24

1.7K 121 320
                                    

"I've been playing with my demons"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"I've been playing with my demons"

Me moví levemente sobre la cama soltando un suave gemido mientras notaba como las sábanas se rozaban contra mi cuerpo desnudo y un brazo me atraía, pegándome al cuerpo de alguien. Al empezar a ser consciente, noté la oscuridad en la que estaba sumida la habitación y la cual agradecí.

Antes de abrir los ojos, noté como alguien me empezaba a dejar besos húmedos por mi mejilla y bajaban hacia el cuello, haciéndome sonreír levemente al recordar quién era el causante de todo aquello.

–Buenos días –abrí levemente los ojos.

Me encontré con un Justin despeinado, con las mejillas rojas, mirándome mientras sonreía levemente.

La imagen me hizo sonreír al instante a mí también.

–Buenos días –respondió después de un par de segundos, con voz grave.

–¿Qué tal has dormido? –Acaricié su mandíbula con la yema de los dedos.

–Mejor que nunca –una nueva sonrisa se abrió paso por sus mejillas–. ¿Tú?

–Podría acostumbrarme a descansar tan bien siempre –reí con suavidad y mi mirada viajó inconscientemente hasta sus hinchados labios–. Y a despertarme con estas vistas.

Lograba verle por la luz que emanaba la lámpara de su mesilla, que estaba encendida.

–Puedes hacerlo siempre que quieras –dejó un suave beso sobre mis labios, finalmente.

–No me lo digas dos veces.

Tras oírme, volvió a pegar sus labios a los míos, bajando sus manos y trasladando sus caricias en mi cuello, a toda mi espalda. Correspondiéndole, pasé mis manos alrededor de su cuello, atrayéndole un poco más hacia mí y dejándome llevar por la situación.

Al notar que no oponía resistencia, se colocó sobre mí, quedando entre mis piernas y teniéndome a su entera disposición; sus labios, ya voraces desde aquellas horas, descendieron hasta mi cuello dejando varios besos húmedos sobre mi piel y entreteniéndose cerca de mi clavícula cuando su lengua decidió salir a saludar.

Aprovechando que aún seguía completamente desnuda de la noche anterior, subió las manos hasta mis pechos, ahuecándolos entre ellas y consiguiendo que mis pezones despertaran y se endurecieran entre sus hábiles dedos. Consiguiendo lo que había querido, su boca siguió desplazándose camino abajo hasta que se encontraron con lo que, hasta hacía unos segundos, se había encargado de atender con sus manos.

La respuesta de mi cuerpo fue inmediata: mi espalda se arqueó, haciendo que el recibimiento fuese aún mayor. Su lengua se movía con la misma destreza que la noche anterior, provocando que lo único que pudiese hacer en aquellos instantes, fuese notar como mi cabeza daba vueltas, y pequeños suspiros de placer se escapaban de entre mis labios.

No Promises • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora