Capítulo veintiún.

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— Tan solo ha pasado una semana, —Dijo Nicholas— No esperaba un gran avance, Draco. No en tu caso.

— ¿Avance? — Preguntó incrédulo el joven— ¿Usted asegura que he avanzado?

— Sí, lo acabo de decir… ¿Me has dicho que las pesadillas continúan, no? — Observó a Harry y éste asintió.— Bien, podemos solucionarlo con una poción para dormir.

Harry volvió a afirmar con la cabeza. Deseaba que aquello calmara la  ansiedad del rubio. Aquel día había asistido a la oficina de aurores para pedir el día libre. Harry Potter sin duda estaba preocupado por aquel que en algún momento fue su enemigo.

— Qué es lo mejor que te ha pasado en la vida .— Pensó el azabache observando al rubio hablar con el medimago; — no lo sé.

— La sesión ha concluido—Mencionó el hombre acomodando unos cuantos papeles— Draco, Harry — miró a ambos muchachos por igual— tengo a más pacientes que atender.

Harry enarcó una ceja y rió, en cambió el rubio encogió sus hombros y se levantó de la silla, acto que imitó el azabache.

— ¿Vienes? — Preguntó Harry una vez fuera del consultorio extendiendo su brazo derecho— iremos a un lugar… peculiar.

Draco levantó una ceja, sin embargo no se opuso dejando que el azabache lo transportara en un tedioso callejón muggle. Frunció el ceño, el frío en aquel lugar era terrible.

— ¿Cómo planeas comer helado aquí? ¿En este terrible frío?

— He dicho que el lugar es peculiar, ahora, acompañame.

Malfoy volvió a cavilar refunfuñando, Potter traslucía con las ideas más locas que él haya visto— increíble.

Musitó al ver a tantos muggles amotinarse en las veredas; eran demasiados y temió a perderse, pero una cálida mano sostuvo la suya guiándolo a un lugar bastante agradable y ambientado para el frío.

— ¿Es una heladería? — Harry asintió ante su repentina indagación. El lugar estaba templado, a una temperatura sumamente agradable y solo unos dos muggles estaban sentados en la última mesa que señalaba el lugar.

— Sorprendeme con tus gustos, Malfoy — Harry rió, sin embargo Draco se acercó al mostrador para ordenar;

— Bienvenidos a Nestle, ¿Qué van a pedir? — Preguntó una joven con una amable sonrisa, orbes avellanas, cabello rubio y una mirada encantadora.

Draco se aclaró la garganta, miró las ofertas y dijo:— Menta con chispas de chocolate y crema americana.

La mujer asintió y después miró hacia Harry, el muchacho –descuidado por estar entusiasmado por el lugar– reaccionó;

— Chocolate amargo, vainilla y limón.

Draco miró de reojo a Harry.

— ¿Mucho tiempo con Dumbledore?

— Definitivamente.

Habían elegido la mesa exacta; esta les otorgaba la vista de lo que sucedía fuera de aquel lugar. Después de haber recibido su orden, Harry dispuso a contarle a Draco aquellas anécdotas que él consideraba cómicas; anécdotas de Hagrid y Ron.

Realmente Draco estaba pasando un encantador día y todo producto a aquel auror. Harry poseía un carisma inigualable, una sonrisa brillante y unos ojos que ocasionaba el querer perderse en ellos.

— Y por ello, Draco, si llego a tener hijos tienen mi total autorización para ingresar al bosque prohibido.

Draco regresó a la realidad tras escuchar aquella afirmación del auror. Lo observó de manera imperativa y contestó;

— Potter, ¿Tienes idea de cuánto peligro alberga el bosque prohibido? Merlín, estás demente… espera— guardó silencio por un leve momento— ¿Weasley y tú planean tener hijos?

Harry frunció el entrecejo y negó, recordando aquella plática que había tenido con Lucius Narcissa Malfoy después de su boda.

·

Si no te conociera, Potter, diría que tienes miedo.

Aquella voz detrás suyo logró exaltarlo, era Lucius Malfoy quien venía acompañado de Narcissa Malfoy. Vagamente recordó que aquello precisamente​ le había dicho a Draco Malfoy en el bosque prohibido; primer año de Hogwarts.

— técnicamente— dijo Harry—, lo tengo.

— Oh vamos, Harry — habló Narcissa— un matrimonio no es tan difícil, no si hay comprensión entre ambos.

La mujer le echó una pequeña mirada de complicidad a Lucius, gesto que de inmediato respondió. Aquello le producía cierto sentimiento de nostalgia; y entonces descubrió varias diferencias.

Lucius amaba a Narcissa. Pero, él no amaba a Ginny.  

·

—Harry, ¿Sigues ahí?

— Eh… sí. Solo estaba pensando.

— Disculpa… yo no debí, solo no debí. Es más que claro que ambos planean tener hijos. — Respondió. Devolvió su vista hacia su cono a medio comer. Harry apretó sus puños con cierta tranquilidad y miró hacia la ventana.

— Planeo tener hijos con la persona que amo, Malfoy.

Draco vaciló— Lo sé.

— Y ella no es la persona que amo.

Subastado. |Harco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora