Capítulo 34: Un espejo muy peculiar

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—¿Amas a Axel? Antes de contestarme, piensa bien la respuesta.

Mística se rio con burla.

—Tú solo vienes a ver si te dejé el camino libre, maldito invertido.

Soe sonrió con ternura.

—Eres egoísta, mentirosa, bastante grosera y creída, pero si amas a Axel, como él te ama, lo podrás hacer feliz.

—¿¡Tú como diablos sabes eso?!? ¡Si soy como dices, entonces no le convengo a tu primito! —gritó la chica, sin importarle llamar la atención de las personas.

—No se trata de convenir o no. Si dos personas se aman, no importa que tan malo pueda ser uno o el otro. Lo importante es el sentimiento mutuo que es lo que brinda la felicidad. Yo por ejemplo —dijo ruborizándose—, estoy enamorado de él —confesó, señalando a Marino con la cabeza, quien guardaba considerable distancia.

Mística miró al trillizo, incrédula.

—¿De Marino? Pero el es grosero, agresivo y... —Las palabras se ahogaron en su garganta con un sollozo—... ¡Tan parecido a mí!

—¿Ahora me entiendes? —Sin poder hablar, Mística asintió—. ¿Amas a Axel?

—Más de lo que jamás amé a nadie.

—Entonces espera aquí, convenceré a mi primo para que venga a buscarte.

—No lo lograrás, él no quiere saber nada de mí.

—Tú confía en mí, no tomes la diligencia.

—¿Estás loco? Es mi última oportunidad de volver a Van Voth, si la pierdo, me veré sola, sin amistades y sin ninguna Mirba.

—¿En cuánto tiempo parte la diligencia?

—En una hora.

—Si Axel no viene antes de eso, vete, y que Dios te acompañe. —Sin esperar respuesta, Soe corrió hasta donde estaba Marino.

—¿Puedes llevarme de regreso a casa por Axel?

—¿Qué te dijo esa? ¿Qué fue lo le hizo a Axel?

—No lo sé aun, esas son explicaciones que le debe dar a Axel, no a nosotros.

—Entonces, ¿a qué vamos por él?

—A que oiga esas explicaciones.

La idea original de Lunet era ir a ver a su hijo y reclamarle a Mística, pero en el camino se topó con algunos invitados que lo detuvieron a él y a Fortunata, así que no les quedó de otra opción que inventar excusas para la cancelación de la boda

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La idea original de Lunet era ir a ver a su hijo y reclamarle a Mística, pero en el camino se topó con algunos invitados que lo detuvieron a él y a Fortunata, así que no les quedó de otra opción que inventar excusas para la cancelación de la boda.

Por su parte, Soe llegó hasta el cuarto de Axel, tocó la puerta hasta que su mano le dolió, pero, por más que insistió, Axel no contestó.

—Joven Soe —le llamó Manuela—, intente con estas —dijo, dándole un manojo de llaves—. Las encontré en el cuarto de la niña Sarabell cuando limpiaba, son de las habitaciones. —Sin agregar más, Manuela se alejó, sorbiendo algunas lágrimas.

Flor Imperial: Tercia de corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora