Mini-serie: La casita de Natsu (29)

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Una vez a la semana, Ume se quedaba sola en la casa, pues sus padres se iban a un hotel y regresaban hasta la mañana del otro día. Yume también salía. Y el lugar a donde iba, era un secreto para todos, pero esperaban que no fuera nada malo; hasta ese momento, ella no tenía ningún escándalo, ni momento vergonzoso. Confiaban en su hija mayor y no la cuestionaban. A Ume le daba igual a dónde fuera su hermana. Lo que le importaba, quedarse sola, era parte importante de su plan. ¡Al fin conseguiría descansar! ¡Le daría un sepulcro a su corazón!

Y no, no hablaba de suicidarse, o alguna de esas tonterías. Prepararía comida deliciosa, se comería toda una cubeta de helado de vainilla francesa, comería esos chips que su madre le había quitado, bebería refresco y lloraría hasta quedarse satisfecha. Hasta que no le quedara ni una lágrima adentro.

A las siete de la tarde, ya estaba todo preparado, esperando ser comido. Se sentó frente al televisor, conectó la computadora a la pantalla y puso ''play'' a ''Rance 01: La búsqueda de Hikari''. Ah, estaba enamorada de ese hombre, sin reservas y sin moral para acostarse con mujeres. Rance no la rechazaría. Nunca.

Era gracioso, muy gracioso: Su amor existente, no la quería. Y el amor ficticio, no le diría que no. Su suerte... ¡Una completa risa! ¡Al menos, por esa noche, no pasaría el rato pensando en Natsu! Se podía manosear, imaginándose, que se metía con Rance y que la hacía saltar encima de su ve...

— ¡Ume! ¡¿Estás aquí?!

La voz de Natsu, la sacó de sus fantasías, regresándola a la realidad: Estaba sola, virgen y en proceso de engordar. Trató de ignorar los llamados, fingiendo que no estaba en casa, pero al levantarse a mirar por la ventana, hizo caer la computadora y algunos vasos. Afortunadamente, no mojaron el aparato, o habría chillado. Sin embargo, ese ruido, la delató y no le quedó opción, más que ir a abrir.

Afuera, Natsu esperaba entrar, frotándose las manos contra el pantalón. Sudaba por el calor y los nervios. No sabía qué esperar de esa visita. Podía arreglarlo todo o terminar de arruinarlo. ¡Tenía que ser directo y claro! A menos, que quisiera, acabar con lo poco de corazón que le quedaba a Ume.

— ¿Qué quieres? —Ume abrió la puerta, apenas lo suficiente para mirar afuera, era obvio que seguía molesta.
— Hablar contigo —respondió—. ¿Puedo pasar?
— Si digo que no... ¿Te vas a ir?
— Acamparé en el patio.
— Pasa. Tienes diez minutos para decir lo que quieras.

Natsu ingresó, haciendo un esfuerzo sobrehumano, para no gritarle que estaba siendo insensible. ¿Con qué autoridad moral, tenía el derecho, de decirle eso? ¿Después de lo que había pasado? Si lo hacía, Ume le patearía el culo, lo sacaría por los vellos púbicos, arrastrándolo por los rosales.

La casa olía a pollo frito, pizza y hamburguesas. El estómago de Natsu rugió, a pesar de que una hora antes, había comido espagueti hecho por Dimaria.

— ¿Me acompañas a cenar? —Preguntó Ume. —Puedes hablar mientras comes, me preocupa engordar, en especial, porque paso la mayor parte del día en la computadora; así no se queman grasas.

Natsu asintió. ¿Por qué rechazar la invitación? Era el primer paso, significaba que Ume, estaba lo suficientemente tolerante, como para escucharlo. No lo odiaba tanto como antes. No lo mataría por sus palabras.

— Primero —dijo Natsu—: Lo siento mucho.
— Eso me lo esperaba.
— Segundo: No me importa que seas menor de edad.

Un pedazo de pizza, se le cayó de las manos, al escuchar semejantes palabras. ¡Él estaba jugando!... ¿Verdad? Era imposible, que en dos semanas, una persona cambiara de opinión en algo, que defendió, con tanta vehemencia. Natsu dijo que no la quería de forma sexual o romántica. Y ahora...

— ¿Vienes a burlarte de mí? Eres peor que yo —suspiró, comiéndose una pierna de pollo—. Me odias, ¿verdad?
— ¡Es la pura verdad! ¡Lo he pensado un montón! Hasta lo hablé con un amigo, él me dijo, que mientras tú dijeras que podía hacer cosas pervertidas, estaba bien. Que la ONU no tocaría mi puerta para detenerme. ¡Dame una oportunidad!

Natsu le tomó las manos, mirándola con un gesto suplicante. Había sido sincero. No quería seguir haciéndole daño.

— Yo...
— ¡Pídeme lo que quieras! —Natsu la sacudió. — ¡Cualquier cosa! ¡Te lo daré! Solo pídela, dime.

Ume lo pensó ligeramente. Inhaló profundamente. ¿En verdad necesitaba decirlo? Él debía saberlo bien.

— ¡Quiero ser tu novia! ¡La oficial!

***

¡He vuelto! :v Les recomiendo ampliamente, ese hentai, que Ume estaba a punto de ver. Búsquenlo como: Rance 01: Hikari o motomete. Es genial. Simplemente genial. ¡Espero les haya gustado! ¡Nos vemos en el próximo capítulo!  

Tú y yo (Natsu Dragneel harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora