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"all I want, all I need, all I see... is just me and you"

Noviembre había entrado con fuerza. Las tardes en la biblioteca eran lo normal y ya me había acordado de la estampa de todos los profesores: ese mes solo me quedaba por hacer un examen, pero en diciembre casi todos se habían empeñado en hacer algunos más como ejemplos de los finales de enero.

–Cada día tengo más claro que me debería haber metido a carpintería –dije cansada–. A hacer casitas para pájaros, como Kevin en Camp Rock.

–¿Tú con una sierra mecánica en la mano? –Izzy miró en mi dirección, con una ceja alzada–. Entonces deberías ir al quirófano donde hago las prácticas y así abres a los muñecos en canal.

–Retrasada –reí levemente por lo que había dicho.

Por suerte, ese fin de semana sería el partido de baloncesto benéfico, cosa que me permitiría desconectar por un par de horas del cacao mental que tenía. Aunque por el momento, los apuntes encima de la mesa eran mi única desconexión.

–Te sale humo de la cabeza –una voz conocida sonó como un susurro contra mi oído–. Tienes que dejar de estudiar tanto.

Me giré levemente y noté como una enorme sonrisa tiraba de mis labios, abriéndose paso por mi cara sin dudarlo medio segundo.

–¿Qué haces aquí? –pregunté acariciándole la mejilla después de que me diese un corto beso.

–He venido a verte –dejó una caja en medio de la mesa. Izzy y Sophie nos miraban divertidas–. Llevas aquí desde las 16 y son las 19, os merecéis un descanso todas.

Dicho esto, cogió la silla que estaba pegada a dónde yo estaba, sentándose y pasando un brazo por mi espalda, dejándolo sobre el respaldo de la silla en la que me sentaba en aquel momento.

–Son muffins –señaló la caja.

–¿En serio? –Izzy le miró sin creérselo del todo.

–Claro –se encogió de hombros–. ¿Vosotras no merendáis o qué?

–Y tanto que sí –respondió mi mejor amiga, que dejó el boli a un lado y abrió la caja, revelando varias magdalenas con una pinta increíble.

–Voy a buscar algo para beber –Sophie se levantó, con intención –probablemente- de ir a la máquina de café a por un par de capuccinos para ella e Izzy.

Aprovechando que Justin estaba cerca, pasé una de mis piernas por encima de una de las suyas, gesto que me encantaba hacer y al que él respondió poniendo una mano sobre mi rodilla, dejando pequeñas caricias sobre esta.

–Oye –Izzy habló cuando se terminó el dulce–, ¿qué tal las cosas con el tema de Mike?

Al escuchar su nombre, Justin se tensó a mi lado. Para que se calmase y aprovechando que estábamos en confianza, me incliné hacia él, dejando la cabeza casi sobre su hombro.

–Ryan nos dijo lo que pasó en la discoteca cuando os fuisteis –se apoyó sobre la mesa–. De verdad que no me he echado en cara persona más imbécil.

–Da igual –Justin negó–. Creo que le dejé las cosas claras y por el momento... ha dejado de tocar las narices.

–Primera vez en su vida que lo hace, entonces.

–Yo creo que deberíamos pasar de él –me encogí de hombros–. Lo que quiere es un poco de atención y yo no estoy dispuesta a dársela.

–Si quiere atención que haga malabares y no se ponga a decir mierda de ti.

No Promises • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora