"He estado observando tu bondad mantener una solitaria compañía. Mira el fuego y piensa en mi"
-Begin Again, Purity Ring-
Un incómodo silencio reinó en la habitación mientras su nana observaba a Regina mal disimuladamente antes de voltear hacia él.
-Alexander, es tarde para que estés fuera de la cama. Vine avisarte antes de que tu papá lo haga por sí mismo. -
Alexander miro a su nana confundido. Su padre se había ido de viaje...
- ¿Ya está en casa? ¿Cuándo regresó? - preguntó sintiendo una ligera punzada en el pecho. Por el rabillo del ojo vio como Regina lo observaba en silencio.
-Sí... regresó hoy en la tarde...- dijo su nana con expresión preocupada- Creí ya lo sabrías a esta hora...-
Alexander bajó la cabeza ligeramente. Era lo usual. Sin embargo, seguía sorprendiéndole cada vez que se daba cuenta de la poca importancia que tenía para su propio padre.
-Creo que es hora de irme...- dijo la voz de Regina al lado de él.
Alexander alzó el rostro hacia ella. No... no podía irse tan pronto. No quería que se fuera todavía, e instintivamente se estiró para tomarla del brazo. Ella lo miró luciendo sorprendida.
-Espera... no te vayas-
Regina lo miró con aquellos ojos miel en una expresión indescifrable y retiró la mano suavemente de la de él. Su nana Clara se aclaró la garganta.
-Bueno, me retiro para llevar los medicamentos a tu habitación. - dijo mientras caminaba a la mesita donde estaban estos asentados. –No tarden demasiado, niños... Que tenga buenas noches, señorita Regina- dijo por último su nana y salió de la habitación, dejándolos solos de nuevo.
Alexander se sintió súbitamente tímido al encontrarse solo con ella en aquel gran espacio. Pero al ver a Regina mirándolo expectante recordó que cualquier minuto extra con ella era preciado. Sobre todo, ahora que ella le daba una nueva oportunidad...
- ¿Puedo acompañarte hasta tu habitación, por favor? - preguntó poniéndose de pie.
Para su desilusión, Regina entrecerró los ojos y lo miró con recelo.
- ¿Te refieres a quedarte conmigo? - preguntó ella, con la irritación muy clara en su rostro y los brazos cruzados.
-Bueno... sí, al camino a tu habitación... pero si no quieres lo entiendo perfectamente-añadió rápidamente. No la quería presionar.
- ¿Camino...? Ah, oh... sí. Está bien- dijo ella pasando de la confusión al alivio en un segundo. Alexander no tenía ni idea de que acababa de suceder.
Cuando se levantaba para rodear el banco de su piano, notó que la manga de su suéter se había corrido dejando al descubierto su piel. Con rapidez, se cubrió de nuevo.
Regina no pareció notar nada, simplemente asintió con la cabeza y le hizo una seña para que salieran de la biblioteca.
En el exterior, notó que Regina a su lado observaba todo con expresión maravillada. Y él no pudo evitar observarla. Era tan increíblemente bella, tan atrozmente hermosa, por fuera como por dentro, aunque ella misma no recordara su propia perfección...
Caminaron hasta estar frente la puerta color crema del cuarto de ella, la que estaba a dos puertas a la izquierda de su propio cuarto. Regalaría su piano por que los segundos duraran más con ella...
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Twisted Fate
Romance"Por supuesto que te haré daño, por supuesto que me harás daño, por supuesto que nos haremos daño el uno al otro, pero esta es la condición misma de la existencia. Para llegar a ser primavera, significa aceptar el riesgo de invierno. Para llegar a s...