Cuando crecemos, vemos que la vida es compleja: nada aparece por arte de magia para venir a tus manos y quedarse en ellas para siempre. La mayoría del tiempo tenemos que trabajar las cosas, pensarlas con frialdad, barajando los pros y contras y si el bien que nos pueden hacer, vale de verdad la pena, en comparación con todo lo que hemos atravesado para llegar hasta ello.
Nos pasamos toda la vida pensando, viendo como cosas y personas vienen y van. Llorando, sufriendo, riendo pero, sobretodo, viendo los años pasar y, cada día, enfrentándonos a situaciones más difíciles que llegan sin previo aviso.
De sumar y restar, pasamos a hacer raíces cuadradas y, casi que a partir de ahí... puedes elegir si quieres declinar o derivar tu vida.
La mayoría de vivencias y experiencias que tenemos en los años que vivimos son complejas, y, justo cuando aparece algo sencillo en nuestro día a día: tememos que no sea real.
Mi historia comienza así:
Con el principio más sencillo que te puedas imaginar... y un final totalmente inesperado.
"Maybe we should keep it simple, we don't have to decide... oh, no we don't need to overcomplicate it."
Cerré las puertas del armario y me giré, viendo que había acabado de ordenar mi habitación en la residencia.
Era mi tercer año en la universidad y desde que había empezado la carrera, me quedaba en ella. La mayoría de mis amigos vivían también allí, o por lo menos en la misma ciudad universitaria.
Tenerles cerca era una de las cosas que más me gustaban, porque me hacían sentir cerca de casa.
La puerta de la habitación se abrió y apareció Izzy, mi mejor amiga. Se quedaba justo en la habitación de al lado.
-¿Ya has ordenado todo? -Frunció el ceño mirándome-. Todos los años igual y todavía no entiendo de dónde sacas las ganas.
-Tranquila, ya sé que tu habitación dejará de ser una leonera a finales de semana. -Me apoyé sobre el escritorio, mirándola.
-Dijirí di sir ini liniri. -Me imitó cómicamente-. ¿Qué vas a hacer mañana por la noche?
-Aprovechar que es el último fin de semana para poder ver Netflix hasta las tantas. -Eché mi pelo hacia atrás, encogiéndome de hombros.
-Los de la facultad de medicina vamos a hacer una fiesta de bienvenida, deberías venir. -Alzó sus cejas sucesivamente, tratando de persuadirme.
-Ah pero, ¿os sabéis divertir? -Reí al ver su cara. Rodó los ojos y se cruzó de brazos.
-No serás tú la más graciosa de esta habitación. -Negó para sí misma-. Van a ir todos: Owen, George, Amelie. Van incluso Justin y Ryan.
Fruncí el ceño confundida.
Justin y Ryan eran amigos de Owen y George, ya que habían jugado en el mismo equipo de fútbol hasta el primer año de universidad; ahora lo hacían para equipos diferentes en la misma liga. Aún así, no entendía qué pintaban allí, si no iban ni a nuestra misma universidad.
-¿Qué pintan en una fiesta de esta universidad?
-Que es una fiesta, básicamente. -Se encogió de hombros como si nada-. Además, los chicos les han invitado.
-Hombre... ir voy a ir. -Reí. Si había alguien a quien le gustase una fiesta más que nada, esa era yo-. Pero no tengo ni idea qué ponerme.
Tampoco es que fuese a pasar nada del otro mundo, ¿no?
¡Que empiece el partido!
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¡Hola! ¡Bienvenidxs a No Promises!
Desde hace dos meses, empecé a preparar esta historia y no os podéis imaginar la ilusión que me hace que este día haya llegado por fin.
Esta fanfic es totalmente distinta:
Justin no es famoso ni una estrella mundialmente conocida. Es un chico normal que como tú y como yo va a la universidad y tiene las mismas obligaciones que la gente de tierra firme. Lo único especial de su persona es que su pasatiempo favorito es el fútbol.
Madison, por otra parte, también va a la universidad y aunque le encanta ver el deporte al que se dedica nuestro protagonista, su verdadera pasión es la fotografía.
Vuelvo el viernes 14 a las 17.00h
La historia está a punto de comenzar pero dime... ¿estás preparadx para el juego?
@ spainrauxl
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No Promises • jb
Fanfiction"Maybe we should keep it simple, we don't have to decide."
