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"I've been thinking about you all night long, hoping you pick up your phone"
MADISON'S POV:
Guardé el móvil en la cartera al ver el mensaje de Justin y esperé a que llegase. En menos de 5 minutos habían pasado ya cientos de personas por delante de mí; la plaza siempre se llenaba hasta la bandera el día de año nuevo.
–¿Madison? –Una voz sonó cerca de mí
Me giré y alcé las cejas sorprendida al ver a Cam allí.
–¡Cam! –Sonreí y le miré después de abrazarle–. ¿Qué haces aquí?
–He venido con mis padres –sonrió de medio lado, arrastrando las palabras al hablar–. Han alquilado una casa para pasar año nuevo lejos de todo el jaleo de L.A.
Por el olor a cerveza que emanaba su aliento y la forma en la que sus ojos parecían cansados, supe que estaba borracho.
–Anda que has tardado en recibir el año con alegría, eh –sonreí divertida.
–Sé de lo que estás hablando –se cruzó de brazos–, y estoy perfectamente.
–Sí –asentí irónica, riendo levemente–. Quién te diga lo contrario miente.
–¿Vas a ir a alguna discoteca?
–Sí –asentí–. Estoy esperando a que los demás vengan.
–Podrías guardarme un baile, ¿no? –Se acercó un poco a mí.
En seguida vi sus intenciones.
–Cam, no te equivoques –me puse seria.
–Venga –puso un mechón de pelo detrás de mi oreja–. ¿Me vas a decir que no lo pasamos bien este verano?
–Tú lo has dicho –puse una mano en su pecho, para que guardase las distancias–. "Pasamos", en pasado.
–Lo podríamos traer al presente.
Antes de poder pararle, posó sus labios sobre los míos intentando que yo le siguiese el beso, cosa que nunca sucedió. Me separé de él de inmediato y antes de echarle en cara lo que había hecho mis ojos cayeron en otros que me miraban completamente atónitos.
No podía ser verdad.
Sin dudarlo un segundo, avancé hasta él; aunque pareció que esta fue su señal para darse la vuelta y empezar a caminar con rapidez, intentando poner la mayor distancia entre el uno y el otro. Con rabia, pegó un fuerte puñetazo a una papelera que tenía cerca y siguió su camino.
–Justin –le llamé para que parase.
Siguió andando como si no pudiese oírme mientras yo no dejaba de llamarle y de decirle que parase; lo único que podía oír eran mis tacones resonando contra el piso y como la tensión, por muy separados que estuviésemos en aquel momento, subía y subía como si nadie pudiese pararla.
