Uno.

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Suspiré hastiada de dar vueltas por mi habitación, buscaba algo que hacer en una noche de viernes, pero como todos los viernes anteriores a ese, mi único plan era tenderme sobre la cama con mi pijama, una bolsa enorme de frituras y ver series en l...

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Suspiré hastiada de dar vueltas por mi habitación, buscaba algo que hacer en una noche de viernes, pero como todos los viernes anteriores a ese, mi único plan era tenderme sobre la cama con mi pijama, una bolsa enorme de frituras y ver series en la computadora hasta la madrugada.

Me hallaba lista para tener una cita con mi laptop, cuando unos gritos y risas estridentes me hicieron caminar hasta la ventana y, presa de la curiosidad, observé a través de ella. Lo que encontré del otro lado me hizo fruncir los labios reteniendo una sonrisa. En medio de la calle, como era usual los viernes por la noche en la casa vecina, Eunji, la única hija de la familia Im, reía divertida junto a un castaño que me resultaba familiar. Ambos se veían bastante entretenidos jugando a las atrapadas, casi parecían niños pequeños, digo casi porque de pequeños no tenían un solo pelo, mi vecina podría pasar fácilmente por una mujer de veinticuatro años y el chico que la acompañaba aparentaba lo mismo que ella.

«Es imposible que Eunji tenga mi edad» pensé recargando mi peso sobre el marco de la ventana.

Cada fin de semana era lo mismo, mientras la vecina salía a bailar con todos sus amigos, yo me quedaba en casa con la computadora, o leyendo libros hasta altas horas de la madrugada. Siendo sincera no era algo que me molestara en lo absoluto, me encantaba estar perdida en mis mundos de fantasía, cada fin de semana descubría uno nuevo.

Solté una pequeña risa al ver cómo ambos caían de bruces al césped húmedo del pórtico. Se recostaron con el rostro hacia el cielo estrellado y rompieron en carcajadas estruendosas, se veían muy felices y despreocupados, como si nada pudiera romper su burbuja de alegría.

—¡Jungkook! —chilló la pelinegra levantándose del suelo. Hizo un pequeño puchero mirando al joven que seguía riendo desbocado—. Me golpee el trasero por tu culpa.

El castaño se levantó rápido del suelo con una expresión preocupada, la diferencia de estatura no era mucha, Jungkook le sacaba media cabeza a la chica, aún así cuando se paró a su lado se veían tiernos. Abrí los ojos como platos al ver que las manos de Jungkook descendieron desde las mejillas coloradas de la pelirroja hasta su trasero.

—¿Duele mucho, Eunji? —cuestionó dando palmaditas en el lugar.

—¡Ya, depravado!

Dejé de observar la escena de los enamorados en ese instante, me sentía un poco acosadora divirtiéndome con las acciones de ambos. Aunque no podía verlos sabía que se alejaban del lugar, sus voces se hacían más bajas al pasar el tiempo hasta hasta que finalmente el vecindario volvió a su silencio regular. Me recosté sobre la cama tras soltar un pequeño suspiro, sería mejor que comenzara a buscar una nueva serie para mantenerme entretenida antes de que llegara el lunes y tuviera que volver al instituto.  

***

—Borae, cariño, despierta. —sentí pequeñas palmaditas en mis piernas—. Llegarás tarde al instituto, vamos, es el primer día.

shy | kim taehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora