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Día 199

Querido amigo.

Sí, lo sé. Quieres saber cómo me ha ido en mi "Cita"

Yo diría, que ha sido un desastre.

Me llevó a comer a un lugar bonito. Un restaurante, bastante elegante. Tuvo que prestarme una chaqueta, porque yo no tenía idea de que iríamos allí, además, no tengo traje ni nada que se le parezca.

En fin, fuimos a ese lugar -no te diré que pedimos, se me hace innecesario- y el único que habló fue él. ¿Sabes, amigo? A veces me pasa eso, el tener dos extremos completamente opuestos. O siento muchas ganas de hablar y lo hago e incluso invento cosas o no digo una sola palabra y deben sacármelas con preguntas o con fórceps.

En un momento, me preguntó si me gustaba bailar y fui sincero... No me gusta. Así que nos quedamos allí.
No mentiré diciendo que su conversación no fue interesante. Me pareció un hombre muy culto y me gustó mucho que pudiese hablar de diferentes temas. Es abogado, ¿Sabes? Otra cosa que causó que la situación fuese amena. Las leyes son un tema que me resulta atrayente, a pesar de que no me dedicaría a estudiarlas. En un punto, la situación se tornó insostenible. Ambos nos quedamos en silencio y eso es algo que me incomoda, así que di por finalizada la cita.

Él pagó la cuenta -no, amigo, no me siento orgulloso de ello, pero cuando uno apenas llega a fin de mes, tiene que dejar pasar de largo algunos asuntos- y me trajo a casa en su auto.

Voy a decirte que no lo besé, a pesar de que noté que él deseaba que lo hiciera. Estoy cansado de sentirme obligado a hacer cosas que no quiero, simplemente, por ser inseguro; simplemente, por tener miedo. Me despedí de él con un apretón de manos y me metí en casa, como huyendo.

Al estar aquí, en mi lugar seguro, me sentí culpable de mi comportamiento. Después de esto, no puedo esperar que Lucio siga haciéndome caso, pero está bien, supongo que alguien más vendrá o no, no lo sé y tampoco sé cuántos años más seré capaz de esperar.

Querido amigo, soy tan aburrido. No me gusta hacer nada de lo que le divierte al común de la gente y tampoco sé cuales son las cosas que a mí me divierten. Hay una diferencia tan abismal entre diversión y entretenimiento.

Día 201

Hoy soñé con mi padre. Soñé que estaba muerto.

Día 205

Querido amigo.

A veces, tengo miedo de no haber abrazado lo suficiente, de no haber dicho que amaba. Cuando miro a mi madre, me doy cuenta de la fragilidad de la vida y la mente; de lo irreversible de la muerte.

Recuerdo, la vez en la que creímos que tendría alzhéimer. El médico le había dicho que había encontrado cambios significativos en las conexiones "eléctricas" de su cerebro. Ambos lloramos ese día y yo le escribí un poema. Aunque, como muchas veces te lo dije, no creo que a lo que escribo pueda llamárselo así. Ni siquiera poseo conocimientos de métrica como para intentarlo y tampoco tengo interés por aprender. Siempre fui un idiota demasiado libre o demasiado perezoso. De igual manera, quiero compartirlo contigo.

Vendrán noches de frio y te abrigaré,

Pondré ese saco viejo de lana a tus pies

Y te veré dormir preguntándome si vas a despertar.

Vendrán noches amargas

En las que no sabré donde te fuiste a pasear.

Tengo miedo de no verte más.

Vendrán días helados que me hagan recordar

Las gotas de lluvia que mojaron nuestra piel,

Los huecos de nuestros corazones que fueron abriéndose.

Y el viento acariciará nuestros cabellos.

¿Dónde irán a parar todos tus sueños?

Las ilusiones que no te pude cumplir.

Es tan corta la vida y tengo miedo de que pronto no estés aquí.

¿Qué verán tus ojos, cuando no me vean a mí?

¿Dónde te iras?

¿Por qué no puedes llevarme junto a ti?

Si te veo y me pregunto porque ya no sigues ahí.

Tengo miedo de dejarte partir

Y te estoy perdiendo.

No puedo impedirlo, lo sabes y lo siento.

La pobreza del alma,

La fuerza del lamento.

La tristeza que nos invade

Y los besos que no te di porque tuve miedo.

Siempre fui un cobarde,

Siempre pensé en mí a último momento.

¿Por qué no se oxidan los engranajes del tiempo?

Los intentos absurdos por detenerte,

Por atrasar ese momento,

En que veas mi rostro y no puedas reconocerlo.

Espero que no seas un experto en estas cosas, es decir, en literatura, y que hayas podido disfrutarlo; comprender el punto al que quiero llegar.

¿Cuándo son suficientes abrazos? ¿Cuántas veces hay que decir te quiero? ¿Cuántos besos hay que dar para no arrepentirnos al final, cuándo ya no haya marcha atrás?

Día 207
Querido amigo.

No he vuelto a saber de Lucio. No ha regresado al bar, como todos los días, y a pesar de que los demás no echen en falta su ausencia, no puedo evitar sentir formarse un nudo dentro de mi estómago.

Es extraño... No sé cuántas veces debo haberlo rechazado esa noche, sin embargo, de alguna manera, siento que quizás he perdido mi oportunidad. ¿No te pasa, que cuando decides algo, comienzas a preguntarte que hubiese sucedido si hubieses optado por lo contrario?
A mí todo el tiempo.

Este es el momento en que comienzo a preguntarme que he hecho mal y me planteo un millón de respuestas. Fui aburrido, fui desagradable, por eso ha perdido el interés en mí, porque no me esforcé un poco para hacer más amena la situación; porque me limité a ser yo.

Nunca lo comprendí, amigo. Mucha gente dice que uno debe quedarse con quien lo acepte con errores y aciertos, virtudes y fracasos, pero llevo tanto tiempo solo, que comienzo a creer que eso es simplemente un engaño, como las películas, como los cuentos. El problema, es que no deseo estar con alguien que requiera el esfuerzo constante de fingir ser quien no soy. Necesito un amor que me haga sentir libre, que me haga sentir bien conmigo mismo y con la persona que llevo al lado. Supongo, que por eso la única respuesta que me satisface por completo es quedarme solo. ¿Quién más me aguantará si, a veces, ni yo mismo lo hago?

"Querido amigo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora