"Si hubiera otra persona que yo pudiese ser, entonces yo solo sería otro recuerdo.
¿Puedo ser la única esperanza para ti?
Porque tu eres la única esperanza para mí."
-The only hope for me, My Chemical Romance-
Alexander entró a su cuarto cerrando de un portazo tras él. Se apoyó en la puerta mientras se escuchaba respirar como si acabara de correr en una competencia.
Se pasó las manos por el cabello mientras intentaba no pensar en que acababa de tener la lengua de Regina dentro de su boca. O lo bien que se había sentido...
Dios, la piel le ardía con una sensación desconocida y tenía la demandante necesidad de regresar con ella... a seguir con lo que habían estado haciendo.
NO, NO, NO. Todo eso estaba muy mal, él no debería estar pensando en esas cosas. Pero todo había sido su culpa, su culpa. Cómo no se le había ocurrido que, si dormía con ella en la misma cama, iba a suceder lo que sucedió. Era sin duda lo más vergonzoso que le había ocurrido en la vida.
Y luego ella había empezado a reírse de que nunca hubieran hecho el amor. Entendía que ella no recordaba nada, estaba bien; pero había sido como si se estuviera riendo de él, como si fuera tonto el hecho de que se respetaran... Y eso lo había herido más de lo que quisiera admitir.
Nunca habían tenido relaciones sexuales, y nunca la había tocado íntimamente, pero sí que se habían besado. Y una fuerza lo había impulsado a demostrárselo. Nunca hubiera esperado la reacción de Regina. Menos la de él.
Todo se había vuelto... físico, e incontrolable. Pero lo peor es que se había sentido demasiado bien. Se había olvidado de quien era ella y de quien era él y al mismo tiempo se había sentido tan correcto. No había pensado en nada, en nada más que la imperiosa necesidad de tocarla y había deseado que ella lo tocara a él. Había sido como si no pudiera estar suficientemente cerca de ella.
Afortunadamente, Regina había levantado accidentalmente su camisa y solo el miedo de que ella lo viera podría haber aclarado su mente.
Tenía que detener todo eso. No estaba bien, no estaba nada bien. Y, sin embargo, había tenido la sensación de que Regina no había estado disgustada. Incluso, había creído que ella casi quería que siguiera... Y sólo él sabía lo bien que se había sentido tenerla bajo su cuerpo, pegada a él mientras se besaban como nunca se habían besado. Tan suave, pequeña y perfecta.
Y como el cobarde que era la había dejado sin ninguna explicación. No, tenía que hablar con ella, no podía quedarse con todas las dudas que tenía.
Alexander se dio la vuelta totalmente decidido y abrió la puerta de un tirón. Casi chocó con el cuerpo de Regina fuera de su puerta con la mano arriba como si estuviera a punto de llamar.
El choque casi la tiró y Alexander instintivamente la sostuvo contra su cuerpo. Regina jadeó mientras le sujetaba con fuerza los brazos para sostenerse. Probablemente eso dejaría hematomas...
Ambos se miraron a los ojos por unos momentos interminables. Entonces Regina se separó inmediatamente de él y se cruzó de brazos, estaba muy seria. Alexander observó aquellos bellos ojos que lo miraban fijamente e involuntariamente pasó a sus labios, aquellos que había estado besando hacía unos cuantos minutos...
-Alexander, necesito hablar contigo. - dijo ella mientras retiraba la mirada de la de él. Oh no, estaba disgustada, sabía que eso ocurriría.
-Por supuesto. - dijo él tratando de ocultar su nerviosismo. Pensó en invitarla a su cuarto, pero no estaba seguro de que fuera buena idea, mejor si no había una cama cerca.
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Twisted Fate
Romance"Por supuesto que te haré daño, por supuesto que me harás daño, por supuesto que nos haremos daño el uno al otro, pero esta es la condición misma de la existencia. Para llegar a ser primavera, significa aceptar el riesgo de invierno. Para llegar a s...