Día 257
Querido amigo.
Hace unos días que Lucio y yo nos frecuentamos. A decir verdad, no hacemos muchas cosas, salimos a caminar, vemos películas, tomamos café y conversamos, conversamos mucho. Me gusta hablar con él, tiene una visión de la vida bastante interesante y un poco más positiva que la mía. Me agrada que la gente tenga esperanza.
A veces, nos besamos. Mi cuerpo, ahora, reacciona de manera más calma a ese contacto, sin embargo, siento como si algo dentro de mi estuviese a la espera de más. No obstante, debo admitir que no sé si estoy del todo preparado para que algo ocurra entre nosotros. Tengo miedo, amigo, y esta divergencia existente entre mi cuerpo y mi mente es un problema con el que me está costando demasiado lidiar.
No sé qué pensar, no sé qué desea él. No ha vuelto a insinuar nada y no sé si aún tiene interés en mí.
¿He arruinado mi oportunidad? ¿Realmente la quiero?
No lo sé, amigo, y es molesto estar tan confundido, pero lo que más me disgusta es la idea de que Lucio pueda cansarse de mi indecisión.
¿Qué será de mi si se agota su paciencia?
Le temo a volver a estar solo, sin embargo, me aterra tomar una mala decisión.
Día 262
Querido amigo
Lucio dijo que soy hermoso.
Tú ya sabes que, en lo particular, el que esa palabra esté dirigida hacia mi persona me incómoda, es por ese motivo que se lo hice saber. Él rió y aseguró que sospechaba que le diría algo así. Aparentemente, todas nuestras conversaciones le han dado más o menos una visión de cómo es mi carácter. En parte, me halaga que me preste atención hasta el punto de saber cosas de mí y, en parte, temo que el resultarle tan predecible se convierta en aburrido. Soy una persona muy rutinaria, amigo. Cuando era pequeño, solía decir que yo aborrecería hacer todos los días lo mismo y que me esforzaría porque eso no ocurra, pero ahora, la verdad es que los cambios me aterran. Prefiero permanecer así, seguro, en una situación que pueda controlar.
Lucio acaba con esa sensación de seguridad ficticia, rompe los esquemas mentales que pueda haber planificado. Él si es impredecible. No sé qué hará, no sé qué dirá a continuación. Es por eso que una parte de mí no se esperó que continuase con su discurso, asegurando que era porque no me creía los halagos, lo que lo hacía verse obligado a decirlos hasta que lo haga.
Me sonrojé como un idiota y no supe que contestar, no sabía si decirle o no que él estaba comenzando a parecerme un hombre apuesto. Me pregunté, que tan falso y molesto podía resultar un halago de mi boca. ¿Recuerdas, amigo, lo que pienso acerca de los piropos? He hablado tanto de ellos, que creo que se te hará difícil olvidarlo.
Debo admitir, que con Lucio no me pasa eso de creer que me está subestimando. Tal vez, esté pecando de ingenuo, pero creo que los las palabras bonitas que me dice son sinceras.
Día 265
Querido amigo.
Hoy he ido a visitar a una amiga. Lo has notado ¿Cierto? El único amigo que tengo es Lucio. No es algo difícil para ti suponer el porqué; la mayoría de los hombres, cuando le dices que eres gay, piensan que te enamorarás de ellos. No saben que no son tan geniales ni guapos.
En fin, bromas aparte. He tenido una conversación interesante con ella, nos hemos contado de nuestras parejas anteriores y, dolorosamente, me he dado cuenta de que la violencia está más naturalizada de lo que le gustaría a cualquiera. Sin embargo, esto también me sirvió para pensar en mí y en las cosas que hago.
Ella me comentó de un novio que tuvo; una noche iban a salir a bailar y ella estaba vestida de una manera que a él no le agradó, por ende, el muchacho insistió con que su hermana le prestaría ropa. Ella se negó, amigo, hasta el punto en que no fueron a ningún lado.
A través de ese relato, comprendí una cosa, que mi amiga tenía el autoestima suficiente como para atreverse a decir no, sin importar el que dirán de ella o los "resultados negativos" que se pudiese obtener a cambio. Mi amiga, se aceptaba a sí misma y a la persona que era y solo estaría con alguien que no buscase cambiarla.
Quizás, te resulte algo obvio. Esa, después de todo, es una de las bases de las relaciones sanas. Sin embargo, yo no podía entenderlo, hasta ahora. Hay gente que quiero impresionar, hay personas que desearía que me consideraran artista o algo así, que piensen que soy genial, así como yo lo pienso de ellos. Por ello, he ocultado una parte de mí, he tratado de enterrarla, de dejarla en el olvido, porque no me parecía lo suficientemente buena.
El hablar con mi amiga, me hizo darme cuenta de algo, de nada sirve que desee que los demás me acepten, si no me acepto yo, con mis errores y mis aciertos. Es por ello, que estoy tratando de mostrarme tal cual soy y si por esos motivos, a estas personas a las que hago referencia, dejo de gustarles (Si es que alguna vez les he agradado) No importa, ya no. Es difícil, es complicado, no voy a negarlo. Por momentos, siento la necesidad de hacer algo que esté al alcance de ellos, que consideren "apto" para darme un lugar en el pedestal en el que, innecesariamente o no, los he puesto. Me cuesta detenerme, me cuesta ser esta persona imperfecta que soy (siempre lo he sido, pero es difícil amar un lado de ti que no te agrada) sin embargo, mientras lo intento, me siento mejor conmigo mismo... y eso es bueno.
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"Querido amigo"
General Fiction"Querido amigo: Nunca nadie me ha amado" ¿Puede el alma desnudarse y volcarse en unas simples hojas de papel? Nuestro protagonista tratará de averiguarlo.