Día 1
Esto me parece una mierda innecesaria. ¿Por dónde empezar? ¿Cómo conversar con un trozo de papel?
Estoy tan vacío.
Día 2
Esto sigue sintiéndose raro. Marcelo tiene malas ideas. No debí contarle nada, hay cosas que uno tiene que guardarse para sí mismo.
Sin embargo, supongo que no pierdo nada por intentar.
Hoy fue un día más en la verdulería.
Día 5
Soy un adulto, un hombre maduro de 49 años, no puedo estar haciendo estas cosas de niñas de 15. Tener un diario íntimo a mi edad. ¡Haberse visto!
Mis amigos se reirían de esto. Por eso, tienes que permanecer en secreto. ¡Debo estar volviéndome loco, hablarle a un objeto!
Día 6
15 de mayo. No importa el año.
Quizás, algún día, en un futuro lejano, alguien lea este diario y pueda sentir que no hay barreras entre lo que fue mi presente y lo que es el suyo. Tal vez, pueda tomarme como un amigo que le habla muy de cerca, en un tono tan cálido, como intimista, y pueda sentirse identificado con los sucesos que envolvieron mi vida. Probablemente, las palabras que aquí escribo con mi puño y letra le hagan sentir que hay alguien, en algún rincón del mundo, que de alguna forma atravesó las barreras espacio temporales solo para dirigirse a él. Para decirle que no está solo y acompañarlo en su dolor, en un vacío que compartimos a medias, para hacer el día a día más llevadero.
¡Ja! Es una locura lo que escribo, es irrisorio que de repente aparezcan en mí unos destellos de una imaginación fructuosa que jamás he tenido. Pero me siento mejor, esta fantasía tan absurda me ayuda al fin. Este diario estúpido, cumple su cometido.
No sé qué me sucede hoy. Es probable que esté demasiado sensible. La tristeza se posa sobre mi estómago como una enorme piedra que pesa cada día un poquito más. El aire me falta y siento mis ojos arder. Quiero llorar, desahogarme y no puedo hacerlo, nunca lloro cuando lo necesito. Las lágrimas siempre han acudido a mí en los momentos menos oportunos y bajan como ríos incontenibles llenos de impotencia. ¿Qué pueden hacer ellas por mí? ¿En que cambiaran mi vida? El llanto nunca me ha traído alivio, después de todo, lo tengo como algo inútil. Gritar, romper cosas, no sirve de nada. Siempre prefiero sentarme a pensar, tratar de hallar la solución a las situaciones en las que me veo envuelto. Sin embargo, llevo años creyéndome dentro de un túnel, con todo oscuro en frente y a los costados. No sé qué hacer, no sé dónde debería ir. ¿Qué camino debe tomar alguien que no sabe que quiere de la vida?
Estoy demasiado viejo para estar tan perdido. Y tengo tanto miedo de que llegue ese momento en el que te arrepientes de las cosas que no has hecho ¡Y es que jamás he sabido que quiero hacer!
Nunca he sido un sujeto muy apasionado.
Solo puedo levantarme día a día, tratando de hallar una respuesta.
Papá ha muerto, hace 5 meses.
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"Querido amigo"
General Fiction"Querido amigo: Nunca nadie me ha amado" ¿Puede el alma desnudarse y volcarse en unas simples hojas de papel? Nuestro protagonista tratará de averiguarlo.