Veinte.

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Relamió sus labios intentando hablar pero de nuevo Lyra alzó su mano callándole sin decir nada.

- ¿Y entonces?...- Faris suspiró y prosiguió.

- Es mi omega, Lyra. Lo sabes bien. No podía no hacerme cargo de su celo. Es mío.

- Oh, no me vengas con tu posesividad, Faris. Aquí el caso es que, una cosa es que lo hayan pasado juntos en celo y otra es que, oh si, ¡Has mordido a tu hermano!- Gruñó estoica.

El mismo rubio se abrazó al rizado escondiendo la mirada.

- No te enojes con él, Lyra. Fue decisión de ambos...

- Oh, sí no sólo estoy enojada con él, contigo también Shiloh. ¿¡Pero que tienes en la cabeza!?, creí que eras el más razonable en esto. Veo que me equivoque.

- Ly...

- Ya. Basta.- Gritó. Soltó aire pesadamente y les miró algo irritada.- Tampoco vine a hacerles un infierno todo esto, pero, algo ha ocurrido en casa.- Confesó. Entonces le vieron la preocupación en la mirada y supieron que no todo andaba bien.

- ¿Qué ocurrió?- Preguntó el rizado.

- Bueno. Con la noticia de que tendremos un hermanito.- Dijo con una leve sonrisa.

Ambos chicos sonrieron con emoción y felicidad.

Saber que su padre de nuevo estaba en estado les daba mucha revolución en sus pechos.

Ellos amaban a la familia, y estaba por demás, muy entusiasmados.

-  ¡Eso es fabuloso!

- Lo es... Pero, hay algo más.

- ¿Qué cosa?- Preguntó ahora el rubio. Lyra solo suspiró y les miró sería.

- Alguien ha amenazado directamente a nuestra familia.




Se disculparon muchas veces como para contarlas.

Gerard se permanecía inquieto pero Frank, contrario a él, solo sonreía.

- Para que Bandit les haya ayudado, es algo importante.- Dijo finalmente restándole importancia.- Nosotros los americanos no somos tan alarmistas con estos temas. Pero suerte con sus padres, chicos. Sobre todo ahora que son uno solo.- Shiloh se sintió agradecido con Frank, dándole un gran abrazo de despedida.

Las vacaciones habían acabado.

Solo habían durado cinco días en USA.

Y bueno, ahora se encontraban aterrizando en Londres.

Las manos le sudaban mientras un pequeño temblor le invadía. Faris le abrazaba a su lado tratando de tranquilizarle, haciendo poco efecto.

Bear les miraba con lastima y preocupación mientras apoyaba disimulado la cabeza en el hombro de Ian.

Este no se inmutó siquiera. Parecía acostumbrado a tal acción que se encargaba disimuladamente de colocarse de tal forma que fuera cómodo para el beta.

Lyra solo se mordía los labios poniéndose igual de nerviosa que Shiloh cuando el auto se detuvo en la residencia.

Bajaron con lentitud viendo a sus padres esperarles en la puerta de la mansión.

Louis abrazaba su vientre bajando unos cuantos escalones para ir hasta sus hijos, a su lado, Harry; entonces sus pasos se hicieron más lentos y su rostro cambió a una expresión de total confusión.

Luego vino la duda, siguiéndole la cólera y de último solo quedó la decepción y nostalgia en su rostro.

- Papá...- Shiloh fue el primero en hablar.

Se sentía tan mal por todo aquello.

Estaba temblando y estaba a punto de echarse a llorar. Faris quería abrazarle pero solo pudo sostenerle de las caderas. No quería empeorar el asunto.

Louis no habló. Lo que solo dejó a Harry.

Este les miraba con neutralidad; la duda e interés estaba en su rostro.

Todo era demasiado para un solo momento, más sin embargo, podía darse una idea de aquello.

- Bienvenidos.- Dijo una vez se aclaró la voz. Observó a sus hijos y sonrío.- Hijos.- Nadie pudo responder, apenas y respiraban.- ¿Por qué no pasamos a la sala y platicamos de... Esto?- Murmuró sin saber bien como empezar a tomar el asunto.

Louis seguía sin reaccionar; tan solo se aferraba al agarre de su alfa por que sentía que en cualquier momento iba a desfallecer.

Todos asintieron empezando a caminar hacia dónde el alfa había dicho, sentándose frente a ambos.

Louis tenía la mirada baja y pérdida, mientras Harry trataba de hallar preguntas para las respuestas que debían tener sus hijos.

- Papá...

- No.- Entonces, apenas audible, el castaño habló. Todos le vieron con miedo y confusión.- Cállense... Cállense todos.

- Louis...

- No, Harry. Solo... Denme un momento.- Para entonces, Shiloh ya se hallaba hecho un mar de lagrimas ahogadas.

No podía alzar la mirada y se enterraba las uñas a las palmas de sus manos por tanto apretar.

- Papá, quiero que nos escuches.- Empezó Faris.

- ¿Acaso no fui claro?- Louis alzó la mirada a su segundo hijo, no sabiendo cómo le estaba viendo. No sabiendo que sentir. - Es que...- Cerró los ojos por un momento negando.- No entiendo... No puede ser posible, por que... Por que son familia...

- Lou, por favor.- Harry lo tranquilizaba con caricias viéndole con preocupación. Este le devolvió la mirada algo atónito.

Cerró los ojos recargándose en el pecho del alfa por un momento y regularizando su respiración.

Una vez ya más calmado, se permitió tomar aire y entonces encarar de nuevo la situación.

Faris le veía preocupado mientras abrazaba cómo podía a Shiloh, quien no paraba de llorar ahogándose en su propio sufrimiento.

Entonces vio que enserio, a él mismo le afectaba todo más que si mismo.

Su hijo sufría con aquella decisión que había tomado, sufría por ellos.

- Pueden... ¿Pueden explicarnos lo que ocurre?

En tu mirada. {Shiaris} {Failoh} {Faloh} {Sharis}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora