17

1.4K 105 132
                                    


"almost saying goodbye..."

–¡Hoy se bebe, joder! –Sophie entró en mi habitación de la residencia.

Estaba bajando una maleta de encima del armario, así que cuando entró dando voces me empecé a reír y acabé tirada en el suelo del cuarto.

–Sophie, te mato –me levanté frotándome el trasero por el golpe que me había dado.

–Tía, lo siento –me ayudó a levantarme, riéndose–. Pero acabo de terminar de hacer la maleta y tenía que soltarlo.

–Pero llama a la puerta o algo –sonreí, empezando a meter la ropa en el equipaje.

Habíamos decidido hacer la maleta esa misma mañana, solo por ahorrarnos trabajo al día siguiente. Esa noche era el año nuevo universitario, una macro-fiesta en el centro de la ciudad a la que iban todas las universidades: bebías durante la 'cuenta-atrás' y además un montón de discotecas ponían ofertas que solo son comunes del día que supuestamente íbamos a celebrar.

–¿Izzy te ha llamado?

–Ha mandado un mensaje al grupo diciendo que ya tenía todo –se sentó sobre el escritorio–.Ya iba a casa de Ryan a dejar las cosas.

–Genial, entonces –moví las caderas como si hubiese música puesta.

Después de cenar, iríamos al piso de Ryan aprovechando que vivía cerca de donde estaba el reloj que siempre se utilizaba para dar las campanadas, tanto ese día como el día del verdadero año nuevo.

–¿Quieres que te ayude? –Sophie me miró.

–No, no te preocupes –empecé a meter ropa interior en uno de los bolsillos–. Voy a llamar a mi madre ahora, así que –me encogí de hombros.

–Entonces voy a ir a la cafetería a robar galletas –se levantó y fue hacia la puerta.

–¡Tráeme un par! –Dije lo suficientemente alto como para que me escuchara.

Minutos después, terminé de meter la ropa que iba a llevar; al final la maleta se había llenado de 'por sí acasos' y había tenido que coger una segunda para meter los zapatos.

–Mira –mi madre descolgó el teléfono–, más te vale que te guste el risotto que te estoy haciendo, porque qué trabajo me está dando.

–¿Estás haciendo risotto? –Le contesté sorprendida. En menos de dos segundos se me había hecho la boca agua.

–Sí, hija sí –suspiró y escuché como cogí el móvil–. Llevo dos horas en la cocina.

–Ayyyy, muchas gracias –sonreí.

Tenía muchísimas ganas de verla.

–¿Ya has hecho la maleta?

–Sí, acabo de terminarla –me senté en la cama–. Al final llevo dos.

–Ah bueno, pero eso lo sabía ya.

–Mamá –rodé los ojos.

–Oye, yo creo que es mejor que vengas en bus –cambió de tema–. Mañana conducir va a ser una locura y encima hay alerta por lluvias.

–¿En autobús? Pero si son casi cuatro horas –hice una mueca en disconformidad, como si pudiese verme.

–Prefiero que llegues sana y salva e irte a buscar yo a la estación.

–Está bien –suspiré–. Voy a ver si consigo billete para ir.

Estuve hablando casi una hora con ella e incluso compré los billetes mientras lo hacía; a mí tampoco me hacía gracia conducir mientras llovía y en el fondo sabía que de esas cuatro horas, me pasaría 3 durmiendo.

No Promises • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora