Capitulo 8

4 2 0
                                    

El agua está deliciosamente fría, ahora solo dejo que caiga sobre mí, ya me he enjabonado y he lavado mi cabello, aprovecho este tiempo para pensar: esta claro que la voz de esa mujer no es nada buena pero ¿porqué pudo hablar en mi cabeza? Creí que eso solo lo hacia papá, ¿porqué dijo que yo pagaría lo que hizo mi padre? ¿Qué hizo? Tantas malditas preguntas y ni una sola respuesta, espero que Ian pueda ayudarme, se que yo puedo investigar y no quiero involucrarlo a él pero, si me puede ayudar a que esa voz no me sorprenda será muy bien recibida su ayuda, porque si de algo estoy segura es de que esa voz va a volver. Salgo de la ducha y me envuelvo en mi toalla para después vestirme con la pijama que traje antes de bañarme, seco mi cabello sin prisa porque la verdad no quiero dormir, se que si lo hago tendré sueños, pesadillas o lo que sea.
- ¿Te sientes mejor después del baño?- Doy un respingo al escuchar a Ian, no pensé que estuviera aquí.
- Me asustaste.- Digo, aunque estoy feliz, el prometió que no me dejaría sola y hasta ahora no ha roto su promesa.
- Lo siento, no era mi intención. Mmm... Lo conservaste.- Dice rosando con la punta de sus dedos las hojas de mi pequeño árbol, el que el me trajo. Yo asiento.
- Yo hice que estuviera vivo de nuevo, fue la primera cosa en la que use mi... Don, me gusta que este aquí, gracias por traerlo.
- Por nada, te vez cansada Alana.- Se acerca a mi y acaricia mi mejilla, nos miramos fijamente, verde ante gris intenso, dios como amo sus ojos, sus dedos siguen jugando en mi mejilla pero después bajan hasta mi marca, hace que me estremezca a su tacto, estoy de acuerdo en que hace poco tiempo deje de permitir que las personas me tocaran pero nunca había sentido esto cuando alguien lo hacía, sólo con él, sólo con Ian, tal vez a el sí pueda contarle porque escondo mi marca, después de todo es mi guardian.
- Desde que pude entender a los demás, mi padre me explicó que no podía mostrarle a nadie mi marca, yo no sabía porque así que se lo pregunté, el me dijo que los demás no entenderían el porqué estaba ahí, dijo que solo era una marca de nacimiento, igual a la suya, a partir de ese día no deje que nadie la viera ni siquiera Briana, la escondí, nunca me había dado... Problemas, no hasta que murió mi padre.- Respondo a su pregunta casi en un susurro, en ningún momento dejo de ver sus ojos, es la única manera que tengo de saber que piensa o que siente.
- ¿Sabes? Todo lo que ahora puedes hacer no sucedió porque tu padre muriera, de hecho fue desde tu cumpleaños número 16, tu don apenas se estaba haciendo más fuerte aunque tu padre no hubiera muerto lo que eres ahora no cambiaría, Alana.- ¿Lo que ahora soy? Sonrío irónicamente.
- Ese es otro problema más Ian, ahora ya no se lo que soy y si te soy sincera me da miedo descubrirlo.
- Ven.- Toma mi mano y me lleva al sillón color crema que esta junto a la ventana.
- Aunque no lo creas te entiendo, cuando me convertí en guardián descubrí que si existían cosas que todos pensábamos que no, jamás creí que pudiera ser inmortal, por ejemplo.
- ¿Cómo hiciste para acostumbrarte?
- Debo reconocer que al principio no fue fácil y yo también tuve a alguien que me guió, pero siempre que estaba apunto de rendirme recordaba a Lucy, es lo único que tengo de mi antigua vida, lo hice por ella.- Es increíble como Ian habla de su hermana, sí yo también quiero a Briana y es lo único que me queda además de mi tía Shira, pero no es suficiente, siempre he creído que la vida no ha sido justa conmigo. Además todo lo que quiero lo pierdo.
- No puedo hacer eso, seria como firmar la sentencia de muerte de la única familia que me queda.- Yo misma me sorprendo de lo triste que sonaron mis palabras.
- ¿Porque dices eso?- Uff si supiera. Sacudo la cabeza, no quiero hablar de eso.
- No te preocupes buscare una razón, tengo que tener una.- Le sonrio esperando a que deje de verme así de preocupado.
- Y yo te ayudare a buscarla, ahora yo tengo dos razones, tu eres una de ellas.- ¡Wow! eso si me sorprendió.
- Ok... Espero que no tengas sueño, porque yo no pienso dormir por lo menos no dentro de unas horas más.- Ian sonríe y asiente. Tocan la puerta de mi recamara y yo salto.
- Alana, por favor ábreme, quiero hablar contigo.- Dice Briana al otro lado de la puerta. Veo nerviosa a Ian y le hago señas para que entre al baño.
- Voy, espera un momento.- Le digo mientras me pongo mi bata lila a juego con mi pijama, asegurándome de que no se vea mi marca.
- Creí que no abrirías nunca.- Dice entrando.
- ¿Estabas... Sola?- Examina cada rincón de mi recamara con la mirada, y yo me pongo a rezar para que no se le ocurra entrar al baño.
- Sí, ¿qué pasa? ¿De qué quieres hablar con migo?
- Shira me convenció para que te pidiera disculpas, tu no te portaste así cuando me pelee con es chica estúpida en el instituto, lamento no ser tan comprensiva contigo todo el tiempo.
- No importa, esta bien, este cambio no ha sido fácil para ninguna, creo que solo es cuestión de tiempo.
- Sí, solo el tiempo deja todo en su lugar, y pronto eso pasará.- Por alguna razón me da escalofríos la forma en que Briana habló, fue como si sus palabras tuvieran otro significado para ella. Le doy una sonrisa fingida.
- Bien ahora que ya arreglamos esto, puedes irte a dormir y dejar que yo también lo haga, tengo cosas que arreglar mañana.- Se me acerca y me besa la mejilla.
- Buenas noches hermana.- Cierra la puerta y yo espero a que sus pasos desaparezcan por el pasillo para ir por Ian.
- ¡Uff!, estuvo cerca.- Le digo.
- Si que lo estuvo, pero ahora, dime que quieres hacer mientras te convenzo para que duermas.- Una sonrisa juega en sus labios, yo camino hacia mi cama, me subo en ella dejando un espacio para Ian, le hago una seña para que venga con migo, él lo hace en seguida, sorprendido por mi reacción supongo.
- Bien, no conozco lo suficiente a quien me guiará para ser inmortal, además eres mi guardián y mientras eso pase estaremos mucho tiempo juntos.- Le digo fijando mis ojos en los suyos, el asiente y sonríe, se recuesta en los cojines de mi cama, cruza sus brazos detrás de su cabeza.
- De acuerdo, pregunta.

Después de saber prácticamente como era su vida en la era Pulsus el cansancio ya no lo soportan más mis párpados y por fin me dejo llevar por el sueño, me acurruco junto a Ian y lo único que escucho antes de caer en picada en un sueño profundo son las palabras de Ian.
- Descansa, Alana. Y siento el beso que deja en mi frente.

Hidden ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora