26. UP IN THE AIR

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"Todas las leyes que he roto, y los amores que he sacrificado,
¿es este el final?"

-Up in the air, 30 Seconds to Mars-


Sentía las manos de Daniel recorriéndole todo el cuerpo. Todo estaba lleno de su olor, de sus sonidos, de su sabor...

Enredados en un beso furioso, la boca de Daniel la sometía a una deliciosa tortura. Tanya estiró una mano para enredarla entre esos largos mechones de cabello lacio y escuchó como soltaba un gruñido contra sus labios.

Se separó de ella solo para sonreírle de aquella manera maliciosa y enseguida volvió a besarla de esa manera ruda y desesperada, en una batalla de lenguas, dientes y labios. Tanya dejó que sus manos vagaran por el escandalosamente sexy cuerpo desnudo de Daniel, por su espalda y por su trasero. Desde su posición podía ver los tatuajes que él tenía en los antebrazos, ondulándose mientras sostenía su propio peso, y eso solo la calentó más.

Repentinamente las manos de Daniel la tomaron del cabello con fuerza, solo para profundizar el beso y ella soltó un gemido de placer.

No estaba suficientemente cerca, lo necesitaba dentro... lo necesitaba ya...

Como leyéndole el pensamiento Daniel puso las manos sobre sus muslos sin dejar de besarla, y le abrió las piernas completamente. Tan rudo, tan desesperado, tan Daniel... Tanya sintió como se frotaba contra todo su sexo húmedo mientras la tenía levantada de los muslos y abierta para él. Lo sentía duro y largo contra ella y soltó un jadeo contra sus labios sin poder evitarlo mientras sus músculos internos se contraían. La fricción era deliciosa, era tanto el placer, sentía las manos de Daniel apretándole los muslos con más fuerza mientras ambos gemían como locos.

-Daniel, por favor...- se escuchó gemir a sí misma. Lo necesitaba adentro con desesperación.

Daniel se separó de ella con una risita de burla y sintió como le pasaba la lengua por el cuello y después por entre los pechos. Tanya lo necesitaba tanto que dolía. Daniel siguió bajando lentamente por su cuerpo haciéndole cosquillas con su largo cabello, bajaba por su abdomen, por su vientre y entonces, sintió su aliento cálido sobre su centro...

El estallido de placer recorrió el cuerpo de Tanya mientras todo en su interior se contraía deliciosamente, y su propio gemido la despertó de su sueño. Tanya abrió los ojos.

Se sentó inmediatamente mirando a su alrededor frenéticamente. ¿Qué rayos...?

El sol de la mañana entraba por la ventana iluminado el cuarto a su alrededor, jadeaba como loca y tenía las sabanas enredadas entre las piernas. Pero Daniel por ningún lado, todo había sido un sueño... de nuevo.

Aquel vació en el pecho. Quería ponerse a llorar. ¿Qué mejor para no poder dejar de pensar en alguien todo el día que tener un sueño húmedo con él? Cómo si lo necesitara.

Daniel. Daniel. Daniel. Daniel.

Había sido tan real... Una prueba de que tenía sus caricias grabadas con fuego en la piel, la forma en que olía y el sonido de su risa, la forma en que la sujetaba con fuerza mientras la penetraba una y otra vez con la lengua...

Oh dios... Sentía aquella conocida humedad entre las piernas.

Tanya se puso de pie como pudo y caminó al baño para lavarse. Antes de que pasara lo del secuestro no había tenido ni idea que era posible tener un orgasmo en sueños, pero bueno. Suponía que era un mecanismo de defensa de su cuerpo y de su mente al ver con que fuerza necesitaba sentir cerca a Daniel. Y estaba agradecida consigo misma por tan magnífico regalo.

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