¿Para qué enamorarse?

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Capítulo O1.

Primer día de universidad. Elizabeth se abrochaba su suéter color rosa hasta el último botón. Se acomodó su vestido floreado que le llegaba poco más arriba de la rodilla y me miró, sus ojos curoseaban, escondidos bajo sus lentes de sol.

Le sonreí, fue lo único que se me ocurrió. Giró los ojos decidida a llamar la atención lo cual siempre le funcionaba.

-¿Fué lo único que se te ocurrió ponerte hoy? -preguntó, ella era una loca de la moda.

-No. Lo decidí ayer.

-No conseguirás ningún chico vestida así. -Hizo un ademán con su mano.

Probablemente tenga razón ¿pero qué tiene de malo usar unos pantalones algo rotos, una camiseta negra, mi chamarra de piel y el cabello recogido en una coleta despeinada?

-Admiro tu capacidad de no encajar aquí.

Siempre intentaba hacer que yo encajara, ya que siempre ella había sido mi única amiga.

-Sigo sin entender cómo es que somos amigas -comentó mirándome.

-¿Magia? ¿Milagros? ¿El destino? - Terminé la frase riéndo.

Cuando sonó la campana me dirigí a mi salón. Me senté en las filas de en medio, casi siempre me sentaba por esos lugares, en frente se sentaban los alumnos más destacados y atrás los quienes podrían llamarse populares. Yo no entraba en ninguna de esas dos.

Estaba tan ocupada viendo mi cuaderno mientras dibujaba que no percibí que alguien se había sentado al lado de mí, olía a perfume de hombre, exquisito. Pero no quería voltear, prefería seguir en mi burbuja anti-social.

-Hola, soy Elliot.

Su voz era sensual, cálida y tímida a la vez.

Con el tono más bajo que pude dije:

-Hola.

-¿Estás en primer año?

Genial, este chico cuya voz era sensual, no entendía que no quería conversar, no respondí, se quedó callado el resto de la clase y se lo agradecí en mi mente. La clase terminó rápido, guardé mis cosas y salí de ahí encontrándome a una malhumorada Elizabeth.

-¿Y a tí que es lo que te explotó? -Me reí por la mancha gigante que tenía en su vestido.

-Déjalo Jessie, vamos, no quiero seguir aquí. Necesito comer. -Sonrió.

Caminamos a lo que supongo debía ser la cafetería. Liz se sirvió algo de verduras, una cosa que no distinguí y una bebida roja. Yo no quise nada aún.

Al voltearme choqué con un chico.

-Fíjate por dónd... ¿Eres tú?

Me quedé estática, nada. Al poco tiempo reaccioné.

-¿Perdón? ¿Te conozco? -dije entrecerrando los ojos.

Levantó la bandeja del suelo y se levantó bien, ni siquiera me había fijado que había tirado su comida. Ops. Al levantarse erguidamente estaba mucho más alto, ¿qué, me quiere golpear?

-Hola -Me estrechó la mano-. Soy Elliot.

Mi cara seguía confundida, o eso creí. Pero pronto caí en la cuenta de que había ya escuchado ese nombre. Si no me falla el olfato, era el mismo chico que se había sentado al lado de mí la primera clase.

Decidí por fin detenerme a mirarlo.

Sus ojos azulados con chispazos de verde me miraron desde arriba, el pelo castaño revuelto danzaba en su cabeza y su sonrisa blanca y perfecta parecía rara. Llevaba puesta una camiseta gris, y admito que le quedaba bien. También tenía un pantalón de mezclilla gris, sus ojos resaltaban mucho vestido así. Y no, mi olfato no falló, olía como a menta y cosas raras, pero me gustó.

Su sonrisa me indicaba que estaba debatiéndose entre reír a carcajadas o sólo burlarse en silencio. Genial.

-¿No dirás nada verdad Rojita?

¿Qué? ¿En serio? ¿No pudo encontrar otro 'apodo' mejor?

-No lo creo, y por favor; no me llames así.

-Así se quedará mientras no me digas tú nombre -replicó, tenía sus bellos ojos burlones.

Y se fue. ¿Cómo quería qué le dijera mi nombre sí prácticamente huyó?

-Wow. ¿Quién es ese chico "Rojita" - Elizabeth se rió ante ese tonto apodo.

-Te juro que ni siquiera se. -Me encogí de hombros nerviosa -. Vamos, éste lugar es enorme.

Seguí caminando hasta que encontré una mesa vacía y me senté. Apoyé mi cabeza sobre mi mano y algo captó mi atención. Bueno, más bien alguien. Era un chico un poco menos alto, cabello negro, ¿ojos grises? un pantalón azul y una camisa blanca debajo de un suéter azul.

-Hola -Se dirigió hacia ¿mí? Creo que fue muy notoria mi mirada.

-Ho... Hola.

-Mi nombre es Matt, veo que eres de primer año. -Me guiñó un ojo, genial, ¿primer año? ¿Se nota mucho, no?

-En serio chica, ¿qué traes con los chicos más grandes-altos-guapos de aquí? ¿Quién era ese?

-Matt.

-¿Matt Thyson?

-Ni. Idea. Liz.

-Está bueno.

No pude evitarlo y me reí sin saber que decirle.

-Digo... Bueno de ¿persona, no?

Sonó la campana, en ésta clase si nos tocaba juntas. Se sentó a un lado de mí, y viéndose al espejo un chico le habló, empezaron a conversar animadamente.

Estaba aburriéndome.

-Hola Rojita.

No puede ser. ¿ÉL? ¿AQUÍ? MÁTENME POR FAVOR.

No respondí, otra vez. Giró la cabeza divertido, presentí que iba a decir algo y me adelanté antes de que se burlara de mí.

-Jessica Reeds -dije muy segura para evitar ese apodo que ni siquiera se me hace lindo.

-Muy bien Rojita, Elliot Owen -contestó con una pequeña sonrisa.

-No me digas así. -Me revolví nerviosa.

Se rió, bien ¿le causaba risa todo lo que decía? Para ignorarlo, empecé a escribir lo que la profesora que se presentó como "Señorita Lauren" escribía en el pizzarrón.

-¿No eres pelirroja? No creo que esté daltónico. -Se rió un poco exagerado.

Definitivamente le divertía todo lo que decía y se reía de mí. Volteé a mi derecha para ver a Liz, quien mágicamente estaba empezando una amistad con el chico ese. Giré los ojos.

♡♥♡♥♡♥

Soy nueva escritora :D espero que les agrade o algo así.

Admito correcciones y bueno. Gracias si te tomaste un tiempo en leer este corto capítulo.

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