Antes de bajar a la sala me dirijo directamente a la habitación de armas, cuando abro la puerta me sorprende que esta al tope de su capacidad, Verónica si que es buena consiguiendo estas cosas, aunque realmente no quiero saber como, así que simplemente tomo un cinturón, en donde sólo tengo espacio para tres cuchillos pequeños y una daga, no creo o mejor dicho no espero que tenga que utilizar más que eso, luego de tomar eso me dirijo a la sala en donde solamente se encuentra Verónica.
- ¿Y los demás?- Pregunto mientras me siento con las piernas cruzadas.
- Si te refieres a Ian, Marcus y Dayanne, ellos están en la biblioteca, hablando, y si te refieres a Elssa ella esta afuera, en el jardín, reuniendo a todos.- Responde mientras observa una daga como la mía, ella también escogió sus armas, y además de esas dagas también lleva una espada.
- ¿Estas nerviosa?- Me pregunta después de un rato.
- ¿Por qué?, porque voy a ir al terreno enemigo a buscar a quién me quiere muerta.- Mi sarcasmo es evidente, y solo trato de hacer la conversación más divertida.
- No, si no porque has traído al infierno mismo a la tierra.Narra Ian
Dayanne nos está explicando el plan b que ella y Elssa idearon, en caso de que el de Alana falle.
- Técnicamente lo que les estoy explicando es que habrá un grupo de transportistas que estarán al cuidado de Alana, en caso de que la situación se ponga mal abrirán un portal que la enviara a una dimensión segura.- No importa como, pero estoy a favor de que Alana no muera.
- Entonces... Si la cosa se pone fea, simplemente van a sacarla y que el resto de nosotros muera.- Interviene Marcus con molestia en su voz, yo tampoco estoy de acuerdo con eso.
- Sí, su misión es preservar a aquellos que son como Alana, para eso se les creó, y saben que lo que propone Alana no funcionará.- Sin esperar respuesta Dayanne sale de la biblioteca.
- Ian, no pode....
- Habla con otros transportistas de tu confianza, si la cosa se pone fea todos saldremos de ahí, pero sé de alguien que tiene el deber de ayudarnos.- Yo también salgo de ahí, con otro plan, uno mucho mejor que el de Dayanne pero igual de loco que el de Alana.Narra Alana
Me sorprende lo que el poder de proteger un algo en común, en este caso nuestro mundo, puede hacer, delante de mí hay un ejercito completo, cientos de guardianes armados hasta los dientes, vistiendo todos con ropas negras, y otros cientos de brujos y brujas con túnica negras hasta los tobillos, todos y cada uno de ellos se dirigen a una guerra en el que nuestro destino es totalmente insierto.
- Los brujos se han encargado de realizar un conjuro que nos hace invisibles a los ojos de los humanos, no podemos ir así por todo Aragon.- Me hace un poco de gracia el comentario de Elssa, pero sí, tiene razón, creerían que estamos locos.
- Antes de irnos, agradesco a todos y cada uno de ustedes por estar aquí, sin distinción, ahora estamos trabajando juntos, y les deseo volver a verlos cuando esto termine.- Parece que todos le tiene mucho respeto a Ian, pues después de que termina de hablar, esperan a que él marque el camino, y cuando eso pasa, Ian sujeta mi mano con fuerza, y me sonríe, es una de las tantas cosas que llevaré conmigo, en mi memoria, mientras estoy en mi primera guerra.******
El ya muy mencionado lugar es un bosque, así como en el que llegué a practicar con Ian, la única diferencia es que cuando observas este lugar aunque sea a la distancia, sabes que cuando entres será imposible salir de esos interminables kilómetros de arboles enormes.
Nos detenemos a al principio del lugar, en donde apenas unos árboles están de pie.
- Están reunidos en la parte central, ya saben lo que hay que hacer.- El grupo de guardianes y brujos se dispersa, avanzando sigilosamente y adentrándose al laberinto de árboles, solo se han quedado unos cuantos, un pequeño grupo de 5 guardianes, también estoy con Marcus, Ian, Verónica, Dayanne y Elssa.
- Están instalados en tiendas, Corina esta en una cabaña vieja que esta ahí hace años, supongo que también con Briana.- Me informa Elssa.
- ¿Cómo sabes eso?- No lo dijo cuando pregunté en donde estaban.
- Su connección es muy fuerte, pude verlo todo.- La miro entrecerrando los ojos, «bueno, tranquila, ya te lo esta diciendo ahora», me regaña mi conciencia.
- Entonces yo voy con Alana y el grupo de... Guardianes, ustedes vayan juntos y... Tengan cuidado.- Ian se despide de sus amigos, y yo de Elssa con una mirada.
Los cinco guardianes van detrás de nosotros, Ian y yo vamos adelante, ya no nos tomamos de la mano, pero sigo sintiendo su presencia, cerca de mí, dándome fuerza. Cuando mas nos acercamos puedo ver varias tiendas de campaña, una fogata apagada, y la cabaña de la que me habló Elssa, todos parecen estar durmiendo pues llegamos cuando el sol tenía mucho tiempo que había dejado de trabajar, entre los arboles veo algunos rostros, nuestro equipo esta en posición Ian les hace una señal y avanzan, haciendo el suficiente ruido para alertar a los demonios, no les gusta atacar cuando están desarmados, lo cuán es una desventaja, y lo advertí, pero como ya estoy aquí, avanzo decidida a la cabaña, sin siquiera percartarme de que Ian esta muy ocupado cortando las cabezas, literalmente de dos demonios, y tristemente ese fue mi primer error.
- Así que ahora, maldita perra vienes a atacar a mi familia.- La voz de Briana me hace voltear, y darme cuenta de que realmente estoy en el cetro de una guerra, y rodeada por algunos cadáveres, eso me provoca náuseas.
- Te recuerdo, tú y tu madre fueron las primeras que atacaron a mi familia, ojo por ojo...- La determinación que se escucha en mi voz me motiva a darle frente a esto.
- Pero ahora, ahora hermanita estas en mis terrenos.- Los ojos de mi hermana se encienden en llamas, y sus manos también, en las cuales se aprecian nuevamente bolas de fuego, fuego negro, y ¿qué es lo próximo que hago?, algo que nunca creí que pudiera hacer...
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Hidden ⭐
ФэнтезиDe un día para otro me enteré que antes de nuestro mundo hubo otro, antes de las personas que conozco hubo otras que ahora ni siquiera puedo imaginar, y lo peor de todo es que soy consciente de que ellos mismos se destruyeron... Una guerra entre dem...