25. THE GHOST OF YOU

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"Al final del mundo, o lo último que veo, eres tú

Nunca volverás a casa

Y todas las cosas que nunca jamás me dijiste

Y las sonrisas que siempre me perseguirán

Nunca volverás a casa

¿Podría yo? ¿Debería yo?"


"The Ghost of You, My Chemical Romance"


Daniel entró al bar y caminó directamente a la barra, esquivando mesas e ignorando el hedor del lugar. Se sentó en una de aquellas destartaladas sillas mientras buscaba con la vista a quien esperaba. El bartender se acercó y él pidió una cerveza.

Acababa de terminar de ensayar con la banda y en dos días más tendrían un show, concentrarse en la música y en el itinerario lo ayudaba a no pensar...

El bartender le dejó un vaso frente, él lo tomó y le dio un trago.

-Hey, bro. Aquí estas. - dijo el hombre a quien había estado esperando, mientras se sentaba en la silla al lado de la suya.

-Dije que aquí estaría ¿no? - dijo Daniel secamente y sacó dinero del bolsillo de su chamarra de cuero. Discretamente se la dio en la mano. El tipo sonrió ampliamente.

-Directo al punto, ¿eh compa? - Intentó bromear el imbécil, como si él estuviera para pendejadas. Daniel dio un sorbo mientras observaba al tipo a través de sus lentes de sol.

Este miró a su alrededor para asegurarse que nadie lo estuviera viendo, y rápidamente le metió en el bolsillo de la chamarra de cuero un paquete. Lo que había ido a buscar.

Bien. Ahora se podía ir al carajo de ahí.

El otro tipo, del que sinceramente no sabía su nombre, parecía tener otros planes. Se apoyó casualmente en la barra como disfrutando del momento, como si fuera bienvenido.

- ¿Y cómo les va con la banda? - preguntó, evidentemente tratando de iniciar una conversación.

Daniel se preguntó si era tan condenadamente difícil que lo dejaran en paz.

No contestó, pero el hombre parecía no darse cuenta de las obvias señales.

-Hey, aquella chica, la que está en tu banda...- dijo el tipo con una sonrisa, y entonces chifló y levantó el pulgar en señal de aprobación.

Daniel sintió como la garganta se le cerraba y le costaba respirar.

-Si te necesito de nuevo, te lo dejaré saber. - dijo Daniel mientras la cabeza le daba punzadas. El otro tipo finalmente pareció entender que su presencia más que sobraba y la sonrisa se le borró de la cara. Se puso de pie y se fue.

-A veces me pregunto, Daniel- dijo Tanya en tono de burla. - ¿Te habían dicho que eres el as de la sutileza? Me encanta como eres tan directo, y no te importa si lastimas a alguien o no- siguió ella con el sarcasmo impregnado en sus palabras, mirándolo seriamente.

Daniel rodó los ojos preguntándose porque se empeñaba en pelear con él.

-Sabes que te encanta que sea directo...- contestó él sonriéndole para contentarla mientras la aprisionaba bajo su cuerpo. Ella trató de empujarlo lejos pero entonces él comenzó a hacerle cosquillas con una mano. Tanya se retorcía debajo de él entre risas, y sus cuerpos se frotaban deliciosamente por el movimiento.

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