06: Cambio

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Capítulo Seis: Cambio.

*Song Nih Nah*

Miércoles 24  de abril, 2013.

Al llegar a casa noto dos cosas, mamá está desesperada, y papá se le ha unido. ¿Qué ocurre y qué es lo que los tiene así? No tengo ni idea, pero tampoco me interesa, entonces, tengo dos opciones: o correr a mi habitación, o intentar pasar inadvertida.

—Song Nih Nah —error. Ninguna de las dos opciones funcionan en mi hogar.

—¿Si, papá? —digo con cuidado adentrándome a casa.

—Trae algo para que tu madre se calme.

Rápidamente, llego hasta la cocina y rebusco entre las secciones de hierbas medicinales encontrando las que podrían bajar los nervios, aunque me demoro, logro llegar con una infusión de té al comedor para que mamá lo tome.

—¿Qué te hizo tardar tanto? —pregunta papá como siempre frunciendo el ceño.

—El agua no estaba bien hervida —me excuso. —¿Ha ocurrido algo, mamá? —trato de enfocarme en lo importante y no en como los ojos de mi padre son puro y completo desprecio hacia mí.

—Ha llegado una carta, tu abuela ha muerto, Nih Nah, oh cielos, mi madre.

Trato de buscar alguna imagen de la abuela que me haga sentir nostálgica ante la noticia, pero esa anciana realmente no se merece mi cariño. Aunque, si fuera por ello mis padre tampoco. Bah, como sea. Intento fingir pena ante la noticia, acojo a mi madre en un abrazo consolándola y cuando ya ha tomado todo el té pareciendo más calmada aparece una noticia un poco más interesante.

—Tendremos que ir a Daegu para organizar su velorio —dice mamá a papá

—Sí, cariño, tendremos que hacerlo. Debemos ver el dinero, y organizar bien todo para que tu madre tenga un buen funeral.

Ambos están asintiendo, pero yo estoy perdida, eso significaría irme, dejar mis estudios por una semana mínimo y estoy  recomenzando para que eso se arruine otra vez. No quiero ir, aunque eso signifique echarme encima a mi familia otra vez.

—Yo... ¿Es necesario que vaya? —pregunto sobre sus cabezas.

Ambos levantan la mirada para observarme desconfiados, aún siento como mi pecho se aprieta ante sus miradas, pero ya ha pasado un año me debería haber acostumbrado a ello. Un poco.

—Tienes que ir —dice tajante papá.

—Pero mis estudios... —trato de contraponer bajo, pero lo suficiente para que me escuchen.

—Es cierto, cariño. Nih Nah tiene que seguir sus estudios, no podemos alejarla otra vez.

—Pero no podemos dejarla sin supervisión.

—Ya tengo 20 años, papá, por favor.

Su mirada me fulmina y quiero que me trague la tierra cuando me mira como si hubiese dicho un pecado capital.

—20 años y aún no te sabes cuidar por ti sola —dice con bastante rencor.

—Quizás podríamos darle un voto de confianza esta vez, cariño —afloja mamá.

—Para que lo rompa otra vez.

—No lo romperé —salto enseguida, podría ser mi oportunidad. —No haré nada de lo que ustedes no me digan y seguiré a la orden los horarios, por favor, no puedo ir —ruego.

Mis padres se miran  entre sí sin saber qué responder y bastante desconfiados, aunque mamá me apoye en esto del voto de confianza, sé que poco quiere aflojar, aun si terminan ambos cediendo ante una conclusión.

—Debemos ir, te dejaremos aquí, procura no hacer estupideces y no traer chicos a casa.

—Nada de eso —asiento con ganas de saltar feliz, pero eso será después.

Mis padres ordenan todo para terminar yéndose al día siguiente, lo cual quiere decir que tengo toda una semana para mi sola, lejos de las tensiones en las comidas, lejos de la continua vigilancia y muy cerca de todo lo que amo como libertad. Pero me pongo un límite, no puedo aflojarme tanto o quizás caiga también.

Jueves 25 de abril, 2013.

En la universidad parece que todo es color de rosas otra vez, es impresionante como mi visión cambia con mis padres lejos. Debería estar triste con el hecho de que mi abuela ha muerto, pero gana más el sentimiento de felicidad.

Quiero buscar a Jay y decirle lo feliz que estoy, quiero tener la libertad de jugar con él sin ser tan recatada y quiero subirme sobre su espalda para que me cargue con confianza ya que por fin puedo ocupar pantalones y no esas estúpidas faldas, pero incluso un buen día también trae malos momentos.

Por más que busco y espero a Jay en las clases correspondientes nunca llega, por más que quiero verlo él no está en la Universidad.

¿De qué sirve una semana libre de mis padres cuando no la puedo disfrutar al 100%?

Quiero llamarlo, pero no tengo su número, quiero ir a su casa, pero no tengo ni idea donde vive, solo el día que vuelve tengo la esperanza de una respuesta. Pero... es otro Jay que aparece frente a mí.

Viernes 26 de abril, 2013.

Me ignora, me aleja, y me empuja lejos.

—No quiero hablar, Nih Nah —es lo único que dice cuando me acerco.

Ni siquiera lo alcanzo a saludar cuando él se larga de mi camino. Es viernes y parece que el poco tiempo que nos estuvimos conociéndonos se acaban de esfumar. Algo debe estar mal para que él me aleje de esa forma, pero por más que quisiera insistir y saber lo que ocurre nada puede tener respuesta.

Jay no deja que me acerque, se aleja en clases y en el almuerzo también desaparece, lo que es peor cuando lo vuelvo a ver está con un grupo de chicas, charlando, besándose y jugueteando como yo desearía estar con él.

Desconcertada es una palabra pequeña para describir lo que siento, rabia quizás sea más grande. Pero prefiero que se mantenga así, alejado, quizás ha sido para mejor.

*

Lunes 29 de abril, 2013

Al lunes siguiente, solo me quedan dos días para estar sola. Trato de convencerme que el tiempo pasa rápido y no sirve de nada, dejo mis pantalones para continuar con mis faldas largas y mi ropa holgada, ordeno la casa y cuando voy camino a la universidad tomo el metro mientras leo algún libro de los que me han prohibido leer este tiempo.

Tengo tantas preguntas en mi cabeza sobre lo que ha pasado con Jay el viernes que ni siquiera me puedo concentrar en el libro. Pero aun así la nostalgia del tiempo pasando es aún peor.

El lunes no es muy diferente al viernes y el martes que le sigue tampoco lo es. Mi amigo de los primeros días ya no está, se ha alejado y desaparecido por completo.

Por eso cuando mis padres vuelven no se siente como algo tan malo, porque en si ya estoy deprimida. Significa que algo importante me estaba pasando con Jay. Ha sido para mejor, sí, lo ha sido.

—¿Cómo estuvieron las clases? —pregunta papá entrando a mi habitación.

—Excelentes, mis calificaciones han sido sobresalientes —trato de hacer la imitación de una sonrisa y sorprendentemente papá me la cree asintiendo y yendo de mi habitación.

Cuando cierra y desaparece tomo lo que sea para escribir en grande: 'Maldito, Park Jae Beom'. Rompo la hoja en mil pedazos y para finalizar mi terapia personal lo tiro a la taza del inodoro para desaparecer evidencias.

Respiro profundo y me estiro para recostarme y dormir. Así es como yo, Song Nih Nah, supero a imbéciles tatuados.

***

¿Qué pasó aquí? 🤔 Habían estado todo caramelos 😢 ¿Qué pashó? 💔

Nota: Presten atención a las fechas 👀

Changsegi

Bad Boy, Innocent GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora