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–Yo te dije que nada malo pasaría.

–Lo sé, Jin hyung –Jungkook suspiró–. Es sólo que... Tenía miedo, ¿entiendes?

–Claro que te entendemos –habló Namjoon, sentado en uno de los sofás individuales y con la mirada fija en su portátil–. Uno no sale del closet todos los días.

Sí, Jungkook les había dicho a sus amigos que sus padres ya sabían que tenía novio. De hecho, acababa de regresar al departamento luego de haber pasado toda la tarde en casa de su madre. Mientras estaba allí, les avisó a Jimin y Yoongi que ya todo había pasado, ya que ellos aún lo esperaban en el auto, y su madre los había invitado a pasar. Así que habían pasado el día bebiendo café y charlando.

–De hecho, yo ni siquiera sabía que había un closet.

–Creo que siempre estuviste en el armario –Seokjin comenzó a cortar el pastel que hacía minutos había sacado del horno–. Pero Taehyung te hizo darte cuenta de eso.

–Quizás tengas razón –Jungkook reflexionó, mirando al pastel ser cortado como si fuera lo más interesante en el mundo.

Unos golpes sonaron en la puerta, así que los tres presentes se extrañaron. Definitivamente no eran sus amigos, porque ellos ingresaban sin siquiera tocar, era la costumbre. Jungkook se puso de pie y se acercó a la puerta, abriéndola y encontrándose con una agradable sorpresa.

–Hola –saludó la persona que estaba frente a él.

–Tae –sonrió, sorprendido –. ¿Qué haces aquí?

–Vine de visita –el castaño se movió un poco, mirando al interior del departamento–. A no ser que estén ocupados.

–Claro que no, pasa –en el momento en que Taehyung estaba pasando a su lado, Jungkook lo detuvo, dándole un beso en la mejilla.

Taehyung se sonrojó, ninguno de los dos se acostumbraba aún a los saludos. Había veces en las que ni siquiera se besaban cuando se veían, y ya estaban charlando de forma natural.

Si bien aquello no era algo malo, Jungkook estaba tratando de modificarlo, dándole aunque sea un beso en la mejilla cuando olvidaba hacerlo en los labios o no se atrevía, ya que estaba intentando dedicarle más muestras de afecto a Taehyung cuando estuviesen en público. Nunca le había gustado aquello, pero sabía que Taehyung era cariñoso incluso cuando había otras personas, pero no se atrevía a demostrarlo por temor a que Jungkook se sintiera incómodo –incluso habían tenido una charla por eso–. Sin embargo, Jungkook le había dicho que no tenía ningún problema con eso, y que él mismo estaba intentando ser más demostrativo cuando estuvieran otras personas presentes –ya que cuando estaban a solas, le salía de forma natural acercarse a él, darle beso, abrazos y palabras tiernas–.

Taehyung se sentía feliz por eso, ya que él era una persona muy espontánea y no quería tener que estar escondiendo sus sentimientos y ganas de tener algún contacto un poco más cercano al menor. Era muy tierno para él que Jungkook estuviese tratando de modificar aquello sólo para estar ambos más cómodos y sentirse más libres con su relación.

Seokjin y Namjoon miraron en la dirección de la pareja, ambos sonriendo cálidamente al ver a Taehyung.

–Buenas tardes –saludó el chico, sintiendo a Jungkook cerrar la puerta detrás de ambos.

– ¡Taehyung! –Seokjin se acercó al chico, abrazándolo–. ¿Cómo estás?

–Muy bien –respondió con una sonrisa sincera.

– ¿Porqué tocaste la puerta? –Preguntó Namjoon, cerrando su portátil para ponerse de pie–. Pudiste entrar directamente.

–Oh, es sólo que... No creí que fuese apropiado.

Romero | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora