Ocho.

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Lo que estaba pasando debía ser una broma, una cámara oculta, un sueño o una ilusión

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Lo que estaba pasando debía ser una broma, una cámara oculta, un sueño o una ilusión. Seguramente seguía desmayada y mi subconsciente me jugaba una mala pasada. Aquellos veinte minutos en los que Hoseok no respondió mi mensaje, los utilicé para ponerme ropa cómoda -mi pijama enorme de ositos- y estar tirada sobre la cama con los audífonos puestos. Tuve que releer el mensaje de Hobi unas cuantas veces antes de caer en cuenta; estaba pasando de verdad. Corrí a abrir la puerta como una loca, casi tropiezo al final de la escalera pero como estaba sola en casa, no había de qué preocuparse.

—¡Traje ramyeon! —dijo alegre. Sentí que su sonrisa iluminó toda mi vida.

—P-pasa —murmuré con las mejillas coloradas.

Dejó sus zapatos en la descansillo y se puso las pantuflas de invitado, lo guié a la cocina y puse la comida sobre la encimera. Me quedé parada un momento mirando hacia el suelo, ¡qué vergüenza!, traía mi pijama puesta y parecía una vagabunda. Mis mejillas comenzaron a llenarse de color carmesí cuando Hoseok me sonrió nuevamente.

—Te ves muy tierna —comentó divertido—. De haber sabido que estarías en pijama hubiese traído el mío —dijo haciendo un puchero.

—D-disculpa p-por mi vestimenta —murmuré avergonzada.

—¡Oh! No te preocupes, no te avisé que vendría —respondió rascándose la nuca—. ¿Quieres que cocine el ramyeon? —sonrió.

Asentí con la cabeza y le dejé el espacio libre, me senté frente a la encimera y observé cómo sacaba todos las cosas que compró de la bolsa, preguntó por lo utensilios que necesitaba por lo que me paré y se los pasé, luego volví a mi posición original; el asiento con la mejor vista de todas, Hoseok.

Pasaron varios minutos en los que Hoseok era quien sacaba temas de conversación, realmente hablaba hasta por los codos por lo que la situación no era tan incómoda como creí que sería, sin embargo, me seguía sintiendo extraña con él a solas. Además, en mi cabeza no dejaba de repetirse la escena del viernes por la noche; Seulgi y él besándose. Era un pena que fueran novios, no porque Seulgi fuera mala o algo por el estilo, ni siquiera la conocía así que no podía decir cosas acerca de ella, sencillamente me daba pena que el primer chico en el que me fijé estuviera ocupado.

—¡Tachan! —chilló emocionado—. ¿Deberíamos esperar a Eunji para comer?

—C-claro.

Se acercó y tomó asiento junto a mí. Desde allí me miraba concentrado. —¿Por qué no habías comido? —preguntó serio.

—Desperté t-tarde y no alcancé —respondí. Hoseok suspiró pensativo—. ¿A-algo anda mal?

—Linda, no deberías saltarte comidas, estas muy delgada —suspiró—, es normal que a las chicas de tu edad se les meta en la cabeza este maldito estereotipo de la chica perfecta, que no pesa más de cincuenta kilos y se ve extremadamente flaca... —Oh, ya sabía de qué iba esta conversación—, pero no es sano.

shy | kim taehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora