CAPITULO 5

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Luego de tal momento dejándome hacer, quizás, ligeramente a mi pesar, me había dejado llevar mas de la cuenta. Habíamos vuelto a esa enorme casa aspirante a castillo, y tiro de mí, agarrando mi muñeca como si pudiese escaparme en el transcurso hasta su habitación.

-Bien, ¿qué es eso tan importante que depende de mi presencia?- hice las comillas con los dedos y luego me sitúe al borde de la cama viéndole con poco interés.

-Una fiesta esta noche, eres mi guardaespaldas ¿no?- arqueó una ceja y me dedicó una sonrisa burlona -Báñate y cambia tu ropa, saldremos exactamente a las ocho, apreciaría tu puntualidad.- asentí en seco, tomé unas prendas de ropa y me dirigí al baño.

Habiendo acabado mi aseo personal pocos minutos después, salí distraídamente del baño tratando de anudar mi corbata y accidentalmente choqué con la amplia espalda de Andrew, que como siempre para nada narcisista se apreciaba frente al espejo.

--Oh... Y-yo lo siento-- se giró hacia mí y me tomo de la corbata, me acerco a sus labios y sentía su respiración chocar contra la piel de mi rostro, cerré mis ojos por impulso, pero su beso jamás llego, abrí los ojos, temeroso y comprobé como este mantenía una sonrisa de evidente burla a mi persona.

-¿Esperabas algo?- dijo con malicia ensanchando su sonrisa, acomodó mi corbata y la dejo perfectamente arreglada en su lugar.

-Gra-Gracias...- Dije atorado en mis propios pensamientos, atontado conmigo mismo y por el ansiado contacto que anhele en su momento, y admitirlo me dolía en lo mas puro del orgullo.

-No respondiste mi pregunta, príncipe.- Me sonroje y él me acercó a su rostro, su respiración nuevamente chocaba con la mía, su mirada conectada con la mía me impedía apartar la vista de sus azules ojos, no podía y no sabía el porqué, su brazo rodeo mi cintura aprisionándome y acercándome más a su cuerpo, de pronto, su pecho me parecía poderosamente amplio.

-Y-yo n-no... ¿De qué hablas?- Trate de zafar mi cuerpo de su agarre, empujando su pecho en un intento de mantener una distancia prudente a mis mismos deseos en contra de mi voluntad, ¿tan fácil soy?

-Vamos, dilo, o de lo contrario te torturaré para que lo hagas.- dio un pellizco a mi trasero haciendo que me sobresaltara apretando los labios, indicándole con el gesto que no hablaría.

-N-no yo...- Me preocupa Hasta donde es capaz de llegar. Sus manos comenzaron a acariciarme el cuerpo, y aunque su toque es apenas sobre la ropa en mi trasero o mi espalda, el movimiento es lo suficientemente erótico y alusivo como para hacerme temblar y suspirar ansioso.

-¿Lo disfrutas?- Resolló en mi cuello, arrancándome un bajo jadeo entre dientes, la humedad de su lengua hizo contacto con el lóbulo de mi oreja, mientras su pierna se deslizaba cautelosa entre las mías para acariciar mi sexo anhelante de contacto.

-Q-quería un beso, ¡solo un beso!- Intervine alterado al ver que sus estímulos estaban haciéndome reaccionar, aunque no demostraba intención de parar, manipulando la situación a su antojo.

-¿Que harás al respecto?- Me vio con su usual mueca de superioridad logrando cabrearme lo suficiente como para fruncir el ceño y arquear las cejas.

Le empujé y se separó de mí, tiré fuertemente de su corbata haciéndole inclinarse un poco y de puntillas atrape sus labios entres los míos, comencé a tirar de su labio inferior y juguetear con él, mordí fuerte con mis dientes y lanzo un quejido de dolor, una gotita roja comenzó a crecer en su labio y este la lamió y me dio una de sus sonrisas que me hacía saber que estaba satisfecho. Aunque no era la reacción que yo quería conseguir con mi atrevimiento.

$ubasta (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora