Mini-serie: La casita de Natsu (2)

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— ¡Buenos días, alumnos! ¡Me alegra verlos!

Mavis, la pequeña profesora del segundo año, entró tan radiante como siempre. Le encantaba el primer día, porque siempre, siempre, siempre los alumnos se ponían extremadamente nerviosos. La maestra Mavis, se dedicaba exclusivamente, a hacer exámenes sorpresa, cada vez que quería. Muchos de ellos, incluían un espacio al final, donde se leía: ''Úsalo para limpiar tus lágrimas''.

— Natsu Dragneel —dijo en voz alta.
— ¡¿Sí?! —Él se levantó inmediatamente.
— ¡¿Capital de Honduras?!
— ¡¿Ah?! ¡¿Qué clase de pregunta es esa?!
— ¡Incorrecto! —Mavis hizo una cruz con los brazos. — Te veo a la hora de salida. Ve a la sala de profesores. Ahí estaré.

Algunos chicos, levantaron las cejas. ¡Eso era un ligue directo! ¡La maestra quería al alumno! Habían visto, suficientes hentais, para saber cómo acabaría eso. Gray, el mejor amigo de Natsu, lanzó un silbido al aire.

***

A las cinco y media de la tarde, Natsu caminó a la sala de profesores. El color naranja del atardecer, iluminaba los pasillos de la escuela. ¿Qué querría Mavis? Ellos se conocían, fuera de la escuela, debido a que el medio hermano de Natsu, era el esposo de la profesora; así que, técnicamente, eran familia. Hasta donde él sabía, Zeref era un buen esposo, un excelente proveedor y una gran persona, así que, cualquier cosa que quisiera decirle Mavis, seguro era algo bueno.

— Ya estoy aquí, permiso —dijo, entrando a la sala.
— Natsu, hola.

Mavis estaba sentada en una silla giratoria, con los pies sobre el escritorio. Descalza, usaba una falda corta y una blusa de botones, manga larga. Se veía muy relajada, al contrario, de lo que Natsu esperaba.

— Y... ¿Qué necesitabas?
— Quiero hablar de Zeref —Mavis se estiró, cruzando una pierna. Natsu vio sus bragas por unos instantes—. Él... Él...
— ¿Le ocurre algo malo? —Preguntó preocupado.
— ¡Me hace sentir mal! ¡Él siempre habla de ti, siempre está trabajando, siempre tiene ganas de sólo abrazarme! ¡Yo quiero se...!

Natsu chilló, tapándose los oídos.

— ¡No, no digas la palabra! ¡No quiero saber que Zeref hace eso! ¡Por favor, ten piedad de mí! —Rogó, poniéndose de rodillas.

Mavis bajó los pies del escritorio, usándolos para impulsarse en la silla con rueditas, yendo hacia Natsu. Se posicionó frente a él, sin decir absolutamente nada, porque él continuaba tapándose los oídos. Mantenía los ojos cerrados, parecía no darse cuenta de nada, pues el trauma de saber que tu hermano hace el amor con tu esposa; es demasiado para un adolescente.

— Pobre chico, tiene un trauma. Tranquilo, como tu maestra, no te dejaré seguir así; no te dejaré caer en un hoyo de depresión.

Convencida, de que se trataba de algo altruista y desinteresado, Mavis tomó a Natsu por los cabellos y dirigió la cara del chico, a su entrepierna. Natsu no supo ni qué pensar. ¿Eso, en palabras simples, no era traicionar a su hermano? ¡Pero ella lo buscaba a él! ¡Eso no se consideraría un accidente ni por asomo! Mavis traía bragas verde pastel, con lacitos; un color inusual. Las bragas olían a durazno. ¿Insinuación a que le comiera el...?

— ¡Perdóname, Zeref! —Gritó, dramáticamente.
— ¡No lo menciones! ¡Me cortas la inspiración!

Las manos de Natsu, se agarraron de los muslos de Mavis, apretándolos. Frotó su cara contra la ropa interior de Mavis, por eso pedía perdón, porque estaba dispuesto a caer en la tentación. Y, volviendo a las tradiciones japonesas, es el deber del hermano, cuidar de la esposa de su hermano. Si algo le sucediera, es deber del familiar, cuidar de esa mujer con su vida. La frustración sexual, contaba como emergencia y cosa de peligro extremo, ¿verdad? Mejor a que hiciera cosas con él, que con cualquier otro idiota extraño de la calle, ¿no?

Mavis amaba a su esposo. Pero no lo soportaba.

Zeref, quien se dedicaba exclusivamente a trabajar, llevaba casi seis meses sin tocarla de manera sexual. No servían los trajes fetichistas, la lencería sexy o los descarados besos que le diera. Nada hacía funcionar a su ''amiguito''. Empezaba a pensar mal, creer que Zeref, tendría una amante; alguien con quien se la pasaba como conejo, encamados y llenos de sudor.

No tenía ninguna prueba, excepto ese desgano al sexo. Ahora, se preguntaba, si no tomó una decisión precipitada.

— Oye, Natsu, ya pensé y... ¡Ay!

Soltó un gemido fuerte. A ese le siguieron muchos más. Natsu corrió la tela a un lado, lamiendo directamente esa piel tan sensible. La vagina de Mavis, rosa y suave, parecía sacada de la película porno más dulce del mundo; si es que esas palabras se podían juntar en una misma oración.

La lengua de Natsu, se paseaba de arriba-abajo, a los lados y trataba de entrar por la fuerza. Una parte de él, su cerebro de arriba, le gritaba que todo estaba mal y que se detuviera en ese mismo instante; que su hermano no merecía eso. Y su otro cerebro, el que yacía entre sus piernas, le gritaba un: ''Déjame salir, cabrón, ¡vamos a enseñarle lo que es bueno a ésta enana!''

La pequeña rubia, empujó a Natsu al suelo, usando sus pies. Se levantó de su asiento, colocándose encima de él a gatas. Lo besó profundamente, usando su lengua para excitarlo. Se separó al faltarle el aire, dejando un hilo de saliva que unía sus bocas. Vio la cara de Natsu; era obvio que seguirían. Ni siquiera necesitaban decirlo. Ni querían hacerlo. Hablar, arruinaría el momento, los haría parar. Inevitablemente, alguno de los dos, nombraría a aquel hombre que los unía.

Ninguno notaba, que un ojo, los observaba a través de un hueco en la pared. Alguien que, por diferentes cuestiones, se sentía engañada.

Esa persona, miraba atentamente, como Mavis se bajaba la ropa interior y hacía lo mismo con Natsu. El miembro erecto de él, fue manipulado por la profesora; primero frotándolo contra su piel rosada y luego insertándolo dentro de ella. Mavis comenzó a saltar sobre la pelvis de Natsu. Gemía y jadeaba en voz baja, sudaba bastante e incluso, parecía a punto de llorar. <<Está liberando toda la tensión, pobrecita>> pensó la persona misteriosa, poniendo su celular en el hueco. Tomó la primera foto.

Con todo el dolor de su corazón, siguió observando, sin atreverse a interrumpir o alertarlos de que los veía.

Diez minutos después, cambiaron de lugares. Natsu tenía las riendas ahora. Puso a Mavis contra un escritorio y la agarró por la cadera; golpeando el trasero de ella contra su cuerpo. Mavis se tapó la boca de inmediato, ahogando todos sus gritos. Esa clase de movimientos, duraron alrededor de otros diez minutos, hasta que ambos se quedaron quietos.

La persona tras la pared, se dirigió a la salida, en silencio. Había tomado las suficientes pruebas. Tendría a Natsu comiendo de su mano. 

***

¿Quién es la persona misteriosa? ¿Por qué quiere a Natsu comiéndole la mano? :v este fue mi primer intento de lemon, así que... ¿Qué tal? Han sido tres capítulos en día, mañana tal vez suba dos, o uno. En fin, ando inspirada pero bien. ¿Les gustó? ¡Nos vemos en la próxima! ¡Gracias por pasarse!

Tú y yo (Natsu Dragneel harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora