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  So clear to me now, can't explain what you're doing to me, yeah  

  So clear to me now, can't explain what you're doing to me, yeah  

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La cosa se había descontrolado. Desde nuestro encuentro el anterior sábado, los rumores de que Justin y yo estábamos juntos habían corrido como la pólvora. No había ni una persona de nuestra edad en aquella ciudad que no hablase sobre ello y que, encima, se creyese con el derecho de opinar.

Habían dicho de todo: que Justin me estaba utilizando, que yo solo quería estar con él porque eso me iba a hacer más popular, que yo le estaba utilizando a él para tener un trabajo de fotógrafa... y la lista seguía, pero no me había molestado en saber más de lo que estaban diciendo.

Las miradas en la universidad se habían vuelto curiosas y expectantes, como si esperasen que me subiera encima de una mesa en la cafetería para contar algo de mi vida privada; también se mezclaban con otras de envidia o rencor. No era ningún secreto que Justin era uno de los chicos más solicitados por el género femenino –y masculino-, de la ciudad; a nadie le hacía mucha gracia que una chica de la noche a la mañana hubiese llamado su atención.

Lo mejor de todo, por ser irónica y reírme de la situación, era que en ningún momento ni Justin ni yo habíamos dicho absolutamente nada. No éramos como los demás que se pasaban el día asegurándose de que la gente se enterara de que tenían pareja... por ser completamente clara, ni siquiera habíamos hablado nosotros mismos lo de estar en una relación oficial o si éramos algo.

Paralelamente a todo aquel drama, que en mis 23 años de vida jamás se me habría ocurrido tener que vivir, Justin era ajeno a todo. Solo sabía acerca de la punta del iceberg: que hablaban de nosotros y que ahí se quedaba la cosa. No tenía ni idea de lo que decían de mí ni de las llamadas o los mensajes.

–Quizás deberías decírselo... –Sophie me miró tras dejar la taza de té sobre la mesa.

Habíamos salido de la biblioteca unos minutos antes.

–Es que no me imagino cómo puede reaccionar –miré por la ventana de la cafetería–. Cuando salimos la primera vez se cabreó por personas que nos miraban. Si le digo que hay gente llamándome para preguntarme por él... –negué sin querer pensar en lo que podría pasar.

–Yo creo que deberías contárselo y decirle que eso no va a afectar a lo que tengáis –se encogió de hombros–. Sinceramente, pienso que tienes miedo a que su reacción sea cortar todo tipo de relación contigo. Deberías saber que no todos son como el imbécil que te hizo daño.

En cifras absolutas, hacía menos de un mes que conocía oficialmente a Justin y que había empezado a quedar con él; sin embargo, la mayoría del tiempo parecía que nos conocíamos de toda la vida y aquello me hacía sentir muy a gusto.

Llevaba poco más de 4 años sin querer oír hablar de chicos, por la mala experiencia que había supuesto mi última relación. Por ello, las palabras de Sophie me habían calado hondo ya que tenía razón. No estaba enamorada ni nada por el estilo, pero según pasaban los días y le iba conociendo, Justin me gustaba más y me sentía bien siendo su... lo que fuese.

No Promises • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora