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Día 393

Querido amigo.

Dos meses han pasado desde la última vez que te he escrito. Demasiado tiempo ¿no? Pido disculpas por ello, sin embargo, debo decirte que, quizás, esta sea la última vez que hable contigo.

Nunca he sido bueno para las despedidas, ni siquiera sé por dónde empezar. El cuaderno, prácticamente se está quedando sin páginas y yo no tengo muchas cosas para decirte, más que agradecerte por haber permanecido conmigo de principio a fin.

Ha sido difícil, ¿Cierto? Soportar el dolor que he compartido contigo. Incluso, es probable que haya abierto en ti algunas heridas, ya sea, porque has sentido empatía o porque, tal vez, te hayas sentido identificado.

Me alegra decirte, querido amigo, que ya no soy la persona de las primeras hojas; que gracias a ti y a la ayuda de mis seres queridos, he podido alivianar poco a poco la carga, dejando que las heridas del pasado se cierren, algunas, no del todo, pero lo he intentando y sigo haciéndolo.

El dolor ha sido grande y mi silencio, demasiado hermético. Sin embargo, me siento mejor y me he dado cuenta de cuáles son las cosas que quiero y cuáles no.

Si me preguntas por mis propósitos, aun no los tengo en claro, no obstante, eso ya no me produce temor. Me entregaré al día a día y veré que sorpresas tiene deparadas para mi. Por lo pronto, debo confesarte que he abandonado un poco mis ideas como artista, no por el hecho de que haya dejado de amar al arte como tal, sino, porque me ha traído más frustraciones que aciertos. Eso no quiere decir que deje de lado los proyectos que he estado realizando, ni que no vaya a tener otros nuevos, sino que, simplemente, convertirme en un creador famoso ya no será mi meta principal. Tomaré todo con calma y dejaré de presionarme.

En el bar, las cosas siguen casi igual, solo que ahora me han nombrado encargado; un poco más de ingresos para mi, por suerte.

Esteban y David se casaran dentro de unos días ¿Quién lo diría? Tantos años conociéndose y justo cuando me cruzo en sus vidas, dan los pasos más importantes en su relación... Es bueno que no vaya a perdérmelo. Me gustan los casamientos, el que la gente sea feliz y se jure amor eterno, pero no te equivoques, me gusta que los demás lo hagan, no es algo que desee para mí. Sinceramente, le tengo temor a la convivencia y a ese tipo de cosas, te lo he dicho ya ¿no?

Sobre mi hermana, sigue siendo la misma de siempre, aunque, ya no me afecta o, quizás, trato de que sea así. He entrado en una especie de apatía hacia ella y es mejor que permanezca de esa manera; demasiado se preocupa mi madre por ella.

Los arreglos de la casa aun no han finalizado, sin embargo, puedo decir con orgullo que ya estoy en la etapa culminante. ¡Si supieras, amigo, el efecto positivo y renovador que ha tenido esto dentro de mí! Hacía mucho que no me sentía de esta forma.

Y Lucio... de eso quería hablarte, en realidad. Nos estamos dando una pequeña oportunidad, vamos despacio y por suerte, él parece no tener muchos deseos de apresurar las cosas o lo disimula demasiado bien.

El dolor y el miedo todavía están allí, permanecen como un manto invisible a la espera de que me equivoque y que vuelva a recaer, sin embargo, Lucio ha sido un gran sostén para mí y poco a poco he ido superándolo.

De vez en cuando salimos a pasear, caminamos por los parques, compartimos café o incluso, vemos una película. Las conversaciones con él siempre son amenas e interesantes. No te diré que lo amo, ni que estoy enamorándome; eso sería una completa mentira. Solo, estamos bien y es mejor que sea así, está vez, solo voy a dejar que las cosas sucedan. Quizás, él sea mi amor, o probablemente, solo quedemos como amigos. El tiempo lo dirá. Suena extraño algo como eso viniendo de mí.

En fin, querido amigo, no escribo está mi última conversación contigo, solo para hablar de mí, como siempre lo he hecho. En realidad, la idea era darte esperanzas. No sé cual sea la situación por la que estés atravesando en este instante, ni que influencia tengan sobre ti mis palabras, simplemente, quiero decirte que todo mejora cuando te permites mirar hacia adelante y avanzar.

La vida es dolorosa, querido amigo, pero es una sola y después de ella ya no hay más. Dejémosla que nos atraviese, que nos lleve hacia donde quiera. Las sorpresas que tiene para darnos, no son del todo malas, siempre hay dentro de ellas un rayo de luz, un resquicio de esperanza. Aunque nos cueste verlo, aunque el sufrimiento nos ciegue, ahí está, aguardando por nosotros a que abramos los ojos y lo tomemos con todas nuestras fuerzas.

Me alegro de haber escrito estás páginas, de haber estado contigo y de que tu hayas estado conmigo, que hayamos caminado juntos por un sendero en donde la mutua compañía y el consuelo, hayan sido los únicos valores de interés.

Es momento de decirte adiós, mi amigo, pero mejor que eso, un hasta luego. Recuerda que siempre estaré allí para ti, en el silencio, ofreciéndote ánimos o en tu alegría, disfrutando contigo.

Muchas gracias por todo.

Tu querido amigo.

"Querido amigo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora