Catorce

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Di una última mirada a mi reflejo y suspiré resignada, no había mucho que pudiese hacer respecto a mis ojeras, no sabía nada acerca de maquillaje por lo que mejor ni siquiera intentaba aplicar un poco como hacía mamá

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Di una última mirada a mi reflejo y suspiré resignada, no había mucho que pudiese hacer respecto a mis ojeras, no sabía nada acerca de maquillaje por lo que mejor ni siquiera intentaba aplicar un poco como hacía mamá. Había leído en un revista que poner dos cucharas congeladas disminuiría las bolsas y dio resultado cuando lo hice al despertar, sin embargo, seguía luciendo cansada. Peiné mi cabello en dos trenzas a cada lado de mis hombros y sonreí lo mejor que pude a las siete veinte de la mañana -por el horario, mi sonrisa no era más que una mueca torcida-, ya estaba lista para desayunar y luego salir de casa. Guardé mi billetera en la mochila que utilizaba para el instituto y bajé las escaleras.

Mamá me esperaba en la cocina con mi usual comida matutina y su mejor sonrisa, siempre me pregunté por qué yo no podía estar tan feliz como ella en las mañanas. Con ese pensamiento rondando mi cabeza, tomé asiento y comencé a comer rogando porque las ganas de vomitar se esfumaran. Toda la vida he tenido problemas a la hora de desayunar, por lo que ya ni me preocupada de que fuese algo serio, todos los médicos decían que mi estómago era muy débil y por eso todo me sentaba mal.

—¿Has dormido bien? —preguntó mamá cuando me vio llegar frente a ella.

Asentí con la cabeza luego de alejar el recuerdo del rostro de Taehyung a centímetros del mío. —Excelente.

Me sorprendí al notar que no titubee al decir aquella pequeña mentira, por lo general mi tartamudez me delataba en las mentiras. Le resté importancia y escuché atenta a mi madre.

—Hoy iré a la casa de la abuela, posiblemente vuelva tarde, ¿estarás bien por tu cuenta? —preguntó.

—Claro que sí, mamá. No es primera vez que me quedo sola en casa —sonreí para tranquilizarla.

Terminé mi desayuno en poco tiempo por lo que me levanté de la mesa y caminé hacia la puerta, calcé mis zapatos, colgué mi mochila al hombro y justo cuando estaba por despedirme de mamá, un automóvil paró frente a la casa. Mamá ni siquiera lo notó, yo en cambio lo vi por la ventana de la cocina y me sorprendió bastante reconocer a Hoseok dentro del auto junto a Jimin de copiloto. El primero salió de su asiento y caminó hacia mi hogar. Besé la mejilla de mamá y salí antes de que Hobi tocara el timbre.

—¿Estás lista? —sonrió con su alegría característica. Le miré confundida—. Para el instituto, Eunji nos pidió que te lleváramos.

—N-no se hubieran molestado —dije sintiendo como mis mejillas se coloreaban.

—Nada de eso —tomó mi brazo y me jaló hasta el auto—. Es un placer.

—Hola linda —saludó Jimin cuando me subí en la parte trasera de su auto.

—Hola —dije con las mejillas calientes por su cumplido.

Hoseok abrochó su cinturón de seguridad, puso las manos sobre el volante, y encendió el auto. —Bien, pasaremos por Yoongi y luego dejamos a Borae en su Instituto.

shy | kim taehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora