15.

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Jungkook se sentía muy feliz, había aprobado todas las materias y sólo faltaba un semestre para que las clases acabaran, además, Taehyung había conocido a sus amigos y todos se habían sentido realmente cómodos aquella noche. Él ya no tenía dudas, Taehyung era su amigo, y esa era la amistad que más rápido había forjado alguna vez.

Era domingo, una nublada tarde de domingo. La brisa fresca entraba por la ventana de su habitación, ya que estaba disfrutando del día pero aún así no quería salir del departamento. Seokjin estaba preparando unas galletas, y Namjoon había salido al cine con Hoseok y Yoongi, todos aprovechando el día.

Jungkook se sentó en el suelo, a un lado de la ventana, con el libro en el que siempre escribía entre sus manos. Un día antes se lo había mostrado a Yoongi, ya que creyó que su amigo podría utilizar algunas letras en sus composiciones. Yoongi le dijo que sus frases eran muy bonitas, así que unieron algunas con una canción que el mayor tenía incompleta, y ambos quedaron muy conformes con el resultado. Sin embargo, Jungkook no se había esperado que su amigo le pidiese que cantara un poco, él nunca le había dicho a nadie más que a Jimin que le gustaba cantar, así que probablemente Yoongi se había enterado porque su novio se lo había dicho.

Cuando accedió a cantar algunas líneas, no pudo evitar sentir emoción al momento en el que Yoongi le dijo que su voz era muy buena, ya que él nunca había cantado frente a nadie. Eso había elevado su autoestima, aunque no tuviese ningún problema con eso, no era nada malo recibir halagos de vez en cuando.

–Jungkook... –Oyó la voz de Seokjin al otro lado de la puerta– Alguien vino a verte.

Se puso de pie y dejó el libro en la cama, un poco confundido, ya que nadie le había dicho que iría a visitarlo.

Cuando abrió la puerta, se encontró con Seokjin utilizando un delantal verde con algunas manchas de harina, y Taehyung estaba a su lado, bastante abrigado y con un lindo gorro amarillo.

–¿Tae?

–Hola –saludó el chico, sonriendo levemente.

–Los dejo solos, si me necesitan estaré en la cocina –Seokjin se marchó, y Jungkook se hizo a un lado para que su amigo pudiera ingresar al cuarto.

–¿Qué haces aquí? No me dijiste que vendrías... –Apenas Jungkook terminó de cerrar la puerta y se volteó, los brazos del otro lo rodearon en un abrazo, sorprendiéndolo.

–Lo siento, no quería ser inoportuno, pero... Y-yo... –la voz de Taehyung se quebró– En verdad necesitaba salir de mi casa, lo siento.

–No debes disculparte, te dije que puedes venir cuando quieras, cuando me necesites.

Taehyung comenzó a sollozar, y Jungkook sintió que su estómago daba un vuelco. Odiaba verlo así, tan triste, tan frágil.

–G-gracias...

–Ven conmigo –Jungkook, sin dejar de rodear al mayor con sus brazos, lo dirigió a la cama junto a él–. Ponte cómodo, y si quieres puedes explicarme lo que te sucede.

Taehyung asintió con la cabeza y se separó un poco de Jungkook para limpiar las lágrimas que caían por su rostro, éste aprovechó para recostar su espalda en el respaldo de la cama.

–Hoy... Tuve una pesadilla –sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas.

–Acércate –pidió Jungkook, el mayor inmediatamente se acomodó a su lado, colocando sus piernas sobre las del otro mientras que recostaba su cabeza en su hombro, y Jungkook lo rodeaba con sus brazos–. Creo que esto es algo que necesitas, ¿verdad?

Taehyung solo volvió a asentir, con las lágrimas cayendo por sus mejillas, incapaz de hablar en aquel momento. Jungkook no sabía qué hacer para tranquilizarlo, asì que se quedaron de esa forma durante unos minutos, hasta que comenzó a cantar.

Romero | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora