Capítulo 4

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Mi problema no era la soledad, creo que debemos hacerla nuestra amiga fiel, había un deseo dentro de mí más fuerte que cualquier cosa que sentí antes. Ese deseo que me empujó a la aventura más excitante que viviría en mi vida, recordar su rubio cabello lacio y abundante eriza mi piel por completo, recordar su olor estremece hasta los lugares más ocultos de mi cuerpo. Allí estaba YO, 1,40 centímetros de gelatina parada frente a su auto sin saber si sentarme e irme con él o correr como una loca asustada, su vos fue firme pero dulce al mismo tiempo... ¡Y vaya que tenía una hermosa y gruesa voz!

-¿Vas a subir o debo bajarme y obligarte a entrar al auto?-
*Soltó una risa pícara que dejó mi mente en blanco.*

Mi cuerpo sólo obedeció sus palabras y entró a aquel auto rojo.

-¡Woow! Qué hermosa eres, mucho más que en las fotos que Sharon envió. -
*Molesta y alterada lo interrumpí.*

- ¿Disculpa? ¿Qué sharon te envió fotos?-

Sharon se negó en todo momento a mostrarme alguna foto o describirme algún rasgo que "Selectivamente escogió para mí".

-¡Claro! No salgo con cualquier chica-
*Exclamó en tono sarcástico.*

Mi mente pensaba "Que engreído éste tipo", mi momento de ira hizo que me relajara y pudiera voltear a verlo mientras conducía. Quedé sin aliento, sus ojos eran como el color del mar, tenía una hermosa barba bien cuidada, sus labios jugosos y sus manos perfectas para poseer mi cuerpo por completo.

-¿Puedes dejar de mirarme así?-
*Exclamó él*

-Estoy al volante y tu mirada sobre mí dejada al desnudo tu deseo, me pongo nervioso- *Dijo entre risas.*

-¿¡Qué estás diciendo!? A penas te conozco, ¿Cómo puedo desearte?, creo que ni siquiera me agradas.-

Había acertado y yo estaba tan avergonzada que a penas podía levantar la mirada.

-¡Vaya! Que dulce eres Anhel, tranquila, si no te sientes a gusto con ésto puedo asegurarte que al final de nuestra cita me desearás como nunca has deseado un hombre antes, me llamarás cada noche y sonarás conmigo.-

Sentí su mano sobre mi pierna apretando un poco arriba de mi rodilla de forma firme. ¿Cómo podía eso producir tantas sensaciones en mí? Toda mi piel se erizó al escuchar su amenaza.

Ojos de bengalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora