Romero | KookTae

FIN 1/2

ACLARACIÓN: Nunca puse en la historia las edades de los personajes, por eso quiero aclarar que Jungkook tenía 17 años al inicio y luego cumplió 18, Taehyung tenía 19. 

...

8 años después...

Jungkook abrió los ojos, la luz del sol ingresando a la habitación a través de las delgadas cortinas, giró en la cama con su brazo extendido, intentando tocar a alguien, pero estaba solo. Suspiró y miró el techo blanco, los últimos meses siempre era así, y no le agradaba mucho el despertarse y no poder abrazar a nadie.

Se levantó de la cama y miró el reloj que se encontraba en su mesita de noche —justo al lado de una foto suya junto a su novio, en la cual sonreían a la cámara posando frente al mar—, eran las diez de la mañana. Un suspiro escapó de sus labios, amaba poder trabajar desde su casa la mayor parte de los días, aquella evidentemente era la mejor ventaja que tenía la carrera que había elegido, composición musical. Aunque de hecho no podía quejarse de casi nada, tenía un muy buen sueldo debido a que la pequeña empresa que habían comenzado sus amigos Yoongi y Namjoon años atrás había comenzado a tener un éxito bastante grande, no les iba para nada mal y varios artistas realmente buenos habían firmado un contrato con ellos. 

Jungkook había sido el compositor de varios éxitos, siendo incluso requerido en varias ocasiones por otras empresas, sin embargo, él se negaba, no abandonaría nunca a Yoongi y Namjoon. No solo por la amistad que tenían, sino también porque confiaba mucho en ellos y en su trabajo.

Luego de haberse higienizado en el baño, bajó las escaleras hasta ir a la sala de estar en la cual el televisor se encontraba encendido, en la mesita frente a los sofás reposaban dos vasos con jugo de naranja. Miró hacia la entrada de la cocina y de allí salió un hermoso chico de cabello negro, el cual sonrió ampliamente al verlo.

—Buenos días —lo saludó, poniendo el plato con galletas que tenía en sus manos en la mesita, para luego acercarse a darle un corto beso en los labios—. Al parecer descansaste mucho.

—Hubiera sido mejor si estabas junto a mí al despertar —rodeó la cintura ajena con sus brazos—. Tae, ¿porqué ya no me despiertas? Incluso parece que te levantas más temprano de la cama para evitarme.

— ¿Pero qué dices? Claro que no es eso, bobo —Taehyung le sonrió, evitando el mirarle a los ojos, fijando su vista en sus labios—. Solo... Creo que he perdido la costumbre.

Jungkook alzó una ceja — ¿Te refieres a que en el tiempo que estuvimos separados te levantabas muy temprano para no despertar junto a la persona con quien compartías la cama?

—Sí, a eso me refiero —el mayor se apartó del abrazo que compartían, sentándose en el sofá más grande para luego llevarse una galleta a la boca.

Jungkook y Taehyung se habían separado hacía un año, por un total de siete meses en los que ambos habían conocido a otras personas. Sin embargo, desde que habían reanudado su relación hacía cinco meses ninguno de los dos sacaba a colación ese detalle. Era claro para ambos que estaban evitando el tema, pero en ocasiones alguno hacía un breve comentario al respecto, dejando en claro implícitamente que se debían una charla.

Ellos habían decidido mudarse juntos el mismo año en que Jungkook acabó con sus estudios —el negocio de la florería de Taehyung le generaba una cantidad de dinero suficiente para que no tuviera que depender de nadie más, sin embargo hasta ese momento había vivido con sus padres—, alquilaron un bonito y pequeño departamento a pocas calles de la florería de Taehyung, y Jungkook no tenía ningún problema en ir al trabajo ya que Yoongi pasaba por él. De más está aclarar que al instante en que el muchacho acabó sus estudios, tenía un puesto garantizado en el estudio de Namjoon y Yoongi.