Capítulo 21: Revelaciones

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—La comida está a punto de servirse —le dijo Lunet a su hijo Axel, al ver que este se dirigía a la puerta de entrada, dispuesto a salir de la casa.

—Lo sé; lo siento, papá —se disculpó el joven, con una sonrisa—. Me acaban de traer un recado del hotel, de parte de Mística. Me informa que necesita verme con urgencia. Creo que le ha pasado algo.

—Está bien, no te preocupes. Dile a Mística que si de alguna forma necesita ayuda, que no dude en hacérnoslo saber.

—Claro que sí. Muchas gracias, papá.

Nada más al entrar a la recepción del hotel, un mozo se acercó a Axel, para indicarle que su novia se encontraba en el comedor, y hasta allá fue a verla

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Nada más al entrar a la recepción del hotel, un mozo se acercó a Axel, para indicarle que su novia se encontraba en el comedor, y hasta allá fue a verla.

—¡Axel! —exclamó Mística al verlo llegar, arrojándosele a los brazos y comenzando a llorar.

—¿Pero qué te ocurre, chiquita?

—¡Dorotea! —exclamó la rubia entre sollozos.

—¿Está enferma?, ¿necesita ayuda? —Mística negó con la cabeza, aparentemente las lágrimas no le permitían continuar—. Siéntate y explícame —pidió Axel con dulzura, para después dirigirse a uno de los meseros—. ¿Pueden traerle un té a la señorita?

Ambos se dirigieron a la mesa donde estaba Mística antes de que su novio llegara, algunos minutos más tarde, un poco más repuesta y con la taza humeante en las manos, Mística se dispuso a contarle la enorme traición que había hecho su dama de confianza, al robarle su alhajero y desaparecer la noche anterior.

Axel movió la cabeza en señal de negativa, mientras una sonrisa serena adornaba su rostro.

—Ay, chiquita. Esa mujer nunca me inspiró confianza, pero tú la defendías a capa y espada.

—Tontamente creí que me apreciaba tanto como yo a ella. ¡Fui una estúpida!

—No te recrimines por hacer algo bueno. La que debería estar avergonzada es ella. ¿Quieres informar a la guardia?

Mística negó con la cabeza.

—Lo peor del caso es que aún le guardo consideraciones. Lo que más me entristece es que se llevó todos los regalos que me habías dado hasta ahora, incluyendo el bendito zafiro que nunca llegué a estrenar.

—Esas son cosas materiales y con el tiempo se recuperan, lo que me preocupa un poco es que ahora estás completamente sola, y no quiero que en esas condiciones, te quedes más tiempo en este hotel.

—Eso quiere decir que...

—Adelantaremos la fiesta de compromiso, y una vez anunciada nuestra boda, te hospedarás en la mansión.

Axel era tan bondadoso, tan noble, tan inocente, que no logró descifrar la avaricia y la perversión en la sonrisa que Mística le obsequió.

Axel era tan bondadoso, tan noble, tan inocente, que no logró descifrar la avaricia y la perversión en la sonrisa que Mística le obsequió

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Flor Imperial: Tercia de corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora