18. SIDE EFFECTS

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"El tiempo debería haberme enseñado la lección. Estuve buscando una señal, pero en cambio recibí un mensaje"

-Side Effects, the Chainsmokers-


TRES MESES DESPUÉS DEL SECUESTRO...

El calor bochornoso y sofocante había disminuido ahora que el sol se ponía en el horizonte y el cielo en Cancún brillaba en tonos rosas, naranjas y morados precediendo el crepúsculo.

Esteban estaba apoyado contra la pared y llevaba mirando aproximadamente quince minutos a Mike caminando de un lado para el otro, una y otra vez, con las manos en los bolsillos de sus jeans y la mirada mortalmente seria. Se encontraban en la cochera/bodega de la casa de Mike, el lugar donde normalmente ensayaban todas las tardes, sin embargo, en ese momento estaban lejos de estar practicando.

-Mike, wey... deja de hacer eso. Ya me siento mareado. - dijo Diego mientras se pasaba una mano por los cabellos azules. Estaba sentado sobre un montón de cajas con una cerveza en la mano. Tenía ojeras bajo los ojos, al igual que todos ellos.

Mike se detuvo y le lanzó una mirada reprobatoria.

-Eso, o las caguamas que te tomaste- dijo mordazmente y siguió con su recorrido.

Esteban bajo la vista a la botella que tenía en la mano. Ya estaba tibia y sólo le había dado unos cuantos tragos, tenía demasiadas nauseas...

-No puedo creer que esto esté pasando...- dijo Diego también mirando fijamente su botella de cerveza, como si contuviera los secretos del universo.

Mike se talló los ojos con fuerza y apoyó la cabeza contra el poste.

Esteban tampoco podía creer que eso les estuviera pasando. Miró a su izquierda y vio los instrumentos que igual guardaban ahí, los instrumentos que llevaban sin tocarse meses.

El tiempo que Tanya llevaba desaparecida.

Esteban negó con la cabeza con incredulidad. Tanya secuestrada... sonaba increíble, imposible.

Rayos. Ella nunca le había agradado, siempre le había parecido inmadura y tonta... pero Dios sabía que jamás le hubiera deseado algo así.

Quién sabe dónde estaría, y los horrores por los que podría estar pasando... aunque dudaba de que siguiera con vida a esas alturas... solo de pensarlo le daba más nauseas.

Y Daniel... Daniel lo había sabido antes que todos. Recordaba perfectamente la mirada nerviosa que tenía cuando terminaron de tocar esa noche y no la encontraban en ninguna parte. Le dijeron que tal vez ella se había ido a su casa en un taxi, después de todo se habían peleado, probablemente seguía molesta. Pero Esteban conocía a Daniel lo suficiente como para darse cuenta de que él no había creído ni una de sus palabras.

Y eso fue antes de que Diego encontrara aquel listón rojo de Tanya en el callejón trasero del Shadowland. Esa había sido la primera señal, pero a pesar de todo, ellos aún tenían casi la seguridad de que Tanya se había regresado a su casa. Simplemente porque no había manera en el mundo de que la hubieran secuestrado.

Daniel había estado terriblemente serio todo el camino, como si ya hubiera sabido lo que estaba pasando...

Esa misma noche mientras estaba a punto de acostarse a dormir, Mike le había llamado diciéndole que Daniel no la había encontrado en ninguna parte. Tal vez se había ido a un hotel, pero Tanya no tenía dinero, así que no.

Hicieron de todo después de eso, habían ido a la policía, pero les dijeron que tenían que esperar dos días, así que esperaron. Mientras tanto, llamaron a todos y cada uno de los hospitales de Cancún, hicieron panfletos y los pegaron en todos lados, después regresaron a la policía y llenaron los papeles necesarios; les dijeron, de una manera muy poco convincente, que harían todo lo posible por encontrarla. Todo ese tiempo de desesperación e incredulidad por parte de ellos tres, Daniel estaba espeluznantemente callado, diciendo sólo lo necesario a la policía.

Después de eso no lo habían vuelto a ver. Habían decidido darle su espacio, pero ya había pasado demasiado tiempo y apenas sabían que estaba vivo... Tanto en sus vidas había cambiado, quizás nunca volvieran a ser los mismos. Ninguno de ellos.

El cielo había oscurecido en el exterior y estaban prácticamente en penumbras.

-¡Ya! Hasta aquí llegó esta pendejada- explotó Mike de repente haciéndolos saltar a él y a Diego-Voy a darle este último día, pero mañana mismo voy a verlo quiera o no. No puede dejar todo nada más así-

-Mike, actúas como si no lo conocieras- dijo él mirando a su amigo- Ni en buenos momentos le gustaba que fuéramos a su apartamento. Si vas ahora te va a mandar a la chingada, ya lo hizo por mensaje... varias veces-

-Lo conozco muy bien, Esteban... es por eso por lo que me preocupa- dijo Mike con los ojos fijos en él.

-Bueno, entonces ya está decidido- Dijo Diego mientras daba un trago a su cerveza- Mañana mismo vamos a rescatar al damiselo en peligro. -

Esteban negó con la cabeza hacía Diego. Ya había bebido más que suficiente.

De cualquier manera, Mike tenía razón. Daniel tenía que seguir adelante, ellos eran un grupo, eran sus amigos y estaban ahí para que se apoyara en ellos.

El problema es que era Daniel de quien estaban hablando. Y él no se apoyaba en nadie.

.......

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