Día 121
Querido amigo.
Cuando pensé que ya no me llamarían del bar, lo han hecho. Hoy fue mi primer día y ya me duelen los pies. El lugar es muy bonito, justo en una esquina, tiene enormes ventanales –que me encantarían si no estuviese seguro de que voy a tener que limpiarlos- mesas y sillas color marrón oscuro, casi negro, con manteles blancos y caminos rojos sobre ellos. Lo que más me gusta, es la barra de roble, la cual tiene tallado un gran y extraño submarino y el nombre del lugar "Nautilus" Esto, obviamente, es en honor al submarino perteneciente al capitán Nemo de "20.000 leguas de viaje submarino" de Jules Verne
Ser mozo es algo complicado. No sabía que me resultaría tan difícil tomar la taza de café con una sola mano para depositarla sobre la mesa. Sentí mucha vergüenza ante el temblor, incontrolable de mi falta de pulso. Luego, hacer café... me salió horrible y nunca conseguí que la leche hiciera espuma. Creo que le tengo un poco de miedo a la máquina.
Por suerte, Esteban estaba ahí para mí. ¿Sabes, querido amigo? Otra de mis tantas razones para no tener pareja, es que me consideraba demasiado listo, que pensaba muy diferente a las demás personas y que no sería comprendido. Supongo, que son las consecuencias de pasar demasiado tiempo solo.
Esteban es brillante. Un dibujante muy talentoso y apasionado... y no solo eso, sabe de muchas temas referidos al arte y sobre diferentes ámbitos.
Antes, solía sentirme un poco intimidado frente a las personas que demostraban ser muy inteligentes, tenía la necesidad de demostrarles que yo también lo era, seguramente, porque mi padre siempre competía conmigo – de una manera no muy sana-. Con respecto a eso, me hizo sentir acomplejado. Ahora, en cambio, me doy oportunidades de equivocarme, de preguntar... de aprender simplemente y estoy contento por ello.
Si no fuese por Esteban, me hubiese sentido abrumado por la cantidad de clientes y por las torpezas cometidas. Agradezco que, por su ayuda, este no ha sido un día tan malo.
Ahora me siento un poquito más prendado de él. Si vieras la sonrisa boba que tengo en este momento, creerías que estoy bastante loco.
Día 128
Querido amigo.
Trabajar en un bar es tan diferente a solo ir como cliente. Sí, sé que lo que te he dicho es una obviedad, sin embargo, cuando uno va a consumir, nunca piensa en las cosas que hay detrás y que hacen que el lugar funcione.
Debo confesarte que no soy afecto al trabajo. ¿Te has horrorizado? No me sorprende. La sociedad es hipócrita en ese aspecto. No amar trabajar, no querer entregar tú día a día, perder horas de tu tiempo y de tu vida, haciendo algo que probablemente no te gusta, por un puñado de papeles, resulta horrible. Vamos, seamos sinceros y admitamos que si fuese por nosotros, no perderíamos la vida entera teniendo una rutina tan ordinaria.
El problema, es que nos engañan... Nos hacen creer que lo mejor que podemos tener es trabajo, que lo que queremos es ser aplicados para un día lograr ser exitosos y tener un montón de dinero, pero, en realidad, ¿Qué ganas con el éxito? Con eso, ganas más trabajo, más horas de tu día a día perdidas para ganar más dinero.
El sistema está hecho para eso, para que no te rebeles, para que creas que debes conformarte, para que te sometas, para que te hundas y te quedes callado mientras otros disfrutan de tu esfuerzo. Ese es otro tema, los exitosos, siempre lo son a causa del esfuerzo de otros, a veces, incluso de la explotación. Lo mejor que uno puede hacer para salvarse un poco de la miseria en la que nos vemos envueltos por tratar de pertenecer, por no ser marginados, es encontrar un trabajo que sea de nuestro agrado.
No me siento mal al decirte que odio trabajar. Sin embargo, es necesario. Mi casa se cae a pedazos y no saldrá a flote porque yo me siente a tratar de descubrir cuáles son mis sueños. Aunque, prometo siempre tratar de detenerme un poco dentro de esta marcha mecánica por la vida en la que ahora me veo sumergido, eso es lo que quiero realmente para mí.
Día 130
Hoy algunos adolescentes vinieron al bar. Puede decirse que un par de ellos me resultaron apuestos. No, querido amigo, no te confundas... jamás le pondría una mano encima a uno de esos niños, solo me gusta mirar. Supongo que soy parecido a esos viejos verdes, con la diferencia de que jamás he sentido deseo sexual por alguien. Cuando veo a un hombre que me gusta, no pienso en tocarlo. No pienso en lo sexy que me resulta su trasero o algo por el estilo; tú me entiendes ni siquiera pienso en besarlo, soy como un cervatillo, inocente e indefenso. Te resultará extraño que me refiera a mí mismo con ese término; a mí también.
No soy muy afecto al contacto, querido amigo, a veces me intimida por demás la idea. Por eso, a pesar de mi romanticismo, de mi necesidad de encontrar a alguien, muchas veces me he sentido agradecido de continuar solo.
Sé que para estas alturas me consideraras un bicho raro. Es extraño que una persona "normal" no ame esas cosas... el sexo, los abrazos, las caricias... los besos en excesos. Sin embargo, también sé que debe haber muchas personas que se sientan identificadas conmigo. Me gustaría ser un consuelo para ellos, decirles que hay más gente en el mundo así y que no son raros, que no habrá problemas cuando encuentren a alguien a quien amar, pero respecto a ese asunto, es algo que no puedo saber.
Día 137
Querido amigo.
Nunca te he hablado de David, bueno, no lo he hecho porque es la primera vez que me ha tocado estar con él. Los horarios en el restaurant son rotativos. Esta semana, me han tocado algunos turnos nocturnos y David, el socio de Esteban, está en ellos.
Nunca creí que utilizaría este adjetivo para referirme a una persona, pero él, es dulce. Es un tanto tímido y sonríe sin mostrar los dientes, a veces, se sonroja de la nada y tiene una voz muy suave. He tenido suerte en encontrar dos jefes que me traten bien.
Me ha dicho que, dentro de poco, firmaremos contrato. Que están conformes con mi trabajo –cosa que no comprendo, porque sigo siendo el mismo desastre que no sabe tomar con una sola mano el plato con la taza de café y sigo quemando esa bebida-. Hemos hablado de muchas cosas, entre ellas, que él conoció a Esteban cuando su madre murió heredándole el bar, el cual, era un desastre y atendía solamente hasta el mediodía, ya que no ofrecía menúes. Me dijo que juntos lo sacaron adelante y que un día, le confesó a Esteban que soñaba con ser chef y él, fue quien ofreció comenzar a preparar comidas. Tuvieron que juntar dinero para construir una cocina y aun, los platos que ofrecían eran demasiados sencillos, pero cuando se recibiera de cocinero, eso cambiaria. El sueño de ambos, era convertir ese lugar en un restaurante.
Si hay algo que siempre me ha reconfortado, es que las personas tengan sueños por los cuales luchar. El que las personas sean felices, siempre me ha hecho sentir bien, me hace pensar, en que, quizás, la vida no es tan fea como suelo creer y me da esperanza de que habrá algún momento, en que la situación mejore para mí también.
![](https://img.wattpad.com/cover/112699298-288-k458509.jpg)
ESTÁS LEYENDO
"Querido amigo"
General Fiction"Querido amigo: Nunca nadie me ha amado" ¿Puede el alma desnudarse y volcarse en unas simples hojas de papel? Nuestro protagonista tratará de averiguarlo.