shy | kim taehyung

Veintitrés.

Logré convencer a Borae para que le contara a sus padres lo que estaba ocurriendo, no era sano que siguiera sufriendo en silencio producto de unas niñas malcriadas que no tenían nada mejor que hacer que intimidar a las personas que no sabían defenderse, como mi pequeña. El lado positivo de eso, es que al día siguiente no fue al instituto, lo que me daba total libertad de hacer justicia por mis propias manos. Nadie se metería con mi chica, mucho menos la hermanastra de mi ex novia. Hyera se las vería conmigo, y no tenía intenciones de ser clemente.

La mañana del viernes la tenía completamente libre, mi bloque de clases comenzaba a las tres por lo que tenía una hora y media para hacer entrar en razón a las malditas. Esperé a que mi mejor amiga me enviara un texto informándome acerca de sus movimientos, si no sabía donde estaba obviamente no podría hacerlas pedazos. Bueno, no es como si les fuese a pegar, aunque ganas no me faltaban. No soy amante de la violencia, pero siempre he creído que a matonas de ese estilo hay que darles un trago de su propia medicina.

Me encontraba sentado en la acera, a la salida del instituto de Borae, con el teléfono entre las manos expectante a que vibrase. Cuando éste se removió entre mis manos, ansioso deslicé la pantalla para ver si se trataba de lo que esperaba.

Viernes, 14 de abril.
3 nuevos mensajes.

Pequeña preciosa de mi corazón💕
En línea.

¿Qué tal te encuentras?😄😄😄
10:32

Mucho mejor ahora 💓
13:09

Recién he despertado
13:09

¿Qué hay de tí?😊
13:10

Sonreí de forma involuntaria. Los mensajes de Borae siempre me hacían sonreír, independiente de lo que dijesen, imaginarla texteando sólo para mí era algo que me hacía feliz, significaba que me dedicó al menos unos segundos en sus pensamientos, y solo con ello yo era inmensamente feliz.

De maravilla ahora que tengo noticias de tí, hermosa❤
13:12

Volví a sonreír como idiota frente a la pantalla al imaginar las mejillas coloradas de Borae, pero esta sonrisa desapareció cuando el vibrato de mi celular se extendió por toda mi mano. Tenía un nuevo mensaje de Eunji avisando que Hyera y su amiguita estaban saliendo del salón en dirección a la calle. Segundos después se escuchó el timbre que anunciaba la salida oficial de clases. Guardé el teléfono en mi bolsillo trasero y me encaminé hacia la entrada de mi antiguo instituto. La manos me cosquilleaban con tan solo pensar en destrozarles el rostro a aquellas chicas, pero no podía hacerlo por razones obvias, así que respiré profundo y me preparé mentalmente para lo que venía.

No pasaron más de quince segundos cuando una chica regordeta cruzó las puertas junto a la castaña alta que recordaba haber visto infinidad de veces en casa de mi ex novia. Sus ojos se posaron en mí con una sorpresa autentica al momento en que mis pasos se dirigieron a unos metros de distancia justo frente a ella. Sonrió tratando de ser encantadora -seguramente aquella sonrisa funcionaba con los demás muchachos, pero no conmigo- y enroscó las puntas de su cabello con los dedos. La chica que la acompañaba solo me dio un rápido vistazo con las mejillas coloradas y luego bajó la mirada al suelo. Creí saber quién era la cabecilla del grupo solo con esa acción. Era más que obvio.

—Hyera —pronuncié con mi mejor voz, tratando de que ésta fuese más profunda, con cierto toque de galantería. Sus ojos se iluminaron de una forma extraordinaria, parecía tan ilusionada como feliz, casi siento pena por ella de no ser porque sabía que todo en su persona era una mentira. Justo como la fingida alegría con la que se acercaba hacia mí.

—Taetae —escuchar aquel apodo salir de sus labios me dio repelus, el asco se expandió desde mis entrañas hasta llegar a mi rostro, donde no pude contener una mueca de desagrado. Traté de disimularla lo mejor que pude pero era casi imposible—. ¿Qué haces aquí? —preguntó jugueteando con su cabello. Su amiga se desplazó unos pasos hasta llegar a nosotros, pero se quedó notoriamente más lejos, pareciendo una presencia fantasmal. La ignoré, a ella y a todos los ojos que nos observaban curiosos.

—Necesitaba hablar contigo, linda —sonreí queriendo que confiara en mis intenciones. Sabía que esta chica no era estúpida, todo lo contrario, era bastante astuta y podía notar -por sus orbes- que intuía que algo iba mal. Sin embargo, cuando escuchó el sutil halago salir de mis labios sus facciones se relajaron, no era un secreto que la chica era guapa, ni que en su debido momento existió una atracción mutua, algo que decidí terminar antes de que comenzara por respeto a la que fue en ese tiempo mi novia.

—¿Decidiste volver a mí? —cuestionó con altanería paseando su mano por mi pecho hasta llegar a mi cuello. Bajé las vista siguiendo sus acciones y encarné una ceja, sintiéndome en el interior tan indignado como asqueado, pero por fuera transmitía un aura lasciva, como si de verdad disfrutara de su tacto—. ¿Finalmente dejaste de correr tras la ñoña anoréxica y entraste en tus cabales, amor? —se acercó a mí relamiendo sus labios, pero se sorprendió cuando tomé su cintura entre mis manos. No era igual que tomar a Borae de la cintura, no había ni un solo ápice de sonrojo en las mejillas de Hyera, el interés de esta última no iba más allá de lo sexual.

—De hecho —musité tratando de embriagarla, me acerqué a su oído rozando mis labios en esa zona, sentí como un escalofrío la recorrió de pies a cabeza—, es todo lo contrario —aclaré con brusquedad. Abandoné el agarre de su cintura y posicioné mis manos sobre sus hombros, empujándola lo suficientemente fuerte para desestabilizarla—. Vine a decirte que no te conviene meterte con ella, esta vez seré piadoso por el respeto que todo ser humano merece, no te haré daño. Pero si me entero de que volviste a tocarle un solo cabello, te golpearé tan duro que tu bonito rostro desaparecerá, te desfiguraré —mi voz sonó alto y claro, para que ella y los que nos observaban pudiesen escuchar.

Soltó un par de carcajadas demostrando estar ofuscada. —No lo puedo creer, ¿prefieres ese pedazo de escoria sin tetas antes que esto? —señaló su persona—. Estás mal, Kim Taehyung, muy mal, ¿acaso eres ciego?

—No —negué con la cabeza—, no soy ciego, y gracias a ello puedo distinguir bien las cosas. Tú, no eres más que una maldita arpía en busca de sexo, me lo dejaste muy claro tiempo atrás, ¿quieres que te lo recuerde? —cuestioné cruzando mis brazos sobre mi pecho. Sonreí complacido cuando sus mejillas se tiñeron de rojo y su mandíbula se apretó de ira, ella también lo recordaba—. ¡Oh, Taehyung por favor follame! —vociferé con la voz más aguda que pude hacer, toqué mi pecho simulando que tenía un par de tetas allí y continué actuando: —¡Quiero sentirte dentro de mí, por favor, dejaré que te corras en mi boca!

Las risas de los expectantes no tardaron en llegar mientras yo trataba de aguantar la mía. Hyera fruncía el ceño con molestia y se notaba a leguas que estaba avergonzada hasta la médula.

—Deberías tener más dignidad, linda —sonreí con arrogancia—. Espero que esto te quede claro, aléjate de Borae porque si te vuelves a cruzar en su camino me encargaré personalmente de revelar esas fotitos tuyas, ¿las recuerdas? —levanté una ceja leyendo su expresión. Por supuesto que las recordaba—. Ni siquiera pienses en golpearla de nuevo, te las verás conmigo y para entonces todo mi clemencia y paciencia se habrán ido a la mierda —me acerqué a ella y con mi índice toqué fuerte su frente, casi como si quisiera hacerle un agujero allí—. Métetelo en la cabeza, putita, la escoria como tú no tiene lugar en este mundo así que si quieres sobrevivir lo mejor será que cambies de actitud, si no quieres que te haga cambiar a la mala.

Me di media vuelta, ni siquiera esperé que contestara, no me interesaba en lo absoluto lo que tuviese que decir al respecto, me alejé rápido porque la molestia estaba comenzando a crecer en mi interior y las ganas de golpearla no se iban. Respiré profundamente cuando me alejé de ese tumulto de gente que nos observaba, y al momento de estar solo por fin, solté un grito de frustración. ¿Por qué no podía ser mujer por unos momentos y golpearla como lo merecía?

Mi teléfono vibró en mi pantalón.

1 nuevo mensaje.

Eunji.
En línea.

Estuviste increible, ven a casa hoy, esto hay que celebrarlo.
13:29