Dieciséis.

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Bandit toma la tarjeta y agradece al recepcionista, acompañando al elevador a un Shiloh algo drogado por los supresores que siempre trae de emergencia.

Faris lo carga con suavidad mientras se moviliza junto a la omega, quien presiona el botón subiendo hasta el último piso.

Se miran sus reflejos sin decirse palabra alguna del tema.

- El olor posiblemente será muy fuerte así que tuve que rentar un piso entero. El último. Nadie tendrá acceso a él. Escogí una habitación, la presidencial.

- Gracias.- Faris asiente.- Luego me encargaré de pagarte todos los gastos.

- No es necesario. A ninguno nos es falto algo tan banal como el dinero.- Agrega. Suspira.- Me encargo igual junto con los chicos de crear una coartada para mis padres. Pero son muchos días así que... He pensando en decir que se van de viaje a otro lugar.- Piensa en voz alta. Faris solo la ve sorprendido y realmente agradecido,

En ese momento, las puertas se abren y ella camina enseguida fuera de este junto al rizado.

Al final del pasillo, una puerta, la cual abre enseguida dejándole entrar.

Entra de igual modo colocando la tarjeta en una pequeña mesa del recibidor:- Cualquier cosa, me llaman.- Sus azules la miran de manera algo cálida, colocando al tiempo a Shiloh en la cama que ya empieza a hacerse consiente.

- No sé cómo agradecerte esto, Bandit.- Ella suelta un suspiro y niega sonriendo.

- Cuando esto termine, me gustaría oír la historia.- Y así sale de la habitación cerrándola sin más.

Shiloh se endereza viéndole algo mareado, con los ojos llorosos y un pequeño temblor recorriendo su cuerpo.

- Hey... Hola bebé...- Se acerca cauteloso a él empezando entonces a llorar.- Shh... No, no, no llores...- El rubio niega bajando la mirada, sintiendo el peso de la cama hundirse.

- Actúe estúpidamente. Yo solo... Hmmm.- Su voz se corta a la vez que cae de nuevo en la cama y cierra los ojos.

Una oleada de calor que empieza a consumirlo.

Faris siente su cuerpo responder enseguida, con tanto calor, que empieza a quitarse la camisa.

Shiloh entonces le huele, abriendo los ojos y viendo botón por botón ser removido.

Gruñe algo placentero y se relame los labios.

- T-tengo calor... Faris...- anuncia. El alfa ya está sin camisa, y solo atina a acercarse a él susurrándole calma y empezando a remover su ropa.

Pero entonces se retuerce aún más desesperado.

Se está volviendo loco:- T-tócame!- Le ordena. Él sonríe.
Su omega gruñón le encanta.

Obedeciendo, empieza a pasar sus manos por su abdomen una vez haberle quitado su playera, repasando con sus labios su cuello.

Siente al rubio estremecerse mientras niega:- E-esto no está bien...- Susurra.

El alza su mirada más que nublada por el aroma a celo de vainilla, tan exquisito y embriagante.

- El que no te haya reclamado ya, es lo que no está bien.- Y no puede evitar que la voz le salga ronca y demandante.

Shiloh con solo eso se siente humedecer. Sus pantalones se han manchado, le estorban y el alfa lo nota pues enseguida se encarga de quitárselos.

Entonces se deshace también de su ropa interior, y él empieza a clamar por su tacto.

Los roces queman y balbucea muchas cosas incoherentes, todas con el hecho de que aquello que estaban a punto de efectuar, era un error.

- No.- Gruñe Faris en un intento ya desesperado y molesto de hacerle callar para disfrutar.- Maldición, Shiloh. ¡Eres mi omega!- Le deja claro.

El rubio le ve fijamente ya pulcramente desnudo, pero la mirada dilatada azulada está en todo su cuerpo.

En lo perfecto y hermoso que es.

La gloria misma.

Shiloh se humedece más ante eso y lloriquea.

Es tan débil. Y no sabe por qué la vida les hace esto si se trata de su propio hermano.

Se humedece cual puta con su propio hermano.

Entonces un dolor le azota con bestialidad y gime desesperado.

Estruja las sabanas bajo su cuerpo y mira a todos lados buscando su mirada.

Cuando la encuentra, gime ahora llamándole. Y Faris, más que dispuesto, va hacia él, tomándole de las mejillas.

El omega ya se restriega alzándose a su pelvis, y él solo aprieta la mandíbula aguantando el deseo carnal de destrozar su ropa misma y embestirle para así hacerlo suyo al fin.

Pero conoce tan bien a ese pequeño suyo, tan suyo, que sabe que será su primera vez.

Y se siente tan dichoso y afortunado...

Quiere llorar de la alegría cuando le besa de tal forma que empieza a satisfacerle y calmar su dolor.

Sus piernas aún tiemblan.

Sus labios se enroscan y se traspasan su sabor entre sí.

La lluvia recia de Faris no puede con su vainilla dulzón que es simplemente una droga.

Sus lenguas juguetean y ríen.

Entonces baja a su cuello, mordiendo su clavícula, besando su pecho.

Una línea recta hacia aquel rojo y palpitante miembro suyo, el cual engulle y disfruta como una paleta.

Y Shiloh tiembla, y lloriquea, y ¡se está muriendo!.

- ¡Madre mía!.... F-Faris....- Es tan nueva esa sensación que después de un tiempo, cuando el alfa deja el acto, gruñe y lloriquea caprichoso.

Quiere insultarle por su osadía de dejar de darle el mejor placer de su vida cuando sus piernas se alzan sin peso cayendo en sus hombros y entonces, el rizado lleva su boca a lamer entre sus muslos, llenos de su esencia.

Aquello le marea, pero cuando entonces, su lengua llega al borde de sus glúteos, y se atreve a meter esta entre ellos hasta su entrada, saboreando sus fluidos, siente que va a desfallecer.

***
Por cuestiones personales no pude subir ayer.

Una disculpa.

Espero les guste y disfruten.

Se dividirá en dos partes :)

Gracias a quienes leen🌻

En tu mirada. {Shiaris} {Failoh} {Faloh} {Sharis}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora