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Día 105

Querido amigo.

Ayer entraron ladrones en casa mientras estaba durmiendo. Se fueron, aparentemente, cuando escucharon que me levanté para ir al baño. Dejaron algunas cosas preparadas para llevarse. Creo que regresaran por ellas, es por eso que anoche he dormido en el living. Decirte que he tenido un miedo atroz, es poco. Soy un hombre grande, debería ser más valiente, sin embargo, el dolor que he sentido en mi pecho a causa de la preocupación, se me hizo casi insoportable y me ha imposibilitado el conciliar el sueño.

Han entrado a mi casa, mi refugio... el lugar en el que me sentía a salvo de las inclemencias del mundo. Han violado mi intimidad y se han llevado las cosas que con tanto esfuerzo pude conseguir y temo que se lleven lo que resta.

Es increíble ¿No? No he hablado de mi vida. Ese es el valor que le damos, los delincuentes al entrar aquí, quizás, la arriesgan por un par de objetos y yo, tal vez, por hacerme el valiente por ellos. Y si alguno de nosotros muere en la contienda el mundo seguirá girando.

Día 107

Querido amigo.

Tengo miedo de salir de casa, aún espero que los ladrones regresen, sin embargo, hoy era el cumpleaños de papá. Hemos ido mi hermana y yo al cementerio a visitarlo.

A pesar de que papá quería que arrojáramos sus cenizas en el mar, mi hermana decidió hacerlo con la mitad de ellas, porque, como dijo, le era necesario tener un lugar en donde ir a dejarle flores. Yo, por mi parte, me opuse a ello, pero a pesar de mi edad, en mi familia siguen tratándome como un niño, o lo que es peor, como un deficiente que no puede tomar decisiones por sí mismo. Creo que es porque siempre he sido muy distraído.

La tumba en la que colocamos a mi padre, es la misma en la que enterramos a la hija de mi hermana. Creo que este es el momento de contarte una parte más de nuestra historia. Siempre he pensado, que la muerte de esa hija y la falta de ayuda psicológica que recibió mi hermana después, han colaborado mucho en el hecho de que sea la persona que es hoy. Como te he dicho, no considero que todos seamos malos o buenos por completo, siempre hay una razón detrás de nuestra forma de actuar.

Llevaba 5 meses de gestación cuando sucedió. Se había quedado embarazada con el DIU (un sistema anticonceptivo que consta de colocar un aparato de plástico en el útero, para evitar el anidamiento del ovulo) y este, le rompió la bolsa.

Yo no estaba en casa cuando sucedió. Me había ido en una excursión asquerosa y desastrosa con el que había sido mi novio y para esos entonces, era un extraño amigo con derechos.

Al otro día me enteré de lo sucedido y fui al hospital.

Jamás olvidaré su rostro. La tristeza en él, el surco de las lágrimas, la luz fría que ingresaba por la ventana, su cuerpo prácticamente echado al abandono, en esa cama de sábanas blancas.

La peor parte de esto, es lo que mi madre me relató después.

La habían obligado a tener a su hija por parto natural. Las enfermeras le pedían que hiciera fuerza, que pujara y ella tomó la mano de mamá y entre lágrimas le dijo que no quería hacerlo, que su bebé aún vivía y que si la hacía nacer, iba a morir. ¿Por qué no le practicaron cesárea, amigo?... Es algo que aún me pregunto.

Yo no puedo imaginarme su dolor. No puedo ponerme en su lugar, pero mientras te cuento esto, aun después de tantos años, lloro.

Sé que le dieron a su bebé, para que la cargue. Sé que era hermosa. Y sé, para mis adentros, que algo dentro de mi hermana se destruyó para siempre.

Aún recuerdo el pequeño ataúd, cargado por su esposo y a ella, apenas pudiendo caminar. Estaba tan desvalida, tan desolada. El mundo parecía tan grande... un lugar tan gris y amargo.

Sé que ahora, frente a esa tumba, no llora solamente a mi padre, sino también a su hija. Y yo lloro, sintiendo la soledad inmensa que la muerte nos ofrece. Somos tan frágiles, tan efímeros... Pero estamos vivos, supongo que podemos hacer algo con ello.

Día 109
Querido amigo

¿Te molesta que te llame así? Lo siento, pero no sé tu nombre... -incluso, hasta podrías ser una chica- solo me queda el consuelo, de que tú tampoco sabes el mío. Lo prefiero así. Podrás darle mi identidad a cualquiera que te encuentres en la calle, después de todo ¿Quién dice que la descripción que te di de mi físico sea correspondiente a la realidad? Quizás, incluso, la imagen mental que tienes de mí, se parezca mucho más a la persona que yo mismo veo en el espejo.

A veces, imagino que por mis venas corre humo... que soy etéreo y ni el dolor ni la tristeza pueden alcanzarme. Otras, me parece sentir como mi cuerpo se envejece y me acerca a la muerte. La vida puede resultarme tan insípida y abrumadora. Siento como si hubiese caminado demasiado y ya no tuviese rumbo. Mi cuerpo está cansado, mis pies duelen ¿Por qué no puedo detenerme?

Soy un alma que agoniza, amigo. Rasgo la carne de mi cuerpo, tratando de escapar a través de las imperfecciones de mi sonrisa. Espero a que esa mueca vacía se destruya para poder llorar, para poder huir del dolor, del fracaso, de la incertidumbre de ser una persona de pie frente a un abismo profundo, preguntándose si debería saltar.

No sé si estas comprendiendo lo que quiero decir, a veces, ni siquiera yo puedo entenderlo. Siento las lágrimas arder al borde de mis ojos y negándose a caer. Después de todo, nunca hallé alivio en el llanto... pero quiero llorar y no puedo. Quiero gritar y me niego a permitir que todo se derrumbe.  Trato de armarme de nuevo.

Estoy cansado, amigo, tan cansado. De ser un cascaron vacío.

Día 111

Querido amigo.

Tengo una entrevista de trabajo. Si, a pesar de mi edad y de que no he tenido nunca experiencia como mozo, me han llamado. Espero tener suerte.

A lo largo de mi vida y de las numerosas entrevistas a las que he asistido, me he dado cuenta de que uno debe hablar como si no quisiera el trabajo. Contradictorio ¿No? Por lo que sé, a quienes van a contratarte, no les gusta que andes dando lástima por ahí, sino, que están más enfocados en que seas seguro de ti mismo. Lo último que soy, pero por fingirlo un par de horas no me va a pasar nada.

Como ya sabrás, no es mi mayor ambición trabajar en un bar... aunque, la verdad, no sé cuál lo es. Sin embargo, a comparación a lo que fue estar en la verdulería, creo que lo prefiero.

En fin, se me está haciendo tarde. Me he vestido sencillo, otra de las cosas que también he aprendido, que no debes llamar demasiado la atención. Tienes que ser algo estándar, que pasa desapercibido, pero que puedan recordarte como alguien confiable. La gente no confía en las personas vestidas con exceso de accesorios... No sé por qué.

Cuando regrese, te contaré como me ha ido. Creo que sería un poco en vano que te pida que me desees suerte, pero lo haré igual.

Te hablo en un par de horas.

***

He vuelto, amigo.

No volveré a saludarte. Es algo tonto, ya lo he hecho hoy.

No sé cómo me ha ido. Mi entrevistador, resultó ser uno de los dueños del lugar. ¡Carajo, amigo! Era de mi tipo, si es que tengo algún tipo definido, creo que no tengo uno de esos perfiles. Nunca he dicho "Me gustan los rubios, con cara de niño" o "Me gustan los morenos corpulentos" pero creo que un factor principal, es la sonrisa. Y él, tenía una sonrisa maravillosa.

Tengo un problema, amigo, confundo la amabilidad con coqueteo y suelo obsesionarme con esas cosas. En fin, como el hombre, Esteban, me gustó, me puse nervioso e hice el ridículo. Suelo sonreír por demás y hablar de manera incesante, hacer chistes de mal gusto (soy un poco dado al humor negro) y cometer, como mis amigos gustan llamar "sincericidio" que es cuando te pasas de honesto.

Le dije que me habían despedido porque no le simpatizaba a mi jefe y por mi mal carácter.

¡Lo arruiné!

O, quizás, no... él siguió sonriendo. Aunque, a mí me cuesta, muchas veces, leer a las personas.

Bueno, supongo que siempre puedo conseguirme otro empleo ¿no?

"Querido amigo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora