explicación. Comenzaba a sentirse asqueado. — Continúo, los muggles utilizan cierta forma para… divertirse.

— ¡Yo no necesito divertirme! — gritó el muchacho. Retrocedió unos pasos en cuanto vio la sonrisa ladina del muchacho— ¡Yo no necesito nada!

— Qué pena. — George utilizó un tono tan asquerosamente dulce que aterró aún más al rubio— Qué pena, realmente, Malfoy. Que eso no esté a disposición tuya.

— No te atrevas.  

George miró lo que llevaba puesto el rubio. Un suéter: dejando una camisa blanca. Unos pantalones y sus pies descalzos, relamió sus labios y dio media vuelta para abrir la caja. Decidió dejar eso atrás, a fin de cuentas, terminaría siendo aburrido si no cooperaba.

— Bien, tú ganas. Malfoy.

Draco tragó saliva. Sentía su garganta muy seca, y como sus pensamientos se nublaban. ¿En verdad había dicho eso?  Estaba seguro, que aquello significaba algo y que, precisamente ese 'algo’ para nada sería bueno.

Y lo comprobó cuando observó a Weasley acercarse; tan arraigado a su situación.

— Todo en esta vida tiene un precio, Malfoy — Murmuró George. Su voz de nuevo sonaba a gruñidos, a un enojo imponente. — Y tú, tú tienes que pagar uno muy alto; querido Draco.

Draco pudo ahogar un grito tras sentir la mano de Weasley apoderarse de su cuello y apretar de este sin pudor. Sus piernas flaqueaban, su respiración se dificultaba y mientras, George Weasley lograba que el muchacho se arrodillara ante él, quien desesperadamente trataba de obtener el aire que le era arrebatado.

No obstante, George supo que había tocado límite al ver al muchacho caso desfallecido caer en el suelo.

Draco solo pudo ver formarse punto negros antes de que caer verdaderamente inconsciente.


La luz, tan sosegadora para él, mientras despertaba. Frente a él se encontraba un medimago; era el mismo el cual le había atendido la vez en el que Weasley masacró su cuerpo a golpes.  Este hablaba con George respecto a algunos temas, no le dio mucha importancia hasta que su voz se dirigió a él.

— ¿Cómo te encuentras? — Indagó. El muchacho solo se encogió de hombros. — Joven Malfoy… su…  — Se aclaró la garganta y observó a George Weasley — pareja — finalizó, sus ojos esta vez lo observaban con estupor — ha estado muy preocupado.

Draco frunció el entrecejo; preocupado por no tener a su juguete, seguro. Pensó.

— Bien, veo que el muchacho se encuentra bien. He notado, que desde la última vez que lo he visto: ha perdido peso. ¿Me informa el porqué, Joven Weasley? — Preguntó el hombre, comenzando a guardar sus cosas.

Weasley miró con cierto recelo al rubio y respondió.

— Se niega a comer.  

— Bueno eso cambia la situación. — El hombre, miró por última vez a Malfoy quien rápido se erguía en la cama; abrazando sus piernas y apoyando su mentón sobre sus rodillas. El doctor notó cierto cansancio en su rostro, supo entonces que su situación había empeorado, y no hizo más que sentir pena—, si el niño nuevamente resiste para comer, puede llamarme.

— Lo haré; — afirmó George— de eso no hay dudas.

Malfoy se encogió más en su lugar, sintió el tono afilado que utilizó su victimario. Y aún peor a aquello el doctor se marchaba, por lo que significaba una sola sola cosa, nuevamente no habría alguien que lo respalde de su furia.

{lamento la demora, he tenido algunas dificultades. El capítulo no señala mucho, sin embargo se aproximan más y espero que lo disfruten. También espero que voten y comenten.
Gracias. 💚}

Subastado. |Harco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora