Capitulo 31

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La mayor parte del tiempo lo desperdicias preocupandote por cosas tan superficiales que cuando menos lo piensas ese tiempo, que era tan valioso se a ido a la mierda, y justamente eso me pasó a mi, pase meses viendo, conociendo y conviviendo con un chico que daba todo por mi, incluso su vida, cuando dices las palabras ya no puedo perder nada más creeme no existe una mentira más grande, porque siempre, siempre tendras algo que perder y tal vez ese algo era lo que realmente importó en toda tu maldita vida.

Teniendo a Ian, en mis brazos al borde de dar un paso realmente sin retorno es cuando siento lo que significa el miedo, nunca lo habia visto tan pálido, la vida que normalmente brillaba en sus ridiculos ojos grises que siempre me cautivaron ahora también esta desapareciendo, nunca creí que fuera tan fragil.

- No quiero que te vayas, eres lo único que me queda por favor no.- Mi voz suena ahogada por el llanto que estoy tratanto de reprimir, siempre es díficil despedirte de alguien a quien amas.

- Y yo que estaba preocupado por el tema de tu inmortalidad.- Una sonrisa, que se parecde más a una mueca es lo que me regala su hermoso rostro.

- Deja de hacer bromas idiota, estas muriendo y...- Un sollozo se escapa de mi garganta.- No quiero decirte adios, no a ti.

- No lo haras, sera un hasta pronto, viví los mejores días de mi eternidad contigo.- 《Fue una maldita eternidad muy corta para mi

- Es tan injusto, Ian yo no quería que esto terminara así, yo...

- Esperabas el felices para siempre  que yo te prometí, lo siento.- Su voz es cada vez mas débil, su rostro no muestra dolor, dolor que estoy segura que siente pero esconde, porque si él sufre yo también.

- No quiero una eternidad en donde no este Ian Woker, el sexy chico que me ha salvado tantas veces y del cual estoy profundamente enoramda.- Una sonrisa perfecta aparece en su rostro, solo refleja felicidad, eso es lo único que puedo ver.

- Te amo.- Su último aliento lo utiliza en esas dos palabras, las únicas que quize escuchar tantas veces, y las cuales tienen el poder suficiente para matar mi alma.

- No...- Hundo mi cabeza en su pecho, sintiendo a los demás junto a mi pero no sintiendo algo ralmente. 

- Papa ayudame... No me quites a Ian también, tu me dijiste que mis desiciones son mi  destino, pero no se que hize para que mi destino fuera tan horrible.-

- Tú no has hecho nada malo, pero tu destino tambien depende de las desiciones de otros... a menos que decidas cambiarlo.-

- ¿Eso qué significa?

- Tu poder hija no radica en fuerza, si no en lo crees, piensas y sientes, por eso nunca habrá límites en el, cree en lo que pides y lo tendrás.

- ¿y si no funciona?

- Confia en ti, te eduqué para eso, y estoy muy orgulloso de la mujer en la que te has convertido, eres la indicada para cumplir con lo que yo no tuve el valor, nunca olvides que te adoro y que siempre estaré contigo.-
Cuando abro los ojos es como si nunca hubiera tenido esa conversación con mi padre en mi cabeza, Verónica y Marcus siguen junto a Ian, quien sigue muerto, y Nora esta junto a mi, viendome con mucha preocupación.
- No lo acepto.- Mi voz ahora es dura, aunque con pequeños suspiros acausa del llanto.
- Alana... Ya no puedes...
- ¡No lo acepto!- Grito para Ian, aunque tal vez ya no me escuche. Me levanto y voy en busca de algunas antorchas puestas fuera de las tiendas de campaña que aún están en pie. Las coloco al redodr de Ian, sólo son cuatro, y luego las enciedno, no necesito fósoforos, sólo un simple movimiento de mi mano.
- ¿Qué creíste? ¿que podías venir y ser importante en mi vida y luego simplemente morir? ¡pues no!, ¡no se te ocurra Woker!- Cierro los ojos y pongo mis manos sobre su pecho, ya no siento el calor que emanaba de él ni el sonido de sus latidos, pero estoy dispuesta a hacer que funcione de nuevo.
Me concentro en toda la energía que tengo a mi alrededor, tierra, aire, fuego y agua, todo lo siento en total contraste conmigo, con mi ser, y muy pronto también será parte de Ian.
Recuerdo todo lo que he pasado con él, y me digo a mi misma que no quiero perderlo, pongo cada gramo de mi fuerza y de mi espíritu en devolver la luz a Ian, a la persona que amo, y después... Silencio, ni siquiera siento el viento azotando mi cabello o mi piel, ni siquiera sé si lo que pretendía hacer a funcionado...

Narra Verónica

Se supone que cuando alguien muere lo dejas ir, o al menos eso es lo que yo he aprendido desde que perdí todo lo que alguna vez tuve en la Era Pulsus sin embargo Alana sigue luchando por recuperar a Ian, eso fue lo que me motivo desde el principio para ayudarla, su valor y coraje que no tiembla ante ninguna situación en las que tiene las de perder.

Cuando pone las manos sobre el pecho ensangrentado de Ian el viento se hace más denso y feroz, la tierra vibra bajo mis pies y puedo escuchar el agua correr y rugir del río que está cerca, además de que el fuego de las antorchas brilla y se eleva hacia el cielo como si tratara de devorarse todas las malditas nubes que están apunto de desarrollar una tormenta, y como si todo eso no fuera suficiente un aura completamente dorada y luminosa rodea tanto a Alana como a Ian, nadie se acerca, nadie habla ni se mueve, creo que temen que algo pueda salir mal pero.... ¡Que estúpidos! ¿No? Lo que podía salir mal ya sucedió, ahora sólo queda seguir adelante, con lo mucho o poco que te a dejado la vida, eso siempre he hecho yo, y me equivoqué al encariñarme con personas, porque a pesar de en lo que nos convirtió el Creador, seguimos siendo frágiles e inútiles personas, y como todos, morimos a diario.

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