2. EARNED IT

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"En aquella noche solitaria, dijimos que no sería amor, pero sentimos la urgencia, nos hizo creer que era solo cosa nuestra, convencidos de que estábamos rotos por dentro"
                       -Earned it, The Weeknd-

Daniel cantó con la toda la fuerza de su garganta el último verso de la canción. Sentía el sudor resbalando por sus brazos y nuca, el corazón acelerado dentro de su pecho que subía y bajaba con rapidez, y la adrenalina recorriendo cada célula de su cuerpo.

La multitud de gente bajo el escenario enseguida empezó a gritar por otra canción de nuevo.

Daniel los observó, absorbiendo cada segundo que le quedaba ahí arriba con avidez, como si de una droga se tratara. Ahí arriba, se sentía en la cima del mundo. Sobre el escenario todo estaba bien. Ahí era donde pertenecía.

Pero como toda felicidad, tenía un fin.

El tipo con cabello azul entró de nuevo al escenario y empezó a dar otro discurso y Daniel regresó a la realidad. El tipo les agradeció y empezó a introducir a la siguiente banda, mientras los últimos gritos pidiéndoles otra canción se desvanecían.

Daniel tomó su bajo con una mano y salió del escenario, los chicos siguiéndolo hacia bambalinas.

Apenas había puesto un pie fuera del escenario cuando sintió el impacto de un familiar cuerpo lanzándole los brazos alrededor del cuello.

Tanya. Había sentido su mirada sobre él durante las tres canciones que habían tocado.

Esa chica era su perdición.

-Estuvieron increíbles, ¡fantásticos! - dijo Tanya separándose de él y sonriendo, toda pecas y brillantes ojos miel -Incluso los guardias en los camerinos están hablando de nosotros. -

- ¡Somos unas vergas! ¿No es cierto? - respondió Diego con aquella sonrisa tonta en su cara. - Ya sabes, me refiero a que todos gritaban y nos dejaron tocar tres canciones y normalmente, si la banda es suficientemente chingona los dejan tocar dos cuando mucho...-

-Sí, y gracias a que tuve que ir a buscar tu parlanchín culo, por poco no llegamos. No creas que lo dejaré pasar- lo interrumpió Daniel y Diego se rascó la cabeza nerviosamente.

-Danny lo siento, todo es culpa de mi mamá, me obligó a acompañarla a esa tonta reunión con su amiga. Enserio, esa es la señora más aterradora que alguna vez haya conocido...-

Daniel se dio la vuelta ignorando a su compañero de banda. En ese momento al igual que siempre después de cada show, sentía toda la emoción a flor de piel, la adrenalina recorriéndolo aún; y el idiota de Diego no hacía más que ponerlo de los nervios, pero este seguía contando su anécdota como si nada mientras seguían a Daniel al camerino.

-De todas formas, estarían hablando más si tu hubieses salido con nosotros- escuchó a Miguel decir de repente a Tanya.

-Si tanyecita, ¿ves? esas son las consecuencias de tantos favores orales que le has hecho aquí, a nuestro querido Danny, y sabes que no me refiero precisamente a leerle cuentos a la hora de dormir... ¡Ouch! - aulló Diego sobándose el brazo donde Tanya le acababa de asentar un puñetazo. Daniel negaba con la cabeza, ante la infinita idiotez de sus amigos.

-Ni siquiera te pegué fuerte- dijo Tanya a Diego, con una sonrisa de suficiencia.

- Y ya te dije que no me digas Danny, pendejo- finalizó Daniel, mientras se dirigían al camerino, que era en realidad una bodega llena de cajas con un espejo colgado en la pared.

Tanya le contaba a Mike sobre lo que había escuchado decir a un guardia cuando algo se prendió dentro de Daniel al escuchar su voz ronca y sexy.

Twisted FateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora