Capítulo 5: La misión (Parte 2)

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El demonio estaba inspirado.

Era la primera vez en su vida, que sentía dolor. Esa chica lo hizo sentir dolor. Por lo mismo, no podía dejarla vivir, tenía que mostrarle la superioridad de un etherias. No sólo a ella, sino a todos los que estaban ahí.

Levantó su brazo, dispuesto a darle el golpe de gracia, pero una plasta se metió entre ellos. Uno de los magos, cubrió a esa niña con su cuerpo y salieron disparados, con dirección al bosque. El demonio se carcajeó, con su golpe, había sellado la magia de ambos y dentro de ese lugar, existía una especie de árboles que mermaban las habilidades mágicas. Estaban completamente perdidos. Si él no los encontraba, alguna de las otras bestias, los mataría.

Natsu logró girar a tiempo, cayendo de pie con Meredy en brazos. Ella estaba desmayada. La echó sobre su hombro, tratando de encender fuego en su mano para alumbrarse. No tardó en darse cuenta que eso no servía; que no podía usar su magia. Chasqueó la lengua, olfateando en diferentes direcciones, no olía al demonio y eso era una buena señal. Así tendría tiempo de esconderse. Y tiempo para que Meredy despertara.

***

— ¡Ultear!

Meredy corría detrás de su madre adoptiva, en medio de las sombras. Sin alcanzarla. Ultear caminaba tranquilamente, no volteaba a verla ni respondía a sus llamados. Seguía su camino sin interrupciones.

— ¡Ul, vuelve! ¡Te necesito! ¡Ul! —gritaba la maga de pelo rosa, cayendo de boca al suelo. Se arrastró, rogando por su antigua compañera. — ¡Ul, sálvame, por favor! ¡Te necesitamos, por favor, regresa! ¡Ul!

La mujer desapareció, siendo tragada por las sombras. Meredy siguió llorando, gritando y las sombras, convertidas en formas humanas, le tomaron por las piernas, arrastrándola hacia un agujero. Ella no hizo nada por detenerlos, se sentía vacía y triste. Ultear ignoró sus ruegos. ¿Qué sentido tenía seguir viviendo, si no era al lado de su madre adoptiva, una de las pocas personas que realmente amaba? Incluso sus últimas palabras, dichas en aquella carta, su petición de que continuaran viviendo y limpiando sus pecados, no era suficiente para convencer a Meredy de continuar adelante. La extrañaba demasiado. Quería estar al lado de ella. Era todo lo que deseaba.

***

Natsu encontró un buen refugio, en una cueva subterránea. No quiso ir adentro, no sabía si eso era seguro. Acostó a Meredy cerca de la entrada, sentándose a un lado de ella. Esperaba que ella reaccionara pronto, debían moverse y buscar cómo salir del bosque; los demás estarían buscándolos, incluido el demonio. Sin magia no harían mucho, si ese etherias los encontraba, no sabía si sería capaz de defender a Meredy y a sí mismo.

—Por ahora, debo pensar en cómo sobrevivir aquí —se dijo, cruzándose de brazos—. Maldición, ese demonio debe haberme hecho algo. ¿Meredy estará igual?

Si no recordaba mal, Wendy le explicó algo sobre primeros auxilios; que las personas desmayadas, despertaban con aromas fuertes. Quitarse los calzones, no era una opción viable. En especial, porque no confiaba en esa mofeta que lo observaba. ¿Mofeta? ¡Eso es! Ese animal era la solución a sus problemas. Estirando la manita, trató de sujetarla por la cola; el zorrillo no estaba de acuerdo, por lo que se dio la vuelta y le mostró sus dientes, en una clara señal de amenaza. Como si dijera, que al más mínimo movimiento en falso, lo dejaría más apestoso que un cadáver putrefacto.

—Ok, entendido —alejó su mano de la creatura, sin quitarle los ojos de encima—. No te molesto más. Puedes irte.

El zorrillo no se sintió satisfecho, por lo que dejó escapar un apestoso gas. La peste puso sus ojos llorosos, tosió y apenas pudo taparse la boca y la nariz con la bufanda. Desafortunadamente, para Meredy, ella si olió la flatulencia; despertándose en unos segundos. Recordó todo lo ocurrido anteriormente, sentándose con la cabeza contra sus rodillas.

Tú y yo (Natsu Dragneel harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora