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Día 279

Querido amigo.

Lo he hecho. Después de mucho tiempo, de años, lo he hecho y mi cuerpo aún tiembla aterrado.

Mi mente es un cumulo de ideas, de sensaciones que se disparan por todo mi ser y me sumergen en una oscuridad que no recuerdo haber experimentado. Tuve que huir, no podía hacer otra cosa. Me sentí tan avergonzado. Aún lo siento.

Seguro, en estos momentos, no tienes idea de lo que estoy hablando. Déjame un segundo, para tomar coraje y confesarte lo que ha ocurrido.

Hoy estábamos en el parque con Lucio, en uno de los tantos paseos que solemos dar, cuando comenzó a llover y nos empapamos por completo. La cuestión es que Lucio vive cerca del lugar y me invitó a que fuéramos mientras esperábamos que la tormenta terminase.

Su hogar es un departamento pequeño en un décimo piso, acogedor por donde lo mires. Siempre he preferido los lugares pequeños. En fin, Lucio se portó muy amable conmigo. Me dejó ducharme, me prestó ropa en lo que ponía a secar la mía y me invitó un café. Conversamos de muchas cosas, realmente nos divertimos... y, de repente, cuando menos me di cuenta, nos estábamos besando.

Ahora sabes, querido amigo, lo que sucedió.

Te diré la verdad. Una parte de mí, una gran parte de mí, quiso detenerlo, estaba aterrada; sin embargo, mi cuerpo se entregaba al contacto del que se había visto negado por tantos años a causa de mi torpeza y terquedad.

Se sintió bien, demasiado, tanto que por un momento me sentí muy arrepentido de haber tardado tanto tiempo en volver a experimentarlo. Sin embargo, eran demasiado los sentimientos que terminaron por abrumarme.

Montones de recuerdos invadieron mi mente. Los motivos por los cuales había dejado de tener sexo, la desilusión de mis padres al saberme gay..., me asaltaban los remordimientos, los estaba traicionando y, en parte, sentí que me traicionaba a mí mismo por no esperar a querer a Lucio, por no esperar a que él me quisiera. La culpa de estar disfrutando algo que no debería ser causante de goce para mí pudo con esa parte herida de mi ser y rompí en llanto.

Me sentí un imbécil, amigo, cuando vi la expresión de confusión de Lucio al apartarme yo de él. Quería salir corriendo de allí. Estaba asustado, estaba tan dolido.

No sé qué le dije, no lo recuerdo, sólo en mi mente queda el abrazo fuerte que me dio para brindarme consuelo y sus palabras, susurradas en mi oído.

"Te han lastimado tanto... Estás tan herido que mi alma se rompe al verte así. Déjame cuidarte", dijo y te juro que jamás hubo persona que me hablase con tanta dulzura. Creo que eso fue una de las razones por las cuales tuve que irme de allí.

Me duele tanto el corazón, querido amigo. Estoy tan asustado, me siento tan insignificante... tan ínfimo. ¿Puedes comprenderlo?... Tú... ¿Puedes comprenderme?

Día 285

Querido amigo.

Lucio no ha regresado al bar. Y una parte de mí, la más confundida, tiene miedo de que no vuelva a hacerlo, de que de algún modo haya vuelto a ser utilizado, de que las cosas que sentí, la confianza que puse en él, hubiese sido en vano. Sin embargo, mi otra parte sabe que está siendo prudente y me está dando tiempo para digerir todo esto, para comprender el dolor que me invade, el miedo que se ha posado sobre mis ojos como una pesada venda que no me permite otra cosa más que tener pensamientos horribles acerca de mi persona.

Mi corazón late con fuerza y confundido todo el tiempo. No estaba preparado y no fui capaz de comunicar mis propias emociones, callé, como muchas veces lo he hecho por temor a quedarme solo... y no sé lo que siento ahora, o quizás sí y sólo estoy negándomelo.

Creo que es momento de preguntarme si quiero a Lucio. La verdad es que no sé la respuesta a esa pregunta, no podría asegurar al cien por ciento de qué si o qué no. Sólo no quiero que se vaya de mi vida, no estoy dispuesto a perderlo. El problema es que tampoco estoy seguro de si es por mis temores, esos que han metido en mi cabeza durante años y años... si no me aferro a alguien, voy a quedarme completamente solo. Si no me quedo con quien muestra un mínimo interés en mí, perderé la oportunidad de que me quieran.

No sé, querido amigo, que haré a continuación. Sólo espero que sea lo correcto para ambos.


"Querido amigo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora