La casita de Natsu (Final)

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— ¿No volverás a la escuela?

Yume negó con la cabeza.

— Reingresaré en Abril, tendré que cursar de nuevo el tercer año, pero está bien. No me molesta. Por cierto, Anna-san, ¿qué haces aquí todavía?

Anna se sentó en la cama de Yume, jugando con sus dedos.

— Pues, como yo me involucré demasiado en esto, me enviaron para cuidar de Natsu y ver que no desperdicie la vida que le regalamos —dijo, rascándose la mejilla—. A mí y a mi hija, nos permitieron vivir en la tierra, siempre y cuando encontremos un lugar para animar mientras tanto. Estoy contenta porque no me separaron de ella. Así que, puede que sea mucho pedir, pero... ¿Nos dejas vivir aquí?

Lo meditó ligeramente, después de lo ocurrido en los últimos meses, el hecho de ver y hablar con un fantasma; era la cosa más normal.

— Está bien. Pueden quedarse en mi casa.
— ¡Muchas gracias, Yume! —Anna tenía los ojos brillantes. — Por cierto, voy a necesitar que de vez en cuando, me prestes tu cuerpo para hablar con Natsu. Él ya no puede verme ni escucharme. Y no recuerda todo lo que le mostré.
— ¿Tampoco recuerda lo que le dije en mis sueños?
— No...
— Perfecto. Eso me tranquiliza. Bueno, pónganse cómodas, yo tengo que ir a ver qué hace mamá porque escucho muchos ruidos de la cocina.

Yume abandonó la habitación, bajando las escaleras con cuidado. De la cocina, salía un olor salado y delicioso, como si estuvieran fritando algo. Entró, encontrándose a su progenitora, cocinando algo frente a la estufa. Eran croquetas. Croquetas perfectamente doradas, aun escurriendo aceite, sobre un papel absorbente.

— ¿Es la cena de hoy? —Preguntó Yume.
— No, son mis regalos de San Valentín para tu padre —contestó Ayami—. Ya sabes que no le gustan los dulces. Así que le daré algo que sí se coma.
— Ya veo, lo quieres todavía, a pesar de los años...
— Pero puedes tomar algunas, hice muchas.
— Sí, muchas gracias. Tengo hambre.

***

— San Valentín: La fiesta de las doncellas.

Ume, con una pose dramática, hablaba frente a Wendy.

— Una celebración, en que un montón de niñitas hormonadas, le regalan chocolates a un hombre y luego pretenden, que él las lleve a un motel del amor en el ''Día Blando''; como si les debiera algo. Odio ésta fecha.

Wendy sonrió.

Ambas, estaban en el departamento de Acnologia, dentro de la cocina que habían secuestrado; paradas frente a la estufa.

— ¿Entonces por qué haces chocolates, Ume-chan?
— Porque quiero dárselos a Natsu...
— ¿No odias el día de San Valentín?
— Sí, pero no odio a Natsu. No del todo.

Acnologia, las escuchaba desde la sala, donde miraba la televisión; ajeno a todo tipo de pensamientos bobos. << Quieres te lleven al motel, Ume >> pensó, acusándola sin pruebas reales de lo que decía... Bueno, pensándolo un poco mejor, él la conocía desde mucho tiempo atrás; sabía exactamente lo que esperaba conseguir.

— Natsu-san —dijo Wendy—, él recibirá muchos chocolates...
— Sí, lo sé —Ume sonaba molesta—. Hace tiempo, me di cuenta que no puedo ser la única, así que me aseguraré de ser la mejor. ¡Tú también tienes que esforzarte, Wendy! ¡Incluso si no tienes pechos, puedes resaltar!
— ¡Ume-chan, no digas eso! ¡No aquí!
— ¡Tranquila! ¡Acnologia está enamorado desde hace años! ¡Y no es de ti, ni de mí! ¡No tienes nada de qué preocuparte! ¡Acnologia! ¡¿Cómo se llamaba esa chica que te gustaba en la primaria?! ¡¿Sarah, Suna, Sheila?!

Tú y yo (Natsu Dragneel harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora