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  You're just making sure I'm never getting over you, oh  


Había pasado una semana desde que había visto a Justin, pero eso no hacía que el contacto entre los dos hubiese terminado. Cada vez que teníamos un hueco, él por los entrenamientos y yo por las prácticas, aprovechábamos para llamarnos o hablar larga y tendidamente por mensaje.

Se podría decir que... le echaba de menos.

Y puedes llamarme lo que quieras, sabiendo que solo habíamos quedado una vez y obviando nuestro roce en la fiesta antes de que la universidad comenzara, pero a medida que le conocía y nos íbamos haciendo más cercanos, tenía más ganas de estar con él y pasar tiempo a su lado.

Por suerte, la pretemporada empezaba justo ese domingo y su equipo me había contratado para sacar fotos en todos los partidos de la campaña, antes de que la liga empezase. En mi interior, rezaba para que me contratasen toda la temporada y así tener una excusa para ver a Justin todos los fines de semana.

–No me puedo creer que sea viernes –Izzy se sentó a mi lado después de coger su comida en la residencia–, la semana se me ha hecho eterna.

–Dímelo a mí –suspiré.

–Qué bonito verte echar de menos a alguien –Sophie se rió al ver la expresión de mi cara.

–Ha-ha –la miré sin ninguna expresión.

–Bueno –Izzy habló, alargando la 'e' para dar énfasis– el domingo vas a verle y hoy te vas a pasar la tarde sacándole fotos a esta belleza –se señaló a sí misma– ¿qué más quieres?

–Dile a tu ego que se desinfle, porque no puedo respirar –sonreí.

El día anterior me había llegado al fin mi nuevo objetivo para la cámara. Llevaba esperándolo tres semanas y cuando en la residencia me dijeron que tenía correo, casi me había echado a llorar. Quería probarlo antes de llevarlo a algún partido, así que Izzy se había ofrecido voluntaria para posar delante de él y salir beneficiada, ya que todas las fotos que le sacara, acabarían en su instagram antes o después.

Entré a mi habitación después de comer e ir al baño a lavarme los dientes. Fui hacia el escritorio y empecé a preparar lo que me hacía falta para esa tarde, emocionada por volver a coger la cámara entre mis manos y sentirme como una niña de dos años.

Pocas cosas en la vida me hacían tan feliz como la fotografía.

Mi móvil sonó en el bolsillo trasero de mis jeans y lo cogí sin mirar el identificador, enganchando el teléfono entre mi hombro y mi oído.

–Hola –contesté mientras iba hacia mi cama, dónde tenía la caja con el objetivo.

–Feliz viernes, ojos bonitos.

La voz de Justin sonó al otro lado e instantáneamente sonreí. Por escucharle y por el mote que había utilizado.

Desde que nuestras llamadas, mensajes o incluso videollamadas se habían hecho más constantes, le había pillado el gusto a llamarme así. Ponía de excusa que decirme 'preciosa' o 'guapa' era muy cursi para él; después de estar un rato pensándolo, había decidido que el mote adecuado se quedase en 'ojos bonitos'. Además, decía argumentaba su decisión diciendo que mis ojos le relajaban.

–Y tan feliz –sonreí como si pudiese verme. Él sabía que tenía ganas de que llegase el fin de semana para coger la cámara.

–¿Qué vas a hacer esta tarde?

No Promises • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora