Esta es la segunda parte de Flor Imperial.
Han pasado solo dos meses desde la llegada de Soe a la mansión De la Rosa, y ya muchas cosas han cambiado. Nuestro protagonista de ojos bicolores ha afianzado relaciones, y aunque nunca deseó mal a nadie...
Como un pequeño extra, aquí les dejo lo que pasó con los personajes después del final, y algunos dibujillos de las felices, parejas:
Axel y Mística por fin pudieron unir sus vidas por los motivos correctos, los sueños de la rubia se vieron realizados, pues, además de que su madre estuvo en el día más feliz de su vida, ella utilizó un vestido rosa y un velo negro. Fue fuertemente criticada por las damas de sociedad, pero eso no hizo mella en su humor. Y mientras tanto, Axel, bueno, él siempre fue feliz, solo que ahora lo era un poco más.
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Izcy, decidió terminar su relación con Darío, tras una fuerte enfermedad que casi mata a su abuela. Durante ese lapso separados, Darío comprendió que amaba al ciego, y que su ausencia le dolía. Así que, siguiendo el ejemplo de su padre, fue tras el chico. No tardó mucho en encontrarlo y convencerlo de regresar a San Sebastián, pero ahora, como su pareja pública y como un habitante más de la mansión de la Rosa. Si el chico dudó medio segundo, su abuela no permitió una negativa, nada le quitaría la oportunidad de vivir en esa enorme mansión.
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Lunet y Camelia tuvieron un hermoso baroncito, al que bautizaron con el nombre de Píramo. Ante el color oscuro de la piel del niño, Lunet temía que se repitiera la historia de Gema, pero Camelia le aseguró que una familia bondadosa y unos padres amorosos evitarían que creciera con los mismos complejos que la mulata.
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Soe y Marino... bueno, ellos ya habían vivido suficientes aventuras como para necesitar más, así que se dedicaron a ser felices únicamente.
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¡Desde el fondo de mi corazón: gracias!
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